45 fotógrafas, una muestra

Calle de Corongo y Pallas
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A través de la mirada también se piensa. Cuando la luz que da vida a la fotografía está cargada de intensidad emotiva y de la expresión oculta de una idea o un sentimiento, el instante es eterno.

“45 mujeres fotógrafas + 1” es la muestra que Mario y María Acha han diseñado en el Centro Cultural Inca Garcilaso de la cancillería. Con tan solo ingresar a la primera sala, el espectador ya está expuesto a una gama que, por variada, lo obliga a incorporar una lectura rápida, viva y colorida antes de iniciar el recorrido. El montaje y la selección incluyen obras que abarcan, en palabras de Mario y María, las artes visuales, el documentalismo, lo experimental, el retrato, el collage, fotografía aérea y lo periodístico. El eclectisismo abarrota cada uno de los espacios.

LA APUESTA
Mario Acha cuenta que la idea de realizar esta exposición nació de la estupenda muestra fotográfica que se comenzó a implementar desde la plataforma fotografiaperuana.com, creada por él y su esposa María en enero del 2013. En la actualidad son aproximadamente 2.400 imágenes de más de 60 artistas peruanos, de Lima, Cusco, Cajamarca, Arequipa y Piura. El único requisito: hacer fotografía.

La pregunta que se hicieron  de inmediato al ver la cantidad importante de mujeres en la lista fue: ¿la mirada de las mujeres fotógrafas está influenciada por su condición de género? Una pregunta abierta que no obtuvo respuesta ni reflejo en conclusiones. “Es el espectador quien debe sacar las suyas”, indica Acha. Otro de los criterios, sostiene, es la visualidad. “Optamos por realizar comparaciones que enfatizaran las similitudes de forma y composición en las imágenes seleccionadas”, refiere. “Conseguimos una homogeneidad de lectura interesante. La idea es que el espectador se lleve en el recuerdo la potencia de las imágenes, no el tamaño ni la cantidad de fotos que vieron”.

La primera sala reúne una serie de trabajos personales, minimalistas, exploratorios, experimentales, artísticos. Collages fotográficos realizados por María M. Acha Kutscher e imágenes de archivo intervenidas por la artista. Claroscuro, sombra y penumbra en las sutilezas de Alejandra Orosco. Texturas del desierto y planos superpuestos en el trabajo de Nora Chiozza. Llama la atención una composición de Soledad Cisneros, hija de Toño, el poeta, quien retrata una libreta de apuntes de su padre. Mariella Agois muestra a una mujer semidesnuda cubierta de una pátina de flores elaborada sobre papel, tal vez para un libro de colorear. Luana Letts presta una foto impresa en gasa.

En el segundo espacio “está el grueso de la exposición”, cuenta Mario. “Lo documental, el paisaje, los rostros”. En esta sala nos dimos con los hermosos retratos compuestos por Alicia Benavides, quien inmortalizó a dos grandes: el poeta y artista Jorge Eduardo Eielson y la escultora Marina Núñez del Prado. En la misma sala, Ana de Orbegoso llama la atención con sus poderosos retratos y su virgen inca que llora. Sandra Elías nos alcanza el registro de misteriosos paisajes. Inés Menacho muestra su producción de fotografía popular y retratos de cotidianidad en clave pop. Susana Pastor, por su lado, aporta trabajos etnofotográficos de un quinceañero en la periferia de Lima y la vida en Agua Dulce. Anamaría McCarthy brinda sus reflexivos e impresionantes desnudos. También una naturaleza muerta de Ana María Gonzales Vigil y los fieles y nítidos retratos de Nancy Chappell.

La última sala está dispuesta para los trabajos en gran formato. Encabeza este escenario una impresionante toma de los hermanos Vargas —la única excepción masculina pero justificada de la muestra—, que representa a dos mujeres de los años veinte manipulando un aparato fotográfico de época. Una suerte de emblema de la exposición.

“Esta es una exposición muy diversa y ecléctica”, apunta Gredna Landolt, curadora del Centro Cultural Inca Garcilaso. “Muchas tendencias e innegable talento”. La mirada en fondo y la forma. Arquitectura de luz.

Publicado en El Comercio
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