Conciertos silenciosos

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Los conciertos “silenciosos” llevan la música a edificios públicos de Chile

Los aplausos entre canciones en este edificio público en Santiago alteraron este viernes la atmósfera del concierto sin altavoces donde el sonido solo se transmitió a través de unos cascos inalámbricos que cada espectador recibió al entrar.

Las visitas continuaron este viernes como de costumbre en el Museo de Historia Natural sin percatarse que mientras, al fondo, casi cien personas con auriculares se movían al ritmo del rock de la banda chilena Kuervos del Sur, durante uno de los cinco conciertos “silenciosos” de los últimos dos meses.

Los aplausos entre canciones en este edificio público en Santiago alteraron este viernes la atmósfera del concierto sin altavoces donde el sonido solo se transmitió a través de unos cascos inalámbricos que cada espectador recibió al entrar.

“Pueden cantar si quieren”, recomendó Jaime Sepúlveda, el vocalista de la banda, para así llenar los espacios vacíos.

El público cantó y se soltó rápidamente al escuchar los temas de su grupo favorito en alta calidad, casi como si estuvieran solos en sus casas.

Los visitantes del museo fueron los más sorprendidos al pasar por el gran esqueleto de ballena en el centro de la sala y encontrarse tras él a cien personas moviendo la cabeza ante un grupo de rock silenciado.

“Tan solo unos golpecitos en comparación con lo que se oiría con una amplificación habitual”, explicó a Efe Andrés Nacrur, cocreador de esta iniciativa.

El proyecto ha sido impulsado por la empresa Sono Chile, que, junto a la Municipalidad de la capital chilena, ha organizado cinco conciertos en museos y palacios con una tecnología “poco invasiva”.

“Hace unos años vi que Metallica tocó en la Antártida con el mismo sistema para preservar el medio ambiente y la fauna del lugar. Y pensé que se podía aplicar en cualquier espacio de la ciudad, como azoteas o parques, sin tener que invadir ni molestar a los vecinos”, agregó Nacrur.

Esta tecnología, todavía poca usada en Chile, se ha empleado en “fiestas silenciosas en Europa”, unos encuentros en los que las personas también llevan sus propios cascos de música y en los que solo se escucha a “gente conversando”, aseguró Nacrur.

Durante una hora, Kuervos del Sur encandiló al público que se acostumbró a esta forma individual de escucha, que permite regular el volumen y obtener una mayor calidad sonora.

“En un gran concierto el sonido que recibe el público depende mucho de la ubicación en la que se encuentre. Con los audífonos escuchas todo con claridad independientemente de donde estés situado”, agregó Nacrur.

La Municipalidad de Santiago ha querido explotar esta oportunidad y ocupar espacios públicos en los que no se suelen realizar conciertos por temor a molestar o porque el espacio no permite altos niveles de música.

“Es bien extraño tocar de está forma”, confirmó en mitad del concierto el vocalista, cuya potente voz fue el único sonido difícil de amortiguar entre las paredes de este histórico museo, que casi cuenta con 200 años de historia.

Este es el tercer concierto que el Museo de Historia Natural de Santiago acoge en sus instalaciones pero este es el primero en el que no se puedo apreciar “la muy buena acústica del lugar”, explicó a Efe Cristian Becker, el director de este espacio.

“De momento la acogida ha sido buena. La gente todavía se tiene que acostumbrar un poco. Sigue siendo algo raro aunque todos están habituados a escuchar con sus audífonos música en la calle o el autobús”, concluyó Nacrur.

Al público rockero no le incomodó este sistema y hasta se le hizo corto el concierto, ya que en repetidas ocasiones reclamó a Kuervos del Sur que tocara una canción más.

Los encuentros “insonoros” son una actividad gratuita, que se inició a principios de abril y concluirá el próximo 24 de mayo con el grupo Paracaidistas en el Museo de Artes Visuales de la capital.

Las cinco bandas que participaron en esta iniciativa son de origen chileno y de géneros muy diversos con toques de hip hop, indie y reggae y han reunido entre cuarenta y cien personas en cada evento musical.

The Clinic

 

 

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