Presentaron el Festival de Cine de Cosquín: el espacio, lo político y Brasil como ejes

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Por Redacción – Nodal Cultura

Cosquín es una pequeña ciudad ubicada en las sierras de la provincia de Córdoba, en el centro geográfico de Argentina. Es la sede del más tradicional festival de música folklórica del país y se la conoce en la región por ese encuentro, que se realiza cada año durante el mes de enero.

A partir del 1° de mayo se realizará allí la 9° edición del Festival Internacional de Cine Independiente de Cosquín (FICIC). La programación, que fue presentada por Carla Briasco y Eduardo Leyrado, directores de la muestra y Roger Koza, director artístico, incluirá una importante presencia del cine brasilero. Se presentarán dos películas en la sección competitiva internacional (Baixo centro de Ewerton Belico y Samuel Marotta y Sol Alegria de Tavinho Texeira) además de una retrospectiva de la obra de André Novais Oliveira. En total serán ocho las producciones brasileras en el FICIC.

En la ceremonia de apertura se proyectará la premiada película argentina Breve historia del planeta verde de Santiago Loza. También se destaca un foco en la obra de la realizadora de cine documental –y antropóloga- Carmen Guarini, que incluye su última película sobre el maestro Fernando Birri, Ata tu arado a una estrella, además de otros cuatro largometrajes realizados entre 1995 y 2010.

Para Carla Briasco “el FICIC ha logrado incorporarse a la vida cultural de la ciudad, la comunidad en cada edición participa cada vez más y encuentra en los días del festival los momentos para compartir la experiencia colectiva de ver películas”

Además de las películas mencionadas, en la programación resaltan el estreno de Lluvia de Jaulas de César González, Pájaros suburbanos de Sheng Qiu y Ausencia de mí de Melina Terribili a partir de material recuperado del archivo del inolvidable uruguayo Alfredo Zitarrosa.


En el cierre del festival, además de la entrega de premios, se proyectará Los hipócritas de Santiago Sgarlatta y Carlos Trioni, película completamente producida en la provincia de Córdoba,  que trabaja con la comedia negra, el suspenso y el thriller.

Roger Koza: 'El cine brasilero incorpora y anticipa el presente'

Desde tu incorporación como programador del FICIC se percibe que lograron consolidar un perfil para el festival, que actualmente genera mucho interés en realizadores, críticos y públicos. ¿Cómo evalúas el trabajo que hicieron con Carla y Eduardo?
Carla y Eduardo me han prodigado una libertad absoluta para la programación. Para mí hubo una transición hacia mi trabajo en la dirección artística cuando Rosendo Ruiz filma 3D. En esa película participan Nicolás Prividera, Gustavo Fontán, José Campusano y algunas otras personas, cuya presencia indica que una suerte de comunidad dispersa vinculada al cine independiente estaba agrupada en Cosquín. De lo que me doy cuenta viendo la película es que yo solo tenía que ordenar ese flujo nuevo, que no era el del inicio del festival, ya que no era tan definido y tenía contradicciones. En esa tercera edición esto se empieza a esclarecer.
Mi lectura de ingreso al festival fue que veía podía consolidar eso y añadirle una dimensión internacional, siempre en la medida de las posibilidades que teníamos.
Aproveché mi relación con otros festivales y mi función de programador en alguno de ellos. Eso me permitía, en algunas ocasiones, hacer arreglos para llevar películas que de otra manera hubiera sido difícil que llegaran a Cosquín. De esa manera podía atravesar algunos problemas, incluso los económicos como el derecho de proyección que todos los festivales pagan, mucho más en este momento.
A partir de la libertad que me dieron para programar, me es fácil establecer una línea estética que trata de ser siempre lo más generosa posible pero con una cierta idea de cine. Una programación que no esté perturbada por la coexistencia con la voluntad de ser generoso con el público. Busco que el público siempre tenga que mantenerse en la dialéctica entre lo exigente y lo conocido. Que sienta que algo lo puede ver sin esfuerzo, por ejemplo Breve historia del planeta verde de Loza, se proyecta junto a Pájaros suburbanos, que quizás sea más difícil y exija algo de esfuerzo. Y que salga de allí y se encuentre con Lluvia de jaulas, de César González. Las películas en su conjunto van cobijando en ese entramado al espectador. Si a alguien le toca justo ver la más difícil y no quiere hacer ese esfuerzo, puede que se quede afuera. Ese es el riesgo que un festival tiene que tomar.

Hiciste un festival político en el más intenso y más profundo sentido de la palabra ¿Por qué tomás esa decisión?
El cine no puede escindirse político en general. Cuando hablamos del orden político habría 3 dimensiones. La dimensión global, la regional / nacional y una de las micropolíticas. Yo pienso la programación en esos términos. Obviamente no sujeto una película solo a su dimensión política. Y entiendo que las dimensiones singulares y privadas del placer también pueden ser concebidas como políticas. Pero siempre tengo en cuenta estas cuestiones. Si uno tiene en cuenta esto, aparece una idea política en la programación. Refiere a una idea general, y lejos de tener vergüenza de hacerlo, uso una categoría que han usurpado y han infectado: el concepto político es el progresismo, en tanto creo que las películas pueden ayudar a destrabar formas fijas de ver experiencias injustas y de existencia donde hay excesivos grupos sufrientes, que podrían no sufrir. Desde ese lugar de lo que podemos entender como progresismo, en el FICI hay una idea política.

