Bahía Blanca Arde

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Por Marcelo Díaz para Nodal Cultura – Fotos: Luis Ángel Salomon

Arde Bahía Blanca. No por el verano, por la cultura.

El calentamiento no se debe a los 40° que suele alcanzar la temperatura en esta ciudad del sur de la provincia de Buenos Aires en los días más hostiles de enero, sino al debate, intenso, por las políticas culturales públicas. El viernes 10 de enero una multitud concurrió a la sesión extraordinaria del Concejo Deliberante, en la que debía tratarse, entre otras cosas, el aumento del boleto de transporte urbano más caro del país. Sin embargo, y aunque resulte increíble, las personas que llenaban el recinto no estaban allí por el aumento del transporte (algo que sin duda afectará su economía), sino que ocupaban el palacio legislativo local para oponerse a un proyecto que de aprobarse afectará severamente a las políticas públicas de la cultura.

Ese proyecto de ordenanza, que lleva las firmas del intendente Héctor Gay (Juntos por el Cambio), el Jefe de Gabinete César Tomassi y la Directora del Instituto Cultural, Morena Roselló, propone la derogación de las ordenanzas 12.711 (creación del Instituto Cultural) y sus modificatorias, 19.038 (Fondo de financiamiento de eventos artísticos y culturales de organización regular y continuidad en el tiempo), 18.486 (Espacios culturales independientes y regulación de los mismos), y 9.116 (Fondo municipal de las artes) y sus modificatorias.

Estaba en llamas cuando me acosté

Para establecer una cronología mínima que nos permita entender el por qué de esa multitudinaria escena, hay que ir dos días atrás, a la mañana del miércoles 8. Ese día se lanzó Cultura Abierta, un programa oficial con mucho marketing y escaso contenido, y se anunció el envío de un proyecto para derogar un conjunto de ordenanzas que sería tratado en la sesión extraordinaria del día viernes 10.

El anuncio encendió las alarmas entre artistas y organizaciones de la cultura, y el ingreso del proyecto en el Concejo Deliberante puso a todos en estado de movilización permanente. Entre miércoles y jueves se sucedieron intentos infructuosos de reunirse con funcionarios del gobierno para que dieran alguna razón de la medida. Paralelamente se buscó la palabra y el respaldo de las fuerzas de la oposición. El Concejo Deliberante bahiense se encuentra partido en dos mitades: doce concejales de Juntos por el Cambio (la coalición que a nivel nacional lidera el ex presidente Mauricio Macri, a cargo del gobierno municipal), y doce concejales de la oposición, once del Frente de Todos y una del bloque Arturo Illia (UCR). Sin embargo, el oficialismo cuenta con el doble voto del presidente del legislativo, por lo que derogar las ordenanzas le resultaría sencillo.

Mientras el gobierno municipal hacía oídos sordos a los pedidos de reunión con las organizaciones culturales, la Directora del Instituto Cultural explicaba en los medios que la reforma buscaba “que la cultura sea para todos y todas” y que querían hacerlo “junto a los vecinos, estando cerca”. El jueves 9 se intensificó el movimiento en las redes sociales multiplicando el llamado a concurrir el viernes al Concejo Deliberante para frenar el intento de derogación. La convocatoria a sesión legislativa ya estaba instalada en un escenario cargado de tensiones y prometía un viernes agitado.

Mejor no hablar de ciertas cosas

El proyecto presentado por el ejecutivo municipal consta de dos hojas pobremente argumentadas, en las que no se llega a entender por qué es necesario introducir esos cambios. Una ordenanza, en tanto legislación local, debe presentar un diagnóstico de la situación a modificar, identificar con nitidez el supuesto problema y el modo en que la legislación servirá para darle solución.

En este proyecto en ninguna línea se dice claramente cuál es el problema, cuáles son los perjuicios que esa situación acarrea para la ciudad y por qué sería conveniente realizar modificaciones. Mucho menos se dice de qué modo esas modificaciones se van a llevar adelante.

El proyecto presentado por el gobierno municipal se propone anular las siguientes ordenanzas:

1) Ordenanza 12.711 de creación del Instituto Cultural, con la figura del Consejo Consultivo, un consejo asesor integrado por el director/a del Instituto Cultural, un/a representante de los empleados municipales de cultura y cuatro representantes del hacer artístico de la ciudad: uno/a por artes escénicas, uno/a por música, uno/a por literatura y uno/a por artes visuales. Estos representantes son elegidos en asambleas abiertas cada dos años, y su desempeño es ad honorem.

2) Ordenanza 19.038 de Eventos artísticos y culturales de organización regular y continuidad en el tiempo. Crea un fondo para subsidiar festivales, encuentros y ciclos artísticos regulares y con cierta cantidad de años de realización en la ciudad, como el Bahía Teatro, el Festival de Poesía Latinoamericana, el salón Mil Miradas, Bahía Danza, etc; es administrado por el Consejo Consultivo a través de una convocatoria pública, anual y abierta.

3) Ordenanza 18.486 de Espacios culturales independientes. Esta ordenanza crea la figura de Espacio Cultural Independiente, ECI, para centros culturales, pequeños teatros, pequeños auditorios, etc. La ordenanza a su vez crea un fondo de subsidios para ayudar en mejoras de infraestructura, y una comisión técnica, con participación de los espacios culturales, que discute el otorgamiento de fondos para obras de manera absolutamente transparente.

4) Ordenanza 9.116 de Fondo Municipal de las Artes, el que se integra con un aporte que realiza el municipio más una tasa a los espectáculos artísticos que llegan a la ciudad. Este fondo otorga subsidios a proyectos artísticos y culturales por medio de una convocatoria pública, anual y abierta, y también es administrado por el Consejo Consultivo.

Está claro que las consecuencias del proyecto serían dos: quitar la participación de las organizaciones artísticas y culturales en el trazado de las políticas públicas del área, y reservar para el gobierno el manejo de los fondos, sin debates ni controles externos.

El jardín de los presentes

Así las cosas, a las 10 de la mañana del viernes 10 de enero comenzaba a llegar a la esquina de Sarmiento y Estomba, paso a paso, uno a una, lo que en unas horas se convertiría en una multitud. Temprano en la mañana los principales referentes de la oposición habían dado a conocer su rechazo a la iniciativa oficial, a la que calificaron como  “un atropello inaceptable”, cerrando el comunicado con la frase: Defender nuestra cultura y los mecanismos de participación ciudadana es defender y fortalecer a nuestra democracia.

Para Astor Vitali, cantautor, periodista y secretario general de UMSUR, Unión de músicos y músicas del sur, “estas ordenanzas que ahora quieren anular representan la construcción democrática y colectiva de una serie de derechos culturales que la comunidad bahiense fue discutiendo durante años; recordemos, sin ir más lejos, que la ordenanza de creación del Instituto Cultural fue modificada en 2016, producto de una serie de asambleas de la que participaron trabajadores y trabajadoras de la cultura para inscribirla en los lineamientos de los derechos culturales que garantiza la Constitución Nacional. Se trata de reconocer y ver de qué modo el estado municipal puede sostener políticas concretas que garanticen la participación comunitaria. Semejante nivel de movilización a esta altura del mes de enero nos está diciendo que las organizaciones del arte y la cultura han desarrollado una conciencia política y ciudadana que en general se subestima. Esto es participación, esto es ciudadanía”.

En la misma línea, Belén López, actriz y delegada general de la Asociación Argentina de Actores señala que “además de ser herramientas de participación democráticas, y conquistas de derechos para les artistas y para la comunidad, estas ordenanzas fomentan la diversidad, ofrecen espacios de formación, el acondicionamiento de espacios culturales independientes y posibilita a la comunidad un acceso más igualitario a los bienes y expresiones culturales. Si se derogan estas ordenanzas, se derogan derechos de todes.”

Mario Ortiz, docente universitario y poeta, considera que estas ordenanzas son “Acá no estamos hablando de repartir fondos, que siempre en cultura son una miseria, estamos hablando del ejercicio pleno de la democracia que este gobierno quiere reemplazar con una plataforma digital medio trucha y unos mensajitos que mandás por whatsapp. Tenemos que estar firmes, y ser muy cautelosos y muy inteligentes para no dar lugar a estas políticas nefastas. Estamos defendiendo la democracia”.

En un sentido similar se expresó Juan Manuel Caputo, director del Festival Bahía Teatro “Este nuevo ‘plan’ no tiene nada de plan. No está claro que van a hacer, sí está claro que van a sacar el Instituto Cultural  y con ello anular el Fondo Municipal de las Artes, el de Espacios Culturales Independientes y el de Eventos permanentes. Este último impedirá la continuidad de los muchos eventos anuales relacionados con el teatro, literatura, música, danza, audiovisual, circo. Desde Bahía Teatro decidimos hacerlo suceda lo que suceda, pero la verdad es que no sabemos qué va a pasar. Toda la comunidad artística y de los barrios están muy en contra de esta nueva ordenanza sobre cultura. Si llegaran a aprobarla toda la actividad cultural de la ciudad peligra y además los fondos son de los ciudadanos y no está mal que ellos participen de la decisión de a qué proyectos culturales se aplican”

Natalia Martirena, docente, bailarina y directora teatral, también cree que “Bahía Blanca es referencia en muchos lugares por estas ordenanzas, que son tomadas como modelos. Sin embargo nuestros funcionarios no se enteran. La idea que subyace es desarmar todos los espacios de pertenencia en la ciudad. Somos como un hormiguero que patean año tras año, y que cada vez se vuelve a organizar con más fuerza. Ser menos cobardes es un ejercicio diario.”

Así las cosas, esa multitud que desbordó el recinto del Concejo Deliberante, respondió al intento de apartarla de la toma de decisiones con las consignas “La cultura es un derecho”, y “Los derechos adquiridos no se tocan”.

Gente que no

Avanzadas las horas se aceleraron las negociaciones para que la sesión no fracasara, ante la advertencia de los representantes del Frente de Todos y del bloque Arturo Illia de no sesionar si no se retiraba el proyecto de derogación de ordenanzas sobre cultura.

Finalmente el oficialismo negoció con los representantes de las organizaciones artísticas levantar el proyecto de ordenanza y convocarlos a una mesa de diálogo, para debatir el proyecto y las modificaciones que tienen en mente. Los representantes de las organizaciones artísticas aclararon que no tienen intención de sentarse a debatir un proyecto de cambios parciales en la legislación, sino debatir la política cultural del municipio.

Se abre un paréntesis que difiere la resolución del conflicto, pero que lo deja planteado. Lo que resulte finalmente dependerá de cuán interesado esté el ejecutivo en pulsear en un área en la que su único norte parece ser evitar la participación ciudadana mientras maneja discrecionalmente los recursos. También estará marcado por cómo las organizaciones de base del arte, la cultura y el territorio consigan continuar su crecimiento y fortaleza, instalando el debate por las políticas culturales en la agenda pública.

Porque cuando debatimos de cultura lo que está en discusión, en definitiva, es en qué clase de mundo queremos vivir.

 

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