1ra Jornada del Festival de cine de Mar del Plata – Apertura, Presencia Latinoamericana y «Lo que lleva el río» película de Venezuela

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La primera jornada de un festival de cine suele ser la que sirve apenas para acomodarse, reconocer los espacios por los cuales se va a circular durante una larga semana, reencontrarse con amigos, tomarse el tiempo para leer parte del abultado catálogo de un festival de esta magnitud –son 400 películas las que se presentarán en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata- y comenzar a trazar los recorridos físicos y cinematográficos.

Más allá de las películas, ya que comenzaron a dejarse ver en la ciudad de Mar del Plata, el hecho destacado de este viernes 30 de octubre ha sido la ceremonia de inauguración del Festival. Sobria, sin demasiadas referencias a la particular situación política que vive la Argentina, todos los participantes destacaron el gran momento que vive la cinematografía del país. En cuanto a la estadística –que se hizo presente en el discurso de la presidenta del INCAA Lucrecia Cardoso- la cuestión es indiscutible. Además de haberse triplicado la cantidad de estrenos en los últimos 12 años, se duplicó el número de entradas vendidas y e 2015 se está alcanzando la meta del 20% de participación del cine nacional en la taquilla.

El presidente honorario del Festival, José Martínez Suarez, que fuera homenajeado por su trayectoria, destacó a su vez el modo en que en el mundo se reconoce a la cinematografía de su país. “Argentina está en un espacio privilegiado del cine mundial”, afirmó al sostener que quienes antes se negaban a enviar películas al Mar del Plata, ahora lanzan producciones con el interés que sean presentados en este festival.

Arnaud Desplechin realizador francés cuya película “Tres recuerdos de mi juventud” abrió la muestra internacional, también refirió en este sentido al cine argentino, al que calificó de muy vital y de una presencia insoslayable en el circuito internacional del cine.

El lugar de nuestra región en la grilla de esta muestra es importante. En las distintas secciones del Festival, tanto competitivas como no competitivas, participan de América Latina y el Caribe son un total de 52 (esta cifra no incluye los films argentinos -cerca de 140- que son la mayoría dentro de todas las categorías). Los países que presentan obras son Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Guatemala, México, Paraguay, Perú, República Dominicana y Venezuela. El cine de la región se organiza especialmente en torno a tres secciones “Competencia de cine Latinoamericano” (largos y cortometrajes), “Panorama del cine latinoamericano” y “Bolivia alterada”

“Lo que lleva el río” es el film venezolano que se presentó en esta primera jornada en la sección “Panorama del cine latinoamericano”. Realizada por Mario Crespo, cubano residente en Venezuela por más de 20 años, es una película que desde la intimidad del pueblo Warao, en el delta del Orinoco, entrama las relaciones de organización patriarcal en el orden del hogar indígena, en las prácticas evangelizantes del cristianismo y en el ejercicio del poder estatal en la Venezuela de las décadas del 70 y 80. La escena del presente, que da comienzo al largo relato del recuerdo que es la película, pone en tensión aquel pasado opresivo y este momento donde el proceso emancipador abre puertas a relaciones de poder completamente distintas.

No es una perspectiva cultural exclusiva la que define la existencia de una lógica patriarcal en el modo de dominación. Dauna, la protagonista, es víctima de diversos modos de ejercicio del machismo y su lucha es la lucha por la autodeterminación de la mujer indígena no solo al interior de la vida comunitaria, sino también en relación con el mundo institucional burgués. Esa es el punto nodal, reconstruir el modo en que la vida ritual comunitaria, católica o judicial reproducen un ejercicio similar de poder sobre el cuerpo y el deseo de las mujeres.

La película se narra a partir de rupturas temporales que, como el río omnipresente, hacen que el tiempo circule, la lógica se vea alterada y que este ir y venir en la cronología de la vida de la protagonista sirva también para contrastar los regímenes de dominación, en sus similitudes y sus desplazamientos, en un mismo tiempo narrativo aunque hayan sucedido en diferentes momentos cronológicos.

Hay en “Lo que lleva el río” una clara mirada sobre las diferencias interculturales y el ejercicio de colonialización que ejerce el centro urbano y católico sobre las prácticas ancestrales de la etnia warao, pero también es importante reconocer una organización patriarcal al interior de ambos universos simbólicos.

Crespo se interna a través del río en las casas de las familias y será contando sus historias personales que contará la vida y existencia de esta etnia para la cual la naturaleza es su espacio vital, una cultura marcada por el ritmo y la riqueza del río, en la cual se reproduce con alguna sabiduría y mucho ritualismo internalizado un régimen de dominación de los hombres. Dauna, que presentó batalla ante la ignorancia, la incapacidad de enunciar el lugar de la mujer y ante los tribunales, fue una niña alegre, una adolescente con deseos de aprendizaje y una mujer deseante que proponía integrar sus conocimientos con el modo de vida en su casa paterna.

El realizador sabe claramente como producir un film intenso y bello a la vez.

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