Hoowin

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Algo más que juguetes con identidad

El proyecto Hoowin fabrica juguetes interactivos con el fin de preservar los valores identitarios y lingüísticos de los pueblos originarios del sur de Chile.

Por Claudia Rojas

Hoowin significa tiempo sin tiempo en lengua Selk´Nam. Por ese motivo fue el nombre elegido para este proyecto, que nació hace tres años liderado por el diseñador Duanne Contreras. 

Es una propuesta creativa que se funda en dos principales líneas argumentativas. Primero, la narrativa histórica, es decir, la mitológica detrás de las deidades, espíritus y criaturas basadas en los relatos propios de la tradición oral del mundo indígena. Segundo, la imaginería como recurso creativo en la narración tangible e intangible de personajes y entornos.

Esta última une conceptos estéticos opuestos, como la indumentaria primigenia usada por los Selk’nam en 1923 -último Hain registrado- y la influencia del lenguaje contemporáneo minimalista, que actualmente se observa en los avances de la ingeniería cuando miramos, por ejemplo, robots acorazados que llaman la atención por su estética sofisticada.

Qué es un Hoowin

Los Hoowin son juguetes interactivos vivos y de colección, que buscan estimular los valores de identidad y fomentar el respeto por los pueblos ancestrales a través de la comprensión de sus imaginarios. El proyecto busca crear un hilo conductor entre diversas identidades de pueblos originarios, donde las narraciones son  donadas por lingüistas, comunidades y sus representantes. 

Por ello en esta etapa inicia un proceso de creación de narraciones literarias que enseñen la identidad de los espíritus Selk’nam, complementadas con las Kawésqar (grupo indígena de la zona Austral de Chile). Estas narraciones se integrarán a los juguetes vivos a través de aplicaciones con las que interactúan.

Hoowin (tiempo sin tiempo) recopila relatos y lenguas de representantes  y/o comunidades de pueblos originarios,​ que cuentan historias a través de los muñecos creados en honor al tiempo mítico Selk’nam de conformación matriarcal. Por esto mismo los juguetes son asexuados.

Mitología Selk’nam

Se cuenta que, de acuerdo a la mitología de los pueblos Selk’nam y Haush, en el inicio de los tiempos solo existían la tierra yerma y el firmamento desnudo, desprovisto de sol y estrellas.

​​Un día, Kenós descendió desde el Pemáukel -cielo del este- y caminó por las áridas llanuras para así dar forma a los relieves del mundo. La entidad omnipotente creó a los primeros hombres a partir de terrones que plantó en el suelo. Cuando por fin florecieron, les enseñó acerca de la vida en sociedad y las costumbres que por su mandato debían seguir.

Los humanos creados, que en la actualidad corresponden a los antepasados míticos de los Selk’nam o “Hoowin”, gozaban de vida plena, donde las carencias jamás tuvieron lugar. De acuerdo a la tradición, los Hoowin se habrían convertido con el tiempo en animales, estrellas e incluso accidentes geográficos, que iban desde las majestuosas montañas a los imponentes acantilados.

Los Selk’nam clasificaron a aquellos considerados “elegidos” según los cuatro tipos diferentes de cielos -sho’on-  que dividían su mundo y al mismo tiempo, con determinados territorios -haruwen- en los que se asentaba su parentela.

Los antepasados Hoowin más recordados por los Selk’nam eran: Chénuke, poderoso chamán que resucitaba a los hombres luego del sueño de la muerte; Kwanyip, otro chamán muy poderoso que distribuyó el día y la noche, mató al gigante Cháskels y trajo consigo la muerte al mundo; Taiyin, quien con su honda separó Tierra del Fuego del continente; K’aux, antepasado mítico que distribuyó la tierra entre los hombres; y Kokpónek, quien creó el canto chamánico.

El proyecto 

Son cinco las figuras que por ahora conforman la colección, todas desarrolladas con el apoyo del Laboratorio de Fabricación Digital del Instituto Profesional de Capacitación Técnica de la Universidad Tecnológica de Chile. Las piezas originales son diseñadas digitalmente y manufacturadas a mano. Cada una de ellas representa a un espíritu de la cultura mencionada y tiene una característica particular que las identifica.

Para rescatar la importancia de la narrativa histórica, Hoowin cuenta con un relato central, en donde los personajes (Ulen, Kotaiz, Tanu, Matan y Xalpen) son los protagonistas de un relato que  mezcla realidad y ficción. Además, trabajan con Keyuk Yanten, lingüista Selk’Nam que los apoya con la traducción de contenidos. El es un joven que se identifica como Selk’Nam y único hablante del idioma en Chile.

Keyuk Yanten, hablante y lingüista Selk´Nam

Para Contreras, emprender con Hoowin no ha sido fácil, han pasado por diversos cambios a lo largo de los años, pero el propósito se ha mantenido y eso es lo que ha hecho que el proyecto no decaiga. “Educar sobre la cultura (hoy Selk´Nam) es difícil… lo que estamos tratando de hacer ahora es educar con cápsulas de contenido en nuestras redes sociales”.

Las figuras están disponibles para comprar online en el sitio web de Hoowin, además de la tienda Kaikai (drugstore Providencia) y próximamente en Ñandú Artesanías (Puerto Natales).

El proyecto es apoyado por el Capital Semilla Corfo, el Centro de Estudios Interculturales e Indígenas (CIIR). Para Jaime Coquelet, director del CIIR «Hoowin presenta de manera muy innovadora un potencial pedagógico acerca de cómo revitalizar el conocimiento de la cosmovisión de los Pueblos Originarios, desde un lugar innovador»

Hoowin está próximo a lanzar una aplicación móvil de realidad aumentada. En ella se podrá interactuar de manera más dinámica con los personajes y la historia del pueblo Selk’Nam a través de trivias que guiarán a los usuarios para conocer más de la cultura.

 

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