«Ayotzinapa cambió al arte»: Cinco años de la desaparición de los 43 normalistas

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Arte que construyó el luto por Ayotzinapa

De los papalotes con los rostros de los 43 desaparecidos que voló Francisco Toledo hasta sus imágenes coloridas en legos de la pieza del artista chino Ai Weiwei. Sus rostros son la imagen de Ayotzinapa que se ha multiplicado en el mundo.

Desde octubre de 2014, la reacción de artistas y escritores a los trágicos hechos de Ayotzinapa fue inmediata: murales, acciones poéticas, performances, obras de teatro, documentales, libros, instalaciones y exposiciones han sido formas de evidencia y denuncia, investigación en busca de la verdad, elaboración del duelo y representación visual, crítica y dramática de una de las mayores tragedias ocurridas en la historia de México. Los artistas han llevado esos rostros más allá de las fronteras del lenguaje artístico

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“Ayotzinapa”, de David Huerta, es un poema que le encargó en 2014 Francisco Toledo para una instalación de Día de Muertos en el MACO. El propio Huerta considera que esos versos ya no le pertenecen: “Son de la comunidad que apoya solidariamente, en el mundo entero, a los padres de los normalistas asesinados y desaparecidos en Iguala”. El poema fue divulgado por el blog londinense Asyomptote, que lo publicó en varios idiomas, por iniciativa de la editora Sophie Hughes.

En diciembre de 2014, Toledo voló en Oaxaca papalotes con los rostros de los 43 estudiantes. Decía que la acción “se hizo recordando que en el Istmo oaxaqueño se vuelan papalotes para que las almas bajen a través del hilo; como suben tanto, las almas bajan»

Para el curador en jefe del Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC), Cuauhtémoc Medina, lo que hizo Toledo fue “salir del marco normativo de lo que entendemos por protesta en México. Desaó el mito social, atrajo una práctica que está en relación con la cultura —esa sí indígena— mostrando cómo se expresa el luto. Esa pieza, inolvidable, ha cambiado el régimen de representación”.

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La obra Nivel de conanza, de Rafael Lozano-Hemmer, es otra pieza memorable en torno de Ayotzinapa. El artista revirtió usos de la tecnología de vigilancia —diseñada para buscar culpables, la utilizó para buscar a las víctimas— y puso en duda la creación de una obra de arte en torno de una tragedia. La pieza funciona a partir de un software y una pantalla frente a la cual se ubica el espectador; el sistema hace un reconocimiento facial y le compara con los 43 estudiantes, buscando con cuál de ellos coinciden más los rasgos de ese espectador.

Esta pieza ha sido distribuida en más de 50 fundaciones, bibliotecas y universidades, y vendida a dos colecciones —MUAC y Giverny de Montreal—; todos los recursos generados han sido para apoyar a las familias y a Amnistía Internacional. Lozano-Hemmer no habla de ella como obra de arte sino como estrategia política y crítica: “No tiene que ver con las propuestas estéticas Quiero distanciarme de la forma como algunos artistas hacen propuestas estéticas. Quiero distanciarme de la forma como algunos artistas hacen un arte oportunista con estas tragedias. Lo interesante para mí es la idea de que el artista es un ciudadano y que como ciudadano reacciona a lo que tiene alrededor”.

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Ante el caso de Ayotzinapa, el MUAC ha recibido a los padres de los 43, promovido encuentros, exposiciones y otras bajo un concepto más amplio, como No me cansaré, cuyo nombre derivó del hashtag #nomecansare que surgió de la frase del exprocurador Jesús Murillo Karam: “Ya me cansé”.

Las dos grandes exposiciones en el MUAC han sido las de Forensic Architecture y la de Ai Weiwei, que aún se expone. “Forensic generó una plataforma digital extremadamente ambiciosa, a partir de los datos sobre esa noche en Iguala y tiene una conclusión evidente: mostrar visualmente la imposibilidad de la llamada ‘verdad histórica’”, explica Medina.

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En buena medida, cuenta el curador, la intervención de Forensic motivó que Ai Weiwei creara la obra que presenta en el Museo, “ese doble abordaje de la violencia estatal en China y México, en el marco de un contexto histórico”. Hubo en el Centro Prodh un encuentro no planeado entre Ai Weiewei y los padres de los 43, y eso lo llevó crear las piezas de la exposición y realizar un lme que se exhibirá en 2020.

