Cien años de Benny Moré

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El Benny en el corazón de los pinareños

Hace 100 años nació en Santa Isabel de las Lajas, Cienfuegos, Bartolomé Maximiliano Moré Gutiérrez (Benny Moré). Tataranieto del rey congo Ta Ramón. El niño pareció siempre destinado a la grandeza, pero su camino a la gloria estuvo lleno de escollos.

Virginia, su madre, relataba que desde muy pequeño se aficionó a la música, pues pasaba el día entonando las canciones de moda, dirigiendo orquestas imaginarias e inventando instrumentos con palos y latas de leche.

Cursó hasta cuarto grado en la escuela de instrucción pública José de la Luz y Caballero, donde destacaba por su talento para la lectura y las matemáticas y su letra limpia y redonda, pero tuvo que abandonar los estudios ya que debía tributar a la economía de su hogar, sumido en la pobreza.

Bartolo era delgado y simpático. Cuando reía, dos colmillos largos sobresalían en su boca, lo que dotaba de cierta expresión graciosa a su rostro. Tenía una energía muy especial. Animaba con sus cantos las jornadas del campo y era muy apreciado entre los agricultores.

En las noches cantaba también, para evitar que su madre se quedara dormida y se fuera a quemar con la plancha de carbón con la que se afanaba sobre las ropas de los ricos.

«Me voy para La Habana a ver si triunfo en la música, para que tú no tengas que lavar y planchar más», le dijo un día a su vieja y partió escondido en el tren a probar fortuna en la gran ciudad.

Durante cuatro años, deambuló con una guitarra por distintos antros de la Habana Vieja. En los muelles de esa urbe solía amenizar las noches de los turistas. Una vez Siro Rodríguez, integrante del trío Matamoros, lo escuchó cantar en el bar El Templete y la piel se le erizó ante la voz afinada y potente de aquel muchacho.

A partir de entonces, lo empezaron a llamar para que trabajara ocasionalmente con el conjunto hasta que se ganó un puesto fijo por su buen carácter e innegable talento.

Por esa época realizó sus primeras grabaciones en discos de 78 revoluciones por minuto. Cuentan que escuchar su voz grabada le causó tal impresión que se paseaba por el estudio con las manos en la cabeza, los ojos llenos de lágrimas y la cara iluminada por la felicidad.

Con «Matamoros» viajó a México en 1945 y cuando la gira acabó y los músicos determinaron volver, Bartolo quiso quedarse a ver que le deparaba el destino en aquel país.

Los directores Arturo Núñez, Rafael de Paz y Mariano Mercerón lo contrataron en sus orquestas. Luego se unió a Lalo Montané en el dúo fantasma que cautivó al pueblo mexicano con los antológicos temas La Cocaleca y Parece que va a llover.

En 1948 trabajó como primer cantante de la orquesta del célebre compositor y director Dámaso Pérez Prado, con el que grabó los éxitos Bonito y sabroso, Mucho corazón y Ensalada de mambo, entre otros. Se afianzaba de este modo la carrera artística del hombre al que todos empezaron a llamar El Príncipe del Mambo.

La nostalgia por su tierra y su familia no se hizo esperar y el sonero regresó a su Isla a cultivar los afectos de un pueblo que todavía no le conocía bien. Acariciaba el viejo sueño de crear su propia orquesta, una jazz band plena de metales, para acompañar la música que le sonaba desde niño en la cabeza.

Llegó a ser tan querido por los cubanos, que cuando cantaba en el Centro Gallego de La Habana, las aceras y los jardines del Capitolio se desbordaban de gente.

Los vueltabajeros tuvieron también la dicha de admirar su arte en el Liceo de Consolación del Sur, en San Juan y Martínez y en la Colonia Española de Pinar del Río (actual Palacio de Computación), donde deleitó al público con su dinamismo en el escenario y su gracia natural.

El Benny en el corazón de los pinareños

Todavía se le recuerda con admiración en esta occidental provincia. A su centenario estuvo dedicada la gala Te quedarás, realizada en el teatro José Jacinto Milanés el pasado 22 de agosto.

Sus composiciones fueron defendidas por destacados artistas como Mayito Rivera, Fernandito Sánchez, Servando Blanco, Bell Strada, Yaima Padrón, Lizet Mato, Panchito Esquivel, Gerardo Povea, Justo Luis Montier, la compañía danzaria Bailarte y el pianista William Zambrano.

«Te quedarás» se ha consolidado desde hace cinco años como un proyecto artístico-cultural para la defensa de la música popular cubana. Laura Anabel Acanda Sotolongo, promotora sociocultural del consejo popular Carlos Manuel, es la gestora principal de esta iniciativa.

«Un día, viendo la película El Benny, dirigida y coescrita por Jorge Luis Sánchez, se me ocurrió crear un evento que honrara la memoria de este cantante de raigambre popular, pues grandes fueron su legado y la gloria que trajo a este país. Cada mes de agosto convocamos desde entonces a directores artísticos, músicos y autoridades locales y armamos todo un espectáculo al que la comunidad confluye para evocar la obra invaluable del Bárbaro del Ritmo», afirma Laura Anabel.

El Benny en el corazón de los pinareños

El Benny en el corazón de los pinareños

Guerrillero

 

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