«Armero» la película de ficción que recuerda la tragedia
Los secretos de ‘Armero’, la película sobre una tragedia anunciada
Por Julián Espinoza Rojas
Más de 20.000 personas murieron hace 29 años en la tragedia de Armero. Desde ese entonces, decenas de artículos y documentales han narrado cómo la avalancha descendió desde la cima del Nevado del Ruiz, cómo las alertas fueron ignoradas por las autoridades y la dolorosa historia de la niña Omaira, quien murió frente a las cámaras de un país conmocionado.
Sin embargo, en casi tres décadas nunca llegó a la pantalla gigante la tragedia natural más devastadora de Colombia. Christian Mantilla, director de cine santandereano, pensó en la necesidad de hacerlo, escribió el guion y dirigió la primera cinta que recreará este hecho.
Según cuenta, recorrió cinco departamentos en busca de locaciones que se parecieran a lo que alguna vez fue Armero y, con ayuda de efectos visuales, consiguió recrear su destrucción. El desafío le ha tomado más de nueve años y espera estrenarla este diciembre.
‘Armero’, según su director, busca rendirle un homenaje a las víctimas con una historia de amor y esperanza.
Mantilla compartió con ELTIEMPO.COM algunas imágenes en exclusiva de este proyecto cinematográfico y contó detalles de cómo ha sido el proceso de realización.
¿En qué consiste ‘Armero’?
Esta película es sobre la tragedia de Armero. Está basada en hechos reales, pero tiene algunas pinceladas de ficción. Me basé en muchos relatos de sobrevivientes e hice una investigación de aproximadamente un año. Tomé algunas de las historias más interesantes y escribí un guion tratando de que funcionara como película. Se trata de una historia de amor que es paralela a los hechos que ocurrieron el 13 de noviembre (de 1985).
¿Por qué llevó al cine esta trágica historia?
Es un dato curioso porque el 13 de noviembre de 1985 ocurrió la tragedia y el 13 de noviembre de 2005 nació la idea de hacer la película. Yo me encontraba en mi apartamento en Los Ángeles (Estados Unidos) escuchando por Internet las noticias colombianas. Ese día se conmemoraban los 20 años de la tragedia y todo el día las noticias eran sobre Armero. Comencé a leer sobre el tema: la parte técnica, las historias de las víctimas. Inmediatamente me pregunté por qué no se había hecho alguna película sobre esta tragedia que marcó a Colombia, tan impresionante y tan dolorosa. De ahí nació mi idea de hacerla en homenaje a las víctimas. Seguramente, si no hubiese estado conectado ese día, no habría pensado en este proyecto.
Usted estaba en otro país, vinculado a otros proyectos. ¿Cómo aterrizó la idea y terminó regresando a Colombia?
Comencé a trabajar en la etapa de desarrollo e investigación. Contacté familiares de las víctimas y a gente de Ingeominas que estuvieron en la época, mientras que mi hermano estudiaba efectos visuales.
Me tomó tiempo pensar cómo hacerlo con semejante exigencia técnica. Para ese entonces, era imposible que pudiera hacerla. A medida que él seguía aprendiendo sobre efectos, yo escribía el guion, según las posibilidades que teníamos para recrear la tragedia.
Seguía mi trabajo en NBC y en el 2010 viajé a Colombia ya decidido a hacer la película, a buscar recursos. Ahí es cuando comienza a tomar forma ‘Armero’.
¿Cómo fue el trabajo de búsqueda de locaciones y fichaje de actores? ¿Cuál era el tono que le quería dar a la película?
Primero que todo pensé que iba a recibir apoyo económico de muchos sectores, que iba a ser algo más sencillo, que iba a tener equipo técnico, que iba a tener a cien personas trabajando conmigo, pero nada de eso estuvo cerca de la realidad.
No quería usar gente tan famosa en los protagónicos. No quería desviar la esencia de lo que es Armero. Como la historia es ya prácticamente conocida, yo quería que quienes la relataran fueran unas personas neutrales para que la gente no se desconectara al reconocer al actor por alguna serie de televisión y que ahora no lo vieran como un armerita. Por eso decidí buscar actores de teatro y actores naturales que encajaran con lo que estaba planeado.
De locaciones, en Santander, encontramos en Sabana de Torres un sitio que se parece mucho a lo que era Armero. Grabamos en el Cesar los cultivos de algodón, grabamos en el Tolima, en las ruinas que aún existen de lo que era Armero, en Manizales todo lo relacionado con los volcanes y en el Nevado del Ruiz. Han sido cinco los departamentos los que hemos tenido que recorrer para hacer esta película.