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En pantalla. Ayotzinapa, el paso de la tortuga, cuenta el director Enrique García Meza, es un documental que comenzó a realizar a unos cuantos días del 26 de septiembre de 2014. Producido por Bertha Navarro y Guillermo del Toro, el documental sigue llegando a comunidades apartadas donde le piden al director su exhibición, también se exhibe actualmente en Netflix.

“No queríamos hacer un paneto. Me siento un poco frustrado, quería que el documental abrazara a los papás, pero la mitad no lo ha visto; dicen: ‘No lo quiero ver porque voy a chillar; no quiero ver a mi hijo ahí… pero agradezco lo que has hecho’. Quise ser muy cuidadoso, no se trata de promocionarme, es promocionar Ayotzinapa, y esta historia”, recuerda el director. En el teatro, la obra Las lágrimas de Edipo relaciona el mito griego de Edipo, ciego, con otra de las tragedias de Iguala, la de Julio César Mondragón, el normalista que fue desollado. “El caso Ayotzinapa signica muchas cosas —arma Cuauhtémoc Medina—: fue el momento en que la distancia e indiferencia social se quebró. Ligó el momento de protesta y producción cultural, y se ha vuelto referente mundial, y piedra de toque del juicio al gobierno de Peña, caracterizado por una mezcla de desidia, falta de empatía y el racismo y clasismo con que se aborda la violencia en este país. Tenemos una clara diferenciación de aquellas vidas sobre las que se llora y las que no. Ayotzinapa ha sido muy importante en la historia de la representación, es un caso que tiene que ver con la importancia de la relación entre política y visualidad en redes, y el modo en que las imágenes están construyendo nuestro tiempo. La brutal e incomparable imagen del desollado, Julio César Mondragón, es uno de los hechos más signicativos en la historia visual de este país. Es la vergüenza que este país representa. Su rostro es uno de los resúmenes más inmediatos de lo que este país significa”.

El Universal


El caso Ayotzinapa: una cartografía de la violencia

Por Gabrielle Vinós

Forensic Architecture diseñó una plataforma de investigación sobre el caso Ayotzinapa, misma que reconstruye los hechos bajo una metodología arquitectónica.

El 7 de septiembre a las 11:00 am en el Centro de Derechos Humanos San Agustín Pro Juárez (Centro Prodh) se presentó una plataforma de investigación sobre el caso de Ayotzinapa desarrollada por Forensic Architecture. El lanzamiento de la plataforma se enmarca en la inauguración de la exposición Forensic Architecture. Hacia una estética investigativa, que permanecerá en el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC) hasta enero del 2018.

Forensic Architecture es una agencia de investigación enfocada en generar evidencia espacial y multimedia con respecto a la violación de los derechos humanos. En el caso de Ayotzinapa, Forensic Architecture realizó una cartografía de la violencia en colaboración con el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) y el Centro de Derechos Humanos San Agustín Pro Juárez (Centro Prodh), organismos responsables de comisionar el caso al equipo de Forensic Architecture.

Esta plataforma de investigación en formato de cartografía es una reconstrucción visual de los eventos y acciones acontecidas entre el 26 y 27 de septiembre del 2014, en la ciudad de Iguala en Guerrero, contra los estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa; evento en el que se destaca la desaparición de 43 estudiantes, así como la implicación de múltiples grupos de la policía federal, ministerial y estatal; miembros del ejército y agentes del crimen organizado.

La cartografía se realizó mediante el análisis de 400,000 páginas que conforman el expediente del caso realizado por la Procuraduría General de la República (PGR), los dos informes del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) y un libro del periodista John Gibler.

La investigación se empalma con casos abordados por Forensic Architecture en Siria, Indonesia, Irak, Palestina y Guatemala, en los que de forma semejante la violación de los derechos humanos ocurre por parte del Estado y sus agencias, de forma directa contra las personas y la evidencia. El director de Forensic Architecure, Eyal Weizman, señaló que esta fórmula de violencia contra los individuos y la evidencia es la ecuación que permite la ejecución e imposición de la desaparición forzada.

Una de las labores principales de estas investigaciones es generar nuevas relaciones de entendimiento a partir del contenido recabado en testimonios, imágenes y documentos que se encuentran disponibles al público. Esta metodología, denominada «minería de datos», resalta el valor en la gran cantidad de información a la que se tiene acceso en la actualidad gracias a la tecnología. Ante esta herramienta, Eyal Weizman afirmó que «hay formas en las cuales la sociedad civil puede hacer uso de las tecnologías para contraatacar las violaciones del Estado y realizar sus propias investigaciones. Se trata de romper el monopolio de la información y demostrar que los ciudadanos pueden exigir sus derechos a través de la investigación independiente. De esta forma, lo que hacemos [en Forensic Architecture] puede comprenderse como contraargumentación forense (o bien, counter forensics); la labor de investigar al investigador».