Al presentar la programación mencionaste el espacio como uno de los ejes para leerla es el espacio. ¿Cuál esta idea del espacio en el cine?
Yo cité a Manny Farber que tenía un concepto muy peculiar del espacio. Para él era la entidad cinematográfica por excelencia e hizo un muy interesante análisis al respecto. Sin duda el espacio es una dimensión fundamental en el cine: alrededor de él se organiza la puesta en escena; la relación entre la locación y la puesta en escena; lo que queda afuera en el orden del espacio –el fuera de campo es el modo en que el espacio no es ocupado pero sugerido-. Entonces siempre tengo eso en mente como categoría de lectura.
Este año es además del orden de lo evidente. En la película israelí En el desierto, es una película que trata sobre un espacio concreto. Con una distancia de 4 kilómetros entre una zona desértica de palestinos e israelíes, con el mismo espacio, la misma geografía y el mismo clima, las dos formas de vida son antitéticas. No tienen absolutamente nada que ver. Aquí surge de la construcción del espacio un problema político. El problema político de la ocupación, de lo originario y cómo un espacio deviene estilo de vida.
Lo mismo ocurre con la película china Pájaros suburbanos, donde el director intenta filmar la inadecuación entre sus recuerdos del pueblo donde él creció y la importante ciudad que es hoy. Su memoria espacial ya no corresponde con el desarrollo de la ciudad. No puede encontrar su lugar, está yuxtapuesto con el desarrollo vinculado a un sistema socio económico. Sol alegría cuenta como en Brasil hay un montón de sujetos que ya no tienen lugar en el espacio público. Se tienen que refugiar en una suerte de comunidades imaginarias para resistir casi desde la clandestinidad, que es una de lo que plantea casi lúdicamente la película. Y Baixo centro refleja que en Belo Horizonte, donde hay zonas que no son solamente de litigio sino prácticamente de toque de queda potencial, no hay espacio público para transitar.
Cada película puede ser leída así. A mí me resulta muy interesante que un espectador pueda pensar una programación a partir de una categoría como esta. No es la única forma, pero es una posible.

¿Por qué la presencia del cine brasilero en el FICIC?
Yo sigo particularmente el cine de Brasil porque encuentro que incorpora el tiempo presente, algo que no sucede en la ficción argentina, que lo elude. Brasil lo incorpora y lo anticipa. Esa es la razón porque hay tanto cine brasilero en el FICIC. Porque la ficción brasilera es el contracampo y el contrapeso que yo encuentro con la ficción argentina. Por eso aparece de esta manera en los años que llevo dirigiendo el festival.
En ese sentido en Brasil el cine de ficción interviene simbólica y constantemente con lo real. Absorbe lo real y generalmente lo devuelve con algún indicio de ciencia ficción. Como si la única forma de leer el presente, que es tan violento, sea encontrando un giro lúdico a través de la ciencia ficción, así se lo puede ver de otra manera.

Programación

Competencia internacional de largometrajes

Baixo centro / Bajo centro, Ewerton Belico, Samuel Marotta, Brasil, 2018
Construcciones, Fernando Restelli, Argentina, 2018
De nuevo otra vez, Romina Paula, Argentina, 2019
In the Desert: A Documentary Diptych / En el desierto: un díptico documental, Avner Faingulernt, Israel, 2018
Lluvia de jaulas, César González, Argentina, 2019
Los miembros de la familia, Mateo Bendesky, Argentina, 2019
Río, Santiago Canel, Argentina, 2019
Sol Alegria / Sol alegría, Tavinho Texeira, Brasil, 2018
Suburban Birds / Pájaros suburbanos, Sheng Qiu, China, 2018

Pájaros suburbanos

Ausencia de mí, Melina Terribili, Argentina, 2018 / (Fuera de competencia)

Foco Carmen Guarini

Ata tu arado a una estrella (2018)
El diablo entre las flores (2004)
Gorri (2010)
Jaime de Nevares: último viaje (1995)
Meykinof (2005)

Retrospectiva André Novais Oliveira

Domingo (2011)
Ela Volta na Quinta (2015)
Fantasmas (2010)
Pouco Mais de um Mês (2013)
Quintal (2015)
Temporada (2018)

Ela Volta na Quinta

Nuestros Autores

Corsario, Raúl Perrone, Argentina, 2018
Diario de “El Loro y el Cisne”, Alejo Moguillansky, Argentina, 2018
Minievo, Rosendo Ruiz, Argentina, 2019

Se viene el gauchaje

El cura gaucho, Lucas Demare, Argentina, 1941
El último montonero, Catrano Catrani, Argentina, 1963
Yo maté a Facundo, Hugo del Carril, Argentina, 1975

 

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