Eugenio Espejo: un precursor de la gesta independentista ecuatoriana
El 21 de octubre se conmemora en Ecuador una de las fechas más importantes de la historia nacional, pues en aquel día de 1794, el prócer Eugenio Espejo colocó banderas rojas con mensajes libertarios sobre las cruces de los templos católicos de la calle García Moreno, en lo que hoy es el Centro Histórico de la capital.
En el anverso de los estandartes podía leerse, en idioma Latín, ‘Liberi esto, Felicitatem et gloriam consecunto’, y en el reverso, sobre una cruz de papel blanco: ‘Salva Cruce’, que traducido al español quiere decir “Seamos libres, consigamos felicidad y gloria, Salve Cruz”.
Cuenta la historia que Espejo lo hizo en la oscuridad de la madrugada, acompañado de sus hermanos Manuela y Pablo Espejo, junto a otros patriotas de la época, quienes además colocaron pasquines en las puertas y paredes de las casas coloniales.
Ante el hecho el Presidente de la Real Audiencia de Quito, Luis Muñoz de Guzmán, envió un comunicado al Doctor José de Ezpeleta, Virrey de Nueva Granada, con la novedad de lo ocurrido.
El Virrey contestó desde Santafé, el 20 de noviembre, indicando que le parece bien “no haya perdido tiempo en indagar el origen de semejantes especies sediciosas”, e indicando que “deben atribuirse esos pasquines a algunos pocos individuos díscolos, en los mismos términos que se ha descubierto aquí, sin otra trascendencia a lo Público que la de haberse reconocido con este motivo su constante fidelidad a S. (Su) M. (Majestad) y sumisión al Gobierno en que no se ha notado la menor alteración” (Archivo histórico del Ministerio de Cultura).
Desde España, el Rey Carlos IV, enterado de los acontecimientos, expresó mediante un comunicado que “semejantes acontecimientos no deben mirarse con indiferencia, ni dejar de condigno castigo les sirva de corrección y enmienda y de escarmiento a otros”.
Las autoridades no lograron descubrir que el Doctor Eugenio Espejo fue autor de las banderas rojas.
18 años después, discípulos y amigos de Espejo dirigieron en Quito la Revolución del 10 de Agosto de 1809, que terminó en la independencia nacional del Ecuador en desconocimiento de las autoridades nombradas por el Rey.
Eugenio Francisco Xavier de la Santa Cruz y Espejo nació en Quito el 21 Febrero de 1747, hijo legítimo de Luis Chuzig, que se cambió el nombre a Luis de la Cruz y Espejo, y de Cathalina Aldáz, quiteña de origen colombiano. Se graduó de médico y fue uno de los pensadores más ilustrados de América, de gran sensibilidad Social, y por su actividad y difusión de las ideas libertarias fue encarcelado.
Un día después de salir de prisión, el 27 de diciembre de 1795, murió enfermo. Es el Precursor y mártir de la Independencia Americana.