La reconstrucción visual en la cartografía toma forma en mapas interactivos, modelos explorables en 3D y videos en los cuales, con distintos colores, se muestran etiquetas de personajes, su locación y el suceso desarrollado. Esta plataforma encarna los términos «transparencia» y «autonomía» al permitir a cualquier ciudadano con acceso a internet entrar en contacto con diferentes niveles de información representados visualmente; formato que en sí mismo vuelve más accesible lo narrado, pues ordena de forma visual información que usualmente se analiza únicamente a nivel teórico.

La dimensión crítica del proyecto se reconoce en el cuestionamiento de la «Verdad Histórica» enunciada por la PGR; señalando, en el análisis cartográfico, las discrepancias entre datos. La narrativa que se desarrolla parte del análisis de los testimonios y los escenarios reconstruidos (en algunos casos excepcionales por fotografías) en coherencia con el rango de tiempo y locación que se enuncia sobre las personas.

Tras la exhaustiva revisión del expediente, Forensic Architecture seleccionó 5,000 eventos para describir la noche del 26 al 27 de septiembre del 2014, los cuales fueron transportados a una línea del tiempo aplicando códigos de color y nomenclaturas para representar cada persona, acción, objeto y escena en relación con una locación y rango temporal. En este rango, la plataforma permite explorar el desarrollo de los hechos en periodos de 10 minutos, 30 minutos, 2 horas, 12 horas, 3 días, 3 meses y 3 años.

Posterior a esta clasificación fue posible el diseño de la cartografía por parte del equipo de Forensic Architecture, cuya cualidad metodológica es un enfoque multidisciplinario, al contar con los conocimientos de diseñadores, cineastas, arquitectos, programadores y periodistas. Este acercamiento permite reconstruir los hechos desde un amplio campo de visión al posibilitar la relación entre una mayor cantidad de perspectivas de análisis.

En la cartografía son priorizados los ataques, tipos de comunicación y rutas tomadas por los camiones donde se encontraban los normalistas. En la categoría de Personas hay un listado de etiquetas seleccionables, dividido por la fuente de información de la cual proviene, siendo estas mención o testimonio. Seleccionando todas o alguna de las opciones se pueden rastrear los trayectos de Estudiantes desaparecidos, Estudiantes sobrevivientes, Estudiantes asesinados; Fuerzas de seguridad de Huitzuco, Militares, Protección Civil Estatal, Protección Civil Municipal de Cocula e Iguala; entre otras. Esta variedad y detalle en los resultados encontrados por Forensic Architecture brindan conocimiento sobre actores omitidos en los reportes oficiales de la «Verdad Histórica».

Forensic Architecture Ayotzinapa. Recreación.

Still del video introductorio de la plataforma Ayotzinapa. Una cartografía de la violencia. EAAF, Centro Prodh, Forensic Architecture, 2017.

Uno de esos ejemplos se encuentra en la sección de Videos, categoría compuesta por una variedad de material desarrollado por Forensic Architecture exponiendo de forma sintética los resultados más sobresalientes obtenidos en su investigación, al igual que las metodologías de análisis empleadas. Una de las menciones sobresalientes explica hechos ocurridos cerca del Palacio de Justicia de Iguala, donde mediante un análisis de la posición y rango de visión de las cámaras de seguridad se demuestra la destrucción de evidencia para el reporte de la PGR. El argumento para su destrucción, nos explica la plataforma, aseguraba que el material proveniente de estas cámaras de había tenido dificultades técnicas y no era de interés para la investigación.

Forensic Architecture Ayotzinapa. Arquitectura urbana.

Still del video «Los videos destruidos de las cámaras del Palacio de Justicia». Ayotzinapa. Una cartografía de la violencia. EAAF, Centro Prodh, Forensic Architecture, 2017.

Los eventos acontecidos en las inmediaciones del Palacio de Justicia fueron rastreados a partir de una fotografía tomada por un militar que se encontraba reportando en tiempo real a sus superiores el ataque y detención hacia los normalistas que abordaban el autobús Estrella Roja 3278 previo a su desaparición.

Esta plataforma sobre el caso de Ayotzinapa marca una pauta para futuras investigaciones, mostrando opciones a través de las cuales ejercer y exigir los derechos humanos. La socialización y réplica de estos modelos de trabajo representan la producción de propuestas y futuras soluciones ante las carencias gubernamentales.

Revista Código

 

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