Corpus: 20 de obra de Javier Marín

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Todas las edades del cuerpo humano, representadas en piezas monumentales, incluyendo miniaturas, algunas fragmentadas o en todo el esplendor de su entereza, forman la exposición Corpus, de Javier Marín (Uruapan, 1962), que hoy se inaugura en el Antiguo Colegio de San Ildefonso.

La muestra, que revisa dos décadas de quehacer del escultor, incluye 48 obras en bronce, madera y resina de poliéster mezclada en algunos casos con amaranto, tabaco, sal o carne seca (machaca).

Se trata de piezas poco vistas en México, 25 de las cuales se exponen por vez primera para dar cuenta, sobre todo, de la evolución en la metodología creativa del artista.

Corpus forma parte del proyecto dedicado al autor que se presenta en otras dos sedes del Centro Histórico: la muestra Terra, que abrió sus puertas hace un mes en el Palacio de la Cultura Banamex (Palacio de Iturbide), y tres cabezas monumentales emplazadas en recientemente remodelada Plaza Seminario, a un costado de la Catedral Metropolitana.

Recorrido con la prensa

Ahora en mil 103 metros cuadrados el público podrá recorrer siete salas de la planta baja y los patios de acceso del recinto novohispano de San Ildefonso para descubrir la belleza imperfectade los seres que buscar entablar un diálogo amplio y diverso no sólo con el espacio arquitectónico, sino con el público, señaló Ery Cámara, curador de Corpus.

Durante un recorrido con la prensa, Javier Marín comentó que un día se le antojó agregar materiales orgánicos a la resina con la que hacía sus esculturas, porque le parecía muy fría si la usaba sin el bronce; me faltaba esa parte del accidente que puede hacer única cada copia.

Así comenzó a mezclar semillas de amaranto, tabaco, sal o carne seca con la resina y resultó toda una experiencia, porque al calentarla y empezar a hervir la grasa se licúa y comienza a oler a carne asada. El resultado final es padrísimo, dejas que la escultura o la técnica o el material se porte como se le antoje y empieza a hacer cosas raras, truena de acá, y allá se hace una explosión, continuó.

Siete cabezas monumentales, que el escultor llama los barbudos, son resultado de su experimentación con la machaca y la resina, lo que en efecto da un olor peculiar a las obras, además de una textura orgánica que sólo se pude apreciar mirándolas de cerca. También figuran en Corpus la pareja de sal, los cuerpos de amaranto, un bebé que cabe en la palma de la mano, los ojos de Tláloc, unos bucles monumentales tirados en el patio principal, a manera de restos de una lucha amorosa, y al final, en un rincón inesperado del recinto: la muerte, el cuerpo extinguido.

Son obras que los visitantes tendrán la oportunidad de mirar desde diversos ángulos, pues la museografía así lo propicia: Me encantaría que las personas se pararan frente a mi trabajo con la más mínima cantidad de prejuicios, que no piensen que están frente a una obra de arte porque alguien les dijo que lo era. Me encantaría un espectador abierto a su propia reacción, pues las obras son de cada quien y de su propia visión, dijo el escultor.

Colaboración de un robot

Javier Marín, quien recibió en 2008 el primer premio en la tercera Bienal Internacional de Pekín, considera que en él “hay una reflexión importante al ver esta muestra de 20 años de trabajo, pues me deja la tarea obligada de pensar hacia dónde voy ahora. Para esta exposición hice una pieza de seis metros en madera, es decir, la hicieron en un pueblo de Italia, adonde mandé un modelo, y luego por medio de un robot la agrandaron y cortaron para que los artesanos especializados le metieran un poco la mano.

“Eso me gustó mucho. La idea es mía, pero el trabajo manual lo hace principalmente un robot; me atrae que sea una mano no humana la que esté interpretando mi propuesta.

Me emociona la escala de la obra; es la primera pieza de madera que expongo, creo que voy a seguir haciendo cosas con ese material.

Corpus es, sobre todo, un espacio de diálogo, señaló Silvia Zárate, directora de la Fundación Javier Marín, por lo cual se desarrollará un amplio programa educativo que incluye el coloquio El cuerpo como objeto del arte que se realizará el 26 de noviembre. Conferencias durante diciembre, enero y febrero, talleres martes, sábados y domingos, así como visitas guiadas.

Corpus concluirá el 20 de marzo de 2016. La cita es en Justo Sierra 16, Centro Histórico.

Publicado en La Jornada
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