¡Cómo te extraña La Habana / Nicolás Guillén mulato!… Con estos sentidos versos de Mirta Aguirre, inspirados en nuestro Poeta Nacional y declamados por Alden Knight, arrancó la velada poética celebrada este miércoles en la sede del centro cultural CubaPoesía, en el municipio de Centro Habana, para rendirle tributo al bardo en el 113 aniversario de su nacimiento.
La ocasión —propicia además para inaugurar formalmente la sede del Festival Internacional de Poesía de La Habana— fue espacio para que la música, los poemas y la actuación ofrecieran un espectáculo dirigido también a la comunidad de Cayo Hueso, barriada donde está enclavado el recinto, frente a la Fragua Martiana, sitio donde otrora sufriera cárcel y trabajo forzado nuestro José Martí.
Integrantes del Grupo de Teatro Buscón dramatizaron poemas del Poeta Nacional mientras la música estuvo a cargo del trovador David Galarraga, de la propia agrupación. Otra de las acciones resultó la presentación del número 15 de Amnios, única revista de poesía en Cuba, a cargo del poeta y ensayista Roberto Manzano, quien valoró la publicación —dirigida por Alpidio Alonso— como una fiesta llena de sintonía espiritual con lo bello, donde aparecen poemas de todos los tiempos y de todas las culturas.
La ronda de versos de los poetas Basilia Papastamatíu, Waldo Leyva, Yanelys Encinosa, Carmen González, David López Ximeno y Alex Fleites, entre otros, se extendió hasta el anochecer, con la certeza de que para el autor de La Muralla —también declamada allí— no pudo ser más hermoso el homenaje en el que el verso, leído, cantado y declamado puso sabor mulato a la cantata.
Niños amigos de Nicolás Guillén
Niños camagüeyanos rindieron homenaje al Poeta Nacional Nicolás Guillén en su aniversario 113, como respuesta a la convocatoria del centro de estudios que lleva el nombre del artista, radicado en su casa natal, que premió 16 trabajos correspondientes a las manifestaciones de música, teatro, investigación, artes plásticas y literatura.
Los jurados del Concurso Infantil Mi amigo Guillén consideraron destacadas, asimismo, a las escuelas Conrado Benítez de Camalote, en el municipio de Nuevitas; y Martha Abreu, del municipio Camagüey, que lograron la mayor participación individual y en obras presentadas, por sus resultados satisfactorios.
También se seleccionó entre las mejores la casa de cultura Amalia Simoni, del distrito Ignacio Agramonte, en la ciudad de Camagüey, por aportar la mayor diversidad de manifestaciones; y obtuvo un reconocimiento el círculo infantil homónimo, de La Plaza de la Habana, que participó por primera vez.
Otros centros distinguidos con esta condición fueron la casa de cultura Ignacio Agramonte, del distrito Cándido González, por su contribución al buen resultado del concurso mediante el respaldo prestado en medios y con la intervención de su personal; y al Proyecto de la Muñequeria, ambos de Camagüey, en este caso por las donaciones infantiles.
Por las respectivas presentaciones en la gala artística en la apertura del concurso se destacó especialmente a los grupos de Danza Arlequìn, dirigido por Luis Eduardo Antúnez; y Raíces, encabezado por Ramón González; a la Declamadora profesional Reina Ayala Don y a la niña Sofía Villabella Márquez, quien declamó un poema de Nicolás Guillén.
Al informar los resultados, el Centro de Estudios Nicolás Guillén resaltó que el objetivo del evento es que las nuevas generaciones profundicen en el conocimiento de la vida y la obra del poeta y puedan apreciar su contemporaneidad a partir de sus creaciones artísticas, muy en correspondencia con los valores nacionales.
La poesía de Nicolás Guillén (Camagüey, 1902-La Habana, 1989) comprende títulos universales en la literatura infantil, como los poemas del libro Por el mar de las Antillas anda un barco de papel (1977), título que el autor formó uniendo los dos primeros versos de Un son para niños antillanos, aparecido en El son entero (1947), un poema publicado tempranamente entre los de su género.
En este corte, el poeta relacionaba el titulado ¡Ay, señora, mi vecina!…, de la referida obra, al que se unieron luego La Muralla, un rejuego infantil cargado de adultez; y Canción de cuna para despertar a un negrito, ambos de La paloma de vuelo popular, titulo publicado el 28 de diciembre de 1958 en Buenos aires, Argentina.
La plenitud integrada en esta vena de su obra, incluidos los creados bajo las conocidas variantes de Sapito y Sapón, la alcanzan los poemas definitivamente aparecidos bajo los versos Por el Mar de las Antillas anda el barco barco, en este caso, con timoneles infantiles.
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