[Exclusiva NodalCultura] Susana Baca, cantante y compositora peruana: «Latinoamérica es, para mí, la joya más preciosa»

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Por Tomás Forster – NodalCultura

Dueña de una voz suave, profunda y delicada, buceadora de los sonidos y los ritmos de los pueblos afroamericanos, artista  comprometida con la realidad política de la región, reconocida y distinguida a escala mundial, la cantante y compositora peruana Susana Baca mantiene, a la hora de la conversación, ese espíritu cálido y sensible que refleja su obra musical y sus interpretaciones en escena. Continuadora de Chabuca Grande, que la precedió en su intención de rescatar las expresiones folclóricas e influyó en sus primeros pasos, Baca se transformó en una de las voces insoslayables de América Latina a partir de un camino construido entre innumerables discos y algunos libros como el que realizó junto a su marido Ricardo Pereira, titulado Del fuego y del agua, fruto de años de investigaciones y viajes por la costa peruana recopilando la influencia de los pueblos afrodescendientes.
Días atrás, la autora de María Lando participó en el Foro Nacional y Latinoamericano por una Nueva Independencia organizado por el ministerio de Cultura argentino a través de la Secretaría de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional, a cargo de Ricardo Forster, en la ciudad de San Miguel de Tucumán, tierra natal de otra voz inigualable: Mercedes Sosa. En ese contexto, Baca, oriunda de la localidad de Chorrillos, al sur de Lima y a orillas del Océano Pacífico, se brindó a un diálogo con Nodal Cultura en el que se explayó sobre la actualidad político-cultural que vive su país y la región, desandó los pilares que sostienen su trayectoria musical y expuso esa pasión inextinguible que siente cuando se trata de cantar.

¿Qué balance hace a la distancia de su experiencia como ministra de cultura?

Ese momento fue muy importante para mí porque implicaba una presencia de los afro-descendientes y fui, siento el orgullo de ellos, de mis compañeros, que por primera vez llegaban a tener una ministra de cultura. Un hecho histórico realmente. Gente de lo más postergada y excluida veían como una de ellos llegaba a ese lