Falleció el músico popular colombiano Aniceto Molina, conocido como “El Tigre Sabanero”

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Murió el músico colombiano Aniceto Molina

Aniceto Molina, más conocido como “El Tigre Sabanero” y quien llevó por el mundo su acordeón y su sombrero sabanero popularizando la cumbia, falleció el pasado lunes a los 76 años.
Molina había estado internado desde febrero por afecciones pulmonares. Johnny, uno de sus hijos, informó del deceso, ocurrido en el Hospital Universitario de San Antonio, a través de una representante.
“Con enorme tristeza le decimos un hasta pronto a El Tigre Sabanero, que luchó por su vida hasta el último momento”, señala la misiva.
Molina, también conocido como “El Embajador de la Cumbia”, contaba con más de 50 años de trayectoria y pensaba emprender una gira por Estados Unidos en febrero.
Nació en el pueblo de El Campano y comenzó su carrera a los 12 años, caracterizándose por su inseparable acordeón. Vivió en la Ciudad de México de 1973 a 1984 y tras esto se mudó a San Antonio, ciudad que lo acogió como un tejano más.
“Aunque no pertenecía a la tradición del conjunto tejano, su acordeón era de primer nivel y se ganó el respeto de sus colegas”, expresó Juan Tejeda, director del Tejano Conjunto Festival, que reúne a los mejores acordeonistas de Texas. “Para nosotros fue un honor tenerlo en San Antonio”.
Algunas de las canciones que lo hicieron famoso son “ La jeringonza”, “La cumbia sampuesana”, “El campanero”, “Mi sombrero sabanero”, “La gorra” y “La burrita”.
Con su grupo Los Sabaneros, al cual pertenece su hijo Johnny, Molina se mantuvo activo hasta sus últimos años, recorriendo México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Canadá y otros países del continente. Según su hijo, una vez que llegó a San Antonio decidió “quedarse a vivir y morir aquí”, pero fue en El Salvador donde, a partir del éxito “Josefina” a principios de los años 70, desarrolló un romance especial.
Y fue en El Salvador, precisamente, que Aniceto Molina empezó a sufrir los males de los que no se pudo recuperar. Durante su última gira salvadoreña que empezó en noviembre de 2014, no pudo terminar un concierto el 1o. de enero y fue internado en un hospital local.
El 22 de febrero estuvo ingresado en el Hospital Bautista de San Antonio por 10 días y fue dado de alta, pero debió volverse a internar a principios de marzo en el Hospital Universitario de San Antonio, donde el lunes sufrió dos crisis: una en la madrugada y otra a las 3 de la tarde, cuando el doctor avisó a la familia que había poco para hacer.
“Sus pulmones estaban cada vez más débiles, colapsados, y llegamos a un punto en el que mi padre iba a empezar a sufrir”, dijo Johnny Molina.
La familia aún no ha decidido qué tipo de servicio habrá en esta ciudad, pero Johnny indicó que su padre no quería un velorio a cajón abierto.
“Lo que sí quería y vamos a hacer, es llevar su cuerpo a Colombia para enterrarlo junto a sus padres”, dijo el hijo. “Pero algún tipo de servicio también tendremos en San Antonio”.

El Colombiano

Muere el “rey de la cumbia” Aniceto Molina

“Con lágrimas y con el corazón destrozado hago saber al público, amigos y medios de comunicación que mi padre, Aniceto Molina, acaba de fallecer en el University Hospital de San Antonio Texas; agradezco y los bendigo por sus oraciones, plegarias y todos los buenos deseos que tuvieron hacia mi padre. Creyendo fielmente que Dios siempre tiene el control de todo, rogamos por su eterno descanso”, reza el breve comunicado de prensa que Johnny Molina, hijo del músico, compartió a través de Osvaldo González, manager y amigo de Aniceto Molina en El Salvador, ayer finalizada la tarde.
Aniceto estuvo ingresado en ese hospital desde el 22 de febrero. González aseguró que al intérprete se le realizó una traqueotomía y que al parecer tuvo un infarto y recalcó que la familia del colombiano estuvo acompañándolo hasta el último momento.
Este país siempre fue un rincón consentido para Aniceto Molina. Sus canciones han acompañado a los salvadoreños en bodas, cumpleaños, graduaciones y fiestas patronales. Aunque tenía corazón colombiano, también se sentía salvadoreño, él mismo lo dijo en repetidas ocasiones, y también lo confirmó Alfredo Barahona, promotor musical y amigo de Aniceto. “Aniceto permanecía de diciembre a febrero en El Salvador; para él este país fue su segunda patria. Siempre le gustó mucho la comida nacional”, contó Barahona. El promotor lo recuerda en San Miguel, departamento en el que vivió por algún tiempo. “Recuerdo que le gustaba mucho San Miguel, amaba las mariscadas de El Salvador. No escribió por escribir sus canciones… Él estuvo radicado mucho tiempo en San Miguel. Para Aniceto Molina El Salvador era su segunda patria”, contó.
Con LA PRENSA GRÁFICA conversó en varias ocasiones. En 2012 expresó a este medio que: “La vida puede ser muy jodida pero uno nunca tiene que dejar de sonreír”. Y es que así era Aniceto, así lo describen sus amigos y allegados, como un hombre emprendedor.
“Mi vida fue muy dura, hubo un tiempo en Barranquilla -Colombia- que dormía sentado en los bares porque no me alcanzaba para pagar un cuarto”, pero Aniceto no se quedó con eso, y el intérprete de “El gallo mojado” superó con creces la pobreza.
La última presentación que los salvadoreños disfrutaron de Aniceto fue el sábado 24 de enero en la Verbena sonsonateca.
¿Pero para él qué más era El Salvador, además de trabajo? En esta última visita, él afirmó que este país es “ideal” para pasar las fiestas de Navidad “por el cariño” que siempre le brinda el público y porque aprovecha para escapar del frío de la época en Estados Unidos, donde radicaba y grababa sus producciones discográficas desde 1984.

La Prensa Gráfica

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