Cine de Jardín

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Cuarta versión del Festival de Cine de Jardín estrenará teatro

Habrá invitados como Vicky Hernández, Humberto Dorado, Lisandro Duque en el evento que se realizará entre el 18 y 21 de julio.

El turístico municipio de Jardín en el suroeste de Antioquia se prepara para celebrar la cuarta versión de su festival de cine. En esta ocasión, gran parte de las funciones tendrán lugar en el remodelado teatro municipal.

El festival será inaugurado el jueves 18 de julio a las 7:30 p.m. con el reestreno de la miniserie ‘Simón el Mago’, obra de Víctor Gaviria.

Al igual que todas las películas que hacen parte de la Muestra Patrimonio Cinematográfico Colombiano, esta fue restaurada, según indica la organización.

El evento inaugural también contará con la presencia del cantautor Carlos Alberto Palacio Lopera, más conocido como ‘Pala’.

Entre los principales invitados se destacan actores con amplia experiencia como Vicky Hernández y Humberto Dorado, además de Lisandro Duque, uno de los directores con una amplia trayectoria no solo audiovisual sino también académica, y la documentalista Gloria Triana.

Otro de los eventos más importantes es la Muestra Nacional de Cortos Caleidoscopio que cuenta con el patrocinio de Dago García Producciones. De acuerdo con la Corporación Antioquia Audiovisual, fueron seleccionados 20 cortometrajes de 198 solicitudes de inscripción.

La proyección será el sábado 20 de julio a las 6:30 p.m. en la Institución Educativa Moisés Rojas Peláez.

Consulte aquí para ampliar la programación.

Caracol


‘Para mí es duro verlo. Es como un retrato de mi locura haciendo cine’

Por estos días, Víctor Gaviria está atacando varios ‘chicharrones’. Así llama el cineasta paisa a esos problemas de último minuto que le surgen en la organización del Festival de cine de Jardín, ese precioso pueblo del nororiente antioqueño, famoso por sus dulces de leche y enmarcado en casas coloridas de estilo colonial.

Es la cuarta edición del certamen, que a partir de este jueves 18 de julio y hasta el domingo 21 se enfocará en el patrimonio, una idea que “nos surgió luego de la reapertura del teatro del pueblo, hace como un mes, que fue restaurado y es una joyita en madera. El festival es el primer acto cultural que se celebra allí”, le cuenta Gaviria a EL TIEMPO.

En temas de patrimonio, hay mucha tela para cortar: Jardín como tal es “una joya de la colonización antioqueña”, motivo por el que el festival ha destinado, en su apartado académico, un módulo de discusión sobre el desarrollo del pueblo, de lo que debe identificarse para conservar o transformar, de la mano de una autoridad en el tema, del arquitecto y licenciado en Historia del Arte Carlos Niño Murcia. Además, se hablará de los baraqueros del Río Cauca, los saberes campesinos del Oriente Antioqueño y la importancia histórica del chucu chucu, esa pegajosa cumbia electrónica que se popularizó en la capital antioqueña.

Gaviria es un tremendo contador de historias cinematográficas, basadas en esos mundos marginales y hostiles de su natal Medellín, con una narrativa y estilo particulares que se han convertido en su sello indeleble. Una filmografía breve, pero contundente dan fe: La vendedora de rosas, Rodrigo D: no futuro, La mujer del animal y Sumas y restas.

Pero, sobre todo, Gaviria (Medellín, 1955) es un gran conversador, que comenta y recuerda con calma y humildad unos logros que cualquiera envidiaría en esta naciente industria local, pues además de su labor como director artístico del Festival de Jardín y de haber dirigido la Cinemateca Municipal de Medellín, está en la preproducción de su próxima película y acaba de ser invitado a formar parte de la Academia de Cine de Hollywood.

“Yo me enteré por los medios –se ríe–. Yo debo decirte que no sé cómo va a ser la integración a la academia, a mi me invitaron a ser miembro de la academia como escritor, como guionista -cuenta el realizador-. Como sea, la invitación ya es una emoción, la gente me felicita, tu sabes que Hollywood es el que le da valor, sentido, al cine en el mundo. Interesante que ingresemos estos nuevos miembros que somos de la periferia, es como ir de los márgenes al centro, somos de cinematografías menos comerciales y más de autor y experimentales. Es la posibilidad de opinar,de alguna manera. También es el reconocimiento a ese cine que se hace en otras partes, Filipinas, Vietnam, Irlanda, Latinoamérica, Portugal…es una maravilla, creo que es como incluir esos puntos de vista de los cines que no son Hollywood».

Películas y patrimonio

Gracias al crecimiento exponencial del Festival de cine de Jardín, esta población se ha convertido en la mira de noveles cineastas, cinéfilos y estudiosos de la cultura y de los contextos sociales y políticos actuales. «Es muy lindo que vaya tanta gente, el pueblo se convierte en un lugar de encuentro para hablar y ver buen cine. Y que ese sea un pretexto para hablar de otras cosas, del país», expone Gaviria.

El año pasado, el certamen contó con unos 8.000 asistentes -eso es casi toda la población de Jardín- y según los cálculos de la organización tienen siete eventos simultáneos con cupo para unas 1.500 personas. «Tristemente, los demás se están quedando por fuera. Y esa es la queja permanente, que la gente empieza a peregrinar de un lado a otro, porque no caben. Hoy les pedimos es un poco de paciencia, porque ya estamos trabajando al futuro a ver cómo mejoramos en eso», asegura el director artístico.

La programación de la cuarta edición incluye películas colombianas que se restauraron digitalmente: Garras de oro, el archivo de los Acevedo, Bajo la tierra (que dirigió Santiago García, a finales de la década de 1960), Flores del valle, Visa USA, La mansión de Araucaima, la serie De amores y delitos, que produjo Audiovisuales, y Simón el mago, inspirado en el cuento de Tomás Carrasquilla, que será el filme inaugural.

La última pregunta para Gaviria es sobre el documental que su hija Manuela produjo sobre él. «Para mí es duro verlo», comenta. «Es como un retrato de mi locura haciendo cine, de ese reclamo que a veces hacen los hijos porque prestas más atención a otros hijos de la ciudad, esos que he conocido y querido tanto, que están consumidos por la pobreza y la delincuencia…y que terminan siendo como un extravío de mi tiempo».

El documental se titula Como el cielo después de llover y acaba de pasar por el Mercado Audiovisual de Bogotá (BAM) en busca de coproducción para su finalización. Es una mirada a la aventura de hacer cine y una suerte de psiconálisis de la familia.

«Los cineastas de hoy, no solo por la disciplina y la formación que han recibido, no quieren contar muchas cosas. Sus producciones van más allá del lenguaje narrativo, son sutiles, particulares, algo más polivalentes. Yo, con mi cine, estoy lejos de ahí», dice Gaviria.

El Tiempo

 

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