Cine en cont.ar
Películas para sobrellevar la cuarentena por el coronavirus
Kryptonita, de Nicanor Loreti
Émulos de los superhéroes de historieta en el conurbano bonaerense, un médico mediocre que duerme infinitas guardias en un hospital público y la policía infame con un guasón al frente de un comando brutal. Loreti invierte el lugar de los supermanes y villanos de ciudades opulentas, cuestionando cualquier idea del bien y el mal, tan propio de los acartonados súper héroes de las metrópolis. Comedia, acción y romance en una noche al borde de la General Paz.
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La larga noche de Francisco Sanctis, de Andrea Testa y Francisco Márquez
Es la historia de un hombre a quien la casualidad le impone un destino y una disyuntiva. A través de la noche del Sur de la ciudad de Buenos Aires, agobiada por la oscuridad de la más sanguinaria dictadura de su historia, acomete un viaje silencioso, marcado por la sensación de persecución y la falta de toda compañía en medio de la decadencia de la sociedad y la pérdida de todo lazo.
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El padre de mis hijos, de Martín Desalvo
¿Existe la crisis de la mujer de 30 años cuando no tiene pareja estable, no tiene hijos y además debe volver a vivir con sus padres? Desalvo, como director y Mora Recalde como protagonista, llevan al límite la caricatura esperable de una situación como esta. Construyen una comedia nada cómoda, especialmente porque asume la mirada de la mujer y se despega de los mandatos patriarcales.
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Atlántida, de Inés Barrionuevo
Dos adolescentes que viven en pequeño pueblo se quedan durante un día solas por un repentino viaje de sus padres. La menor de ellas está enyesada y de algún modo su hermana mayor, mientras estudia, debe atender a sus reclamos. En algún momento, las situaciones permiten que ambas salgan del hogar y se relacionen con otros personajes en un devenir más o menos accidentado. Barrionuevo logra que ese universo limitado, arbitrario y anacrónico, sea dramáticamente atractivo. Lo hace a partir del ritmo, la construcción del clima, las micro relaciones, el trabajo sonoro, la imagen cuidada sin buscar el preciosismo y en el carisma de las jóvenes protagonistas.
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Refugiado, de Diego Lerman
Una madre huye con su hijo de un esposo violento. La ciudad es un espacio en el cual nunca puede sentirse segura. La cámara que la persigue y la fisgonea permanentemente, es ese violento que amenaza sin cesar. Así logra contar las formas en que opera la violencia machista y la dificultad para desarmar la trama que involucra a cada una sus víctimas.
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Mi amiga del parque, de Ana Katz
Una comedia rara, inteligente, por momentos bizarra, sobre la amistad, la maternidad y la construcción de la identidad de mujeres jóvenes, en una ciudad que las desplaza a lugares donde solo podrían constituirse como madres. Desde un lugar común, mujeres con niñxs se conocen en una plaza, Ana Katz construye una película amorosa sobre las vías de escape de lo que se supone dado.
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Sin retorno, de Miguel Cohan
La película de Miguel Cohan tiene el valor adicional de recuperar algunos de los mejores gestos de la tradición del relato negro: la austeridad narrativa y el vacío valorativo. En una película en la que hasta el muerto tiene responsabilidad en el accidente que le produce el deceso, la trama interroga e interpela con inteligencia, y sin el menor rasgo de soberbia, al espectador.
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La mirada invisible, de Diego Lerman
En esta adaptación de la novela “Ciencias morales” de Martín Kohan, Lerman reconstruye el clima inquietante del original. Profundizando lo borgiano, el realizador hace evidente la perversa situación de la existencia de un observador observado en el laberíntico edificio del Colegio Nacional de Buenos Aires. Con sus pasillos, recovecos, escaleras y sus dimensiones poco humanas, empequeñece a los sujetos, los constriñe y se yergue siempre amenazante. La dictadura también funcionó como micro ejercicio del poder.
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El invierno , de Emiliano Torres
En la soledad más plena del invierno patagónico, un capataz de estancia debe dejar su lugar a uno más joven. Con el trabajo deja también su hogar y su vida. ¿Cómo resolver el regreso a un mundo poblado de aquello a lo que ya no se pertenece? El tiempo y el espacio se convierten las dos grandes herramientas narrativas, además de la inolvidable actuación del actor chileno Alejandro Sieveking, recientemente fallecido.
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Juan y Eva, de Paula de Luque
Juan y Eva cumple en darle a este romance el peso apropiado en el desarrollo en la historia política del principal líder argentino. Al mismo tiempo cuenta, ficcionalmente, la historia haciendo centro en Perón como hasta ahora no lo había hecho el cine.
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