Ecuador: al rescate de la alfarería

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La técnica de la “cuica” (hilo largo) es una de las formas ancestrales de elaboración de cerámica. Se la puede ver en la muestra del Museo Pumapungo. El espacio donde estaba la Sala Tomebamba, una especie de galería multimedia que se ubica al ingreso del Museo Pumapungo, ahora es una sala temporal. Para abrirla, Tamara Landívar, antropóloga, ha curado una exposición que habla de la alfarería en el Austro, en dos tiempos, el presente y pasado, como también desde un aspecto identitario, la étnica. “Presencia del pasado: La alfarería contemporánea del Austro ecuatoriano”, se denomina esta muestra que se inaugura hoy, a las 19:00 y es parte del proyecto de investigación de Catherine Lara, con varios artesanos de comunidades de alfareros como San Miguel de Porotos, en Cañar; Nabón y Chordeleg, en Azuay; Taquil, en Loja; y, Gualaquiza, en Morona Santiago. Esta exposición se caracteriza por su dinámica; contiene objetos elaborados por los artesanos alfareros desde la concepción contemporánea. Estos elementos se conjugan con objetos etnográficos, considerados patrimonio; y, con los objetos arqueológicos que llevan a la historia. La estructura museográfica cambia la forma convencional de contar la historia, empieza desde lo que se registra ahora, desde lo que se logra con las actuales técnicas de manejar el barro; hasta llegar a la raíz ancestral, es decir, es una forma didáctica de romper el hilo cronológico histórico y empezar desde el final hasta llegar al origen. La investigación ha permitido a Catherine Lara evidenciar algunos aspectos sociales que atraviesan los alfareros, durante todo su proceso de elaboración de cerámica; por lo que la exposición ahora vigente tiene entre sus objetivos transmitir esa realidad que sienten los actores de esta actividad que está a punto de desaparecer. Varios factores amenazan a la alfarería, dice Lara. Empezando con el desconocimiento de la opinión pública sobre los procesos y técnicas que se aplican para confeccionar las piezas de cerámica. Cada objeto está plagado de historia, sus autores aplican técnicas milenarias ya sea en la preparación de la materia prima y en los pasos de elaboración; cualidades que al momento de comercializar en el mercado no se valoran, el usuario no está dispuesto a pagar más de tres dólares, por una pieza. Un segundo aspecto que va en contra de esta artesanía es el trabajo difícil. Son los alfareros quienes van a la mina, cavan y sacan la arcilla. Luego de eso viene el proceso de remojar la arcilla, pisarla, trabajar con altos niveles de humedad y frío, que luego repercuten en problemas de artritis. Previo a esta muestra, la investigadora visitó, dentro de su plan de trabajo, algunas zonas de alfarería de la región austral y ha registrado otros factores que hoy en día marcan a la alfarería.

MEDIOAMBIENTE Y MIGRACIÓN

El tema ambiental es otro punto en contra. Ahora es prohibido cortar los árboles para hacer leña, entonces les toca comprar esa leña y los réditos que deja el trabajo no permiten cubrir estos gastos que están dentro del proceso de producción. Y si algo no puede quedar fuera de los fenómenos que trabajan en contra del sector, es la migración. Muchos alfareros se van o tienen familias que mandan remesas, por ende, algunos de ellos no necesitan trabajar y lo dejan. Los jóvenes ven todo eso y no se animan a seguir, ya no quieren aprender. Cada elemento expuesto porta esas vivencias de los alfareros y se los puede asimilar tanto en la muestra como en los programas que la complementan, ya sea a través del espacio “Dialogando Saberes: intercambios de experiencias, entre los artesanos de San Miguel de Porotos, Sígsig, Chordeleg, Nabón Taquil y Gualaquiza, que será mañana desde los 09:00, y de la serie de demostraciones que se harán en este lugar expositivo, del 9 al 18 de este mes.

Publicado en El Mercurio
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