A sus 80 años Vicente Fernández sigue siendo El Rey

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Vicente Fernández, 80 años del polémico y excesivo rey de las rancheras

Por Carlos Salinas Maldonado

Hubo un tiempo en que las rancheras eran las reinas de las emisoras mexicanas. Sus letras, en muchos casos melancólicas, eran un ungüento para curar los dolores causados por el desamor, cantadas a todo pulmón en cantinas, entre sorbo y sorbo de tequila, con la figura del hombre ranchero poderoso desplomado por un rechazo. Entre aquellas rancheras destacaban las canciones de Vicente Fernández, retirado ya de los escenarios, pero que llega a los 80 años con una voz inalterada y como el gran representante de un género que ahora languidece. Chente —como le llaman los mexicanos— ha mantenido viva esta herencia musical en más de 50 años de una carrera cargada de éxitos y no exenta de polémicas. “Es y seguirá siendo el número uno. En este momento no hay quien los sustituya”, dice, rotundo, Martín Urieta, compositor mexicano que ha firmado 25 canciones hechas famosas por Vicente Fernández, el rey de las rancheras.

Fernández nació en Huentitán El Alto, localizado en el Estado de Jalisco (oeste de México), famoso por la música de mariachis y la producción de tequila. Desde los ocho años, cuando recibió de regalo una guitarra, aquel chico soñaba con convertirse en intérprete de un género que ha dado nombres como los de Pedro Infante, José Alfredo Jiménez, Javier Solís y Jorge Negrete, la mayoría muertos jóvenes y en la cumbre de sus carreras. De adolescente siguió el sueño cantando en eventos familiares y en restaurantes, con una voz que apabullaba, un canto hondo que en las próximas décadas se convertiría en acompañante de todo jolgorio, fiesta de pueblo, desfile de caballos, encierros taurinos o velada de despecho de México y más allá de sus fronteras. En Centroamérica, por ejemplo, Fernández es idolatrado, visto como el mayor exponente de la cultura ranchera, asociada a las haciendas ganaderas, dominada por hombres fuertes, vestidos de sombreros de ala ancha, vaqueros ajustados y botas puntiagudas y que a la vez aman los palenques, con esas peleas de gallo también cantadas por Fernández. Pura testosterona.

No fue un inicio fácil. El joven Fernández se unió a grupos locales y tocó las puertas de disqueras y emisores importantes del México de finales de los años cincuenta y principios de los sesenta del pasado siglo, una época de oro para la música y el cine, que marcaba el paso en Latinoamérica. Fue en 1965 cuando la emisora CBS (hoy Sony Music) le abrió las puertas y con ello el camino al éxito. En 1976 se empotró irremediablemente en el corazón de los mexicanos, con una canción de desamor: aquel “Volver, volver a tus brazos otra vez” fue el golpe que necesitaba para ocupar su lugar en el Olimpo de la música folclórica mexicana. Hasta la fecha ha grabado más de 80 discos de los que ha vendido más de 70 millones de copias. Su palmarés recoge dos premios Grammy, cuatro Grammy Latino y seis Billboard. Cuenta con su nombre grabado en el Paseo de la Fama de Hollywood, al lado de figuras como Louis Armstrong o Frank Sinatra. De hecho, el diario estadounidense The Houston Chronicle lo bautizaba en 1991 como “el Sinatra de la música ranchera.” El periódico lo definió como “el cantante supremo, el hombre que hizo las cosas a su manera”.

Vicente Fernández, en el centro, acompañado de su nieto Alex Fernández y su hijo Alejandro Fernández – Foto: Chris Pizzello

Y debido a esa forma de vivir la vida, a su manera, también ha protagonizado polémicas. En España las autoridades iniciaron en 2013 una investigación sobre blanqueo de dinero del narcotráfico colombiano a través de distintos eventos: determinaron que los narcos colombianos pudieron blanquear hasta cinco millones de euros en la gira de despedida del charro mexicano, aunque no se determinó la implicación de Fernández en este caso. Él también ha hecho comentarios polémicos, como cuando en su concierto de despedida en México en 2016, ante más de 100.000 personas, dijo lo siguiente en caso de encontrarse un día cara a cara con Donald Trump: “Le voy a escupir la cara y le voy a mentar la madre”. Fernández ya en 2016 había publicado un corrido con el que mostraba su apoyo a la entonces candidata demócrata Hillary Clinton. “Señora Clinton, estoy aquí para pedirle que cuando llegue a la presidencia no se olvide de todos mis hermanos mexicanos y latinoamericanos”. Tampoco escondía, para decepción de muchos de sus seguidores en Venezuela, su admiración por el fallecido Hugo Chávez, a quien visitó en Miraflores en 2012 y con quien cantó Lástima que seas ajena, uno de sus grandes éxitos. El año pasado protagonizó su más reciente polémica, al afirmar que rechazaba recibir un trasplante de hígado por si el donante era “homosexual o drogadicto”.

La relación con su familia también ha tenido altibajos. Muy documentados han sido los desencuentros con su hijo, Alejandro, apodado El potrillo, con quien ha tenido varias discusiones y a quien ha regañado públicamente por no hacer las cosas como el padre esperaba. A Vicente no le gusta, entre otras cosas, que su vástago se haya pasado a la música pop. La desavenencia parece haber terminado el año pasado, cuando ambos compartieron escenario, junto al hijo de Alejandro, en la ceremonia de los premios Grammy. El potrillo, a su vez, vive una vida de excesos marcada por el alcohol: en 2018 fue desalojado de un vuelo por negarse a ponerse el cinturón y apagar su móvil, ha cantado borracho en los conciertos y protagonizado peleas en bares de la capital mexicana.

En febrero otro de los hijos de Vicente Fernández, de mismo nombre, fue señalado de haber agredido a su exesposa, Karina Ortegón, aunque él negó esas acusaciones en una entrevista con la televisión mexicana. Pero el momento más angustioso que ha vivido la familia Fernández ocurrió en 1998, cuando Vicente hijo fue secuestrado durante 121 días, le mutilaron tres dedos y lo liberaron después del pago de una suma millonaria.

Aunque en México Vicente Fernández es un artista idolatrado, también cuenta con sus detractores. Gustavo Alvite, locutor y promotor musical, muestra su repudio al hombre con el que, dice, trabajó durante 40 años. Al ser consultado por este diario, Alvite respondió: “no tengo el menor interés de hablar de esa persona. Ya le hice el caldo gordo hablando mejor que bien y trabajando para él más de 40 años, para que ahora se revele como el ser ingrato y egoísta que siempre fue. He decidido ya no ser el apologista de quien no lo merece”.

Quien sí sigue alabándolo es Martín Urieta. El autor de 25 canciones hechas famosas por Fernández considera que él es el último gran representante de la música ranchera mexicana. “Ni Solís, Infante o Negrete tuvieron la fortuna de enfrentarse a las leyes del tiempo. Vicente los superó y no hay alguien que lo sustituya. Su voz está intacta a los 80 años y no podemos saber si Infante, por ejemplo, continuaría igual a la misma edad. Este es un mérito grande de Vicente: permanecerá como el número uno.” Urieta visitó hace unos meses a Fernández en su rancho y dice que a pesar de haber sufrido cáncer y a las intervenciones médicas a las que ha sido sometido, el músico está en buen estado. Hasta cantó para él y otros amigos. “Está prácticamente descansado, cantando como nunca. Está desperdiciando ese vozarrón que tiene al haberse retirado”. El rey, dice Urieta, debería, como lo afirma su gran éxito, volver, volver, volver.

El País


“Es muy difícil recordar tantos años”: Vicente Fernández cumple 80

«El Charro de Huentitán» mantiene intacto el amor a sus raíces y a su público.

El cantante mexicano Vicente Fernández cumplió este lunes 80 años de edad alejado de los escenarios, pero sin olvidar sus raíces y su profundo amor por la música que lo ha arropado durante casi cinco décadas de carrera.

Fernández tendrá este 17 de febrero una celebración privada en su rancho Los tres potrillos, ubicado a las afueras de Guadalajara -en el oeste de México-, algo que no impidió que sus seguidores festejaran y le mostraran su cariño.

El domingo, el cantante de rancheras asistió al tradicional campeonato Charro (una fiesta típica mexicana en la que se montan y se hacen actividades con caballos), que se realiza en su honor en un recinto de su propiedad y donde sus seguidores le regalaron un pastel de cumpleaños.

Fernández escuchó las tradicionales «Mañanitas», apagó las velas, mordió el pastel y quiso devolver el regalo cantando algunas de sus canciones que su público coreó de principio a final.

“Es muy difícil recordar tantos años, pero los que viví en mi carrera me los llevo muy adentro de mi corazón y para mí siempre va a ser el público una cosa que llevaré como mi familia, los querré siempre como tal», dijo a medios de comunicación

El intérprete de «El rey» y «Mujeres divinas» aseguró que ver a niños y jóvenes cantar sus temas, y darse cuenta de que el público lo sigue recordando, lo llena de satisfacción. Y aceptó que extraña sentir los aplausos en el escenario.

«Extraño los aplausos y cantar pero siempre dije que me iba a retirar antes de que mis facultades empezaran a mermar», recalcó.

El intérprete es considerado una leyenda de la música mexicana que suma casi 50 años de carrera en la música y en la actuación.

Aunque en 2016 anunció su retiro de los escenarios eso no ha impedido que siga grabando canciones y realizando presentaciones especiales con sus hijos y nietos, quienes han seguido sus pasos en la música popular mexicana.

En estos años el intérprete se ha dedicado a su esposa Cuquita, sus hijos Vicente, Gerardo, Alejandro y Alejandra y a sus 11 nietos, además de trabajar en las labores de crianza de animales en su rancho.

Nacido el 17 de febrero de 1940 en Huentitán el Alto, perteneciente al municipio de Guadalajara, de padre ranchero y madre ama de casa, se dice que tiene en su haber más de 100 álbumes y es considerado el cuarto «gallo» entre los ídolos históricos del género de la ranchera, junto a los maestros Javier Solís, Pedro Infante y Jorge Negrete.

Fernández ha recibido en estas décadas de trabajo todo tipo de galardones y reconocimientos, entre ellos Grammys y premios Lo Nuestro, regularmente encabeza los listados de la Revista Billboard y ha vendido más de 65 millones de discos.

Con su característico sombrero ancho y siempre en compañía de un buen mariachi, actuó en los escenarios más prestigiosos del mundo, algunos como el Auditorio Nacional y la Plaza de Toros, en la capital mexicana; el Madison Square Garden y el Radio City Music Hall de Nueva York.

Polifacético como pocos, además de dedicarse a la música, ha participado en más de 25 películas, donde con frecuencia realizó el papel de charro (personaje que viste el traje típico mexicano y canta rancheras) o vaquero, lo que le valió una estrella en el Paseo de la Fama en Hollywood.

«Mientras ustedes no dejen de aplaudir, su Chente no dejará de cantar», era la frase más esperada de este astro de la canción mexicana, en cuyos conciertos afloraba esa costumbre suya de no soltar el micrófono hasta que cesaran los aplausos.

Esto hacía que sus funciones pudieran prolongarse por horas sin demérito de su voz ni de su espectáculo.

Telemundo Fresno

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