Recrear la avalancha es un desafío muy complejo, ¿cómo lo hicieron?
Los efectos visuales van a recrear la destrucción porque no había registros de la época, como lo habría hoy en día.
A mí siempre me llamó la atención que las víctimas decían: once de la noche, estar durmiendo, escuchar un ruido tremendo, salir a las calles y ver olas gigantes destruyendo todo a su paso. Todo eso me causó mucha curiosidad sobre cómo recrearlo para sentir lo que esta gente pudo llegar a vivir. Solo de imaginarlo era aterrador. Hablé con mi hermano para hacer pruebas y saber cómo físicamente sería posible recrear esta tragedia, que no fuera salida de la realidad, pero tampoco espectacular en la parte de producción aumentando costos.
Hicimos pruebas con fluidos para determinar su comportamiento, su fuerza, y considero que llegamos a un punto en el que creo, según lo que investigamos, se recrea lo que pasó esa noche. Han sido pruebas digitales sobre la destrucción y también basándonos en los hechos y en la información técnica de los expertos. Es mostrarle a Colombia lo más cercano de lo que pudo haber pasado.
Hay una gran responsabilidad detrás de esa idea, porque aunque hay elementos de ficción, los espectadores esperarán que los hechos parezcan muy reales…
La investigación se hizo porque hay algo muy delicado y es que las víctimas reclaman que el Gobierno los abandonó; hay culpas. Es muy doloroso para ellos decir que el pueblo en el que crecieron ya no existe. Entonces es muy delicado ese tema. Lo que hice fue recolectar toda la información suministrada por gente que estuvo muy de cerca en la investigación de la tragedia.
Yo relato esas historias para que la gente misma saque sus conclusiones. Ahí no se está juzgando a nadie, pero tampoco se están dejando cosas importantes por fuera. Lo que iba investigando y se iba comprobando, iba entrando al guion. Mi intención con esta película es conocer un poco más de lo que sucedió en Armero. Pero sobre todo, mi idea es de reconciliación, de que nos unamos alrededor de la tragedia más como un país que nunca olvida esta región y no para hacer señalamientos.
En Colombia no estamos acostumbrados a ver en cartelera producciones nacionales con efectos visuales, ¿cómo es esa experiencia de ofrecer un relato en el que estos toman fuerza?
Trabajar con efectos visuales generados en computador obviamente es muy costoso, pero nos dan oportunidades que físicamente son imposibles. Reconstruir un pueblo para destruirlo con una avalancha de lodo es imposible de hacer en la realidad. Entonces, son herramientas que nos ayudan a ir un poco más allá en el relato de historias. Sin estas ayudas, hay historias que no se podrían contar.
Estoy muy comprometido con esta película y ya vamos sin pensar en la recuperación económica. Ha sido una inversión bastante alta. Es importante recuperar ese dinero, pero ya se trabaja es sin pensar en los números. Hay un compromiso en saber abordar esta historia tan sensible.
He visto en el país algunas ayudas digitales ya, pero no ha habido el despliegue en efectos visuales a este nivel porque las historias que se han tratado no lo han requerido. Ojalá avancemos a esto y lleguemos a usar más los efectos visuales porque esto abre las posibilidades de contar historias.
¿Cuándo estará ‘Armero’ en las salas de cine del país?
La película, por falta de recursos, se ha demorado. Pero la mayoría de cosas difíciles las hemos concretado. Esperaba estrenarla el año pasado, pero por falta de recursos seguimos en la lucha. Hoy tengo planeado estrenarla a finales de este año y estamos haciendo todo lo posible.
¿Qué elementos cree que tiene ‘Armero’ para atrapar a los espectadores?
Este es un homenaje a las víctimas. Si ellas la aprueban, para mí es un gran logro. Pero, para el colombiano que no tuvo que ver directamente con la tragedia se hizo todo lo posible para hacer una historia agradable de ver y no una historia que cuando uno salga del cine no sienta nada o que salga odiando un poco más la realidad del país. Esa no es mi intención. Esta historia es para sentirnos un poco más orgullosos de ser colombianos, que la gente salga del cine sintiéndose más unida. Es una historia de paz, amor y, sobre todo, de reconciliación. Van a salir de las salas de cine con algo distinto a quemar dos horas de su vida comiendo crispeta. Creo que será una gran ayuda, espero, para esas víctimas que reclaman ser escuchadas.