La tradición está viva en la música de Ecuador

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El rescate de la cultura ancestral no debe ser el único enfoque de la sociedad, lo ideal es darle continuidad a los valores vivos para lograr la supervivencia de las tradiciones.

Esta fue la reflexión que Schubert Ganchozo, folclorista y cantautor, compartió con el público guayaquileño en su charla denominada La Historia de la música del Litoral, en el Teatro Centro de Arte, la noche del martes.

Expresiones musicales de etnias como la Aiwá, Épera, Chachis y Tsáchilas, fueron expuestas en un video que mostró sus rituales y costumbres rememorados durante sus fiestas patronales.

«Somos cultura viva», exclamó el investigador y argumentó que a partir de su convivencia con estas comunidades comprendió que no están muertas, aún viven y siguen reproduciendo la música ancestral. De ellos conoció los ritmos marimberos, la tradición ocarina y de las cuerdas.

La percusión afroecuatoriana – por ejemplo – la desarrolló gracias al aporte  musical que el esmeraldeño  Guillermo Ayoví, más conocido como Papá Roncó, le otorgó al apadrinarlo en este género.

Según Ganchozo, el aprendizaje que este marimbero adquirió fue de la cultura Tsáchila, y  no de su propia descendencia afroecuatoriana.

Se trata de «una inflexión de la reflexión» – dijo – por el proceso que sufrió la comunidad negra durante una época en la que dejó la marimba por otros ritmos musicales, mientras que los Tsáchilas la adoptaron hasta la actualidad.

Recordó que durante una expedición realizada en 1990, al noroeste de la provincia de Esmeraldas, también se instruyó con Luis Cipriano, quien lo introdujo en la música chachi.

La tradición de las cuerdas se ilustró con imágenes de una celebración de Chigualo, donde los pueblos montubios de Manabí celebran la Fiesta del Niño Dios y Las Candelarias. Guitarristas nativos creaban el ambiente acompañando alguna que otra voz melancólica. Ganchozo aseguró que en esta región del país «toda festividad se hace con cuerdas».

Una particular investigación que realizó en años anteriores develó la teoría en la que se basa para crear sus instrumentos de bambú.

El maestro manifestó la existencia de una cosmografía plasmada a través de la conexión de los pueblos de Chongón, Chanduy, Santa Elena y Colonche. Estos se encuentran alineados por una «geometría sagrada» que une cada una de sus iglesias principales, conformando la denominada «Cruz Guancavilca» y creando la ruta de las cruces.

Con esta teoría geométrica Schubert Ganchozo produce sus instrumentos musicales, usando caña guadua, una variedad del bambú endémico de la costa ecuatoriana.

Cuando los interpreta, llama a este género «biomúsica», pues considera que son cantos a la naturaleza que invitan al ser humano al reencuentro con su origen.

«Esta charla es para sensibilizarnos. No he hablado de cultura muerta, sino de cultura viva. Todas estas personas que vieron y escucharon siguen produciendo su música. Por eso hay que dar continuidad de valores vivos para la supervivencia de la cultura», concluyó el folclorista.

La conferencia didáctica finalizó con una interpretación junto a su trío Ensamble Bambú, a quienes acompañó con la marimba, cantó sus composiciones y contagió con su ritmo, invitando a los presentes a sonar sus palmas al son de la música.

El Telégrafo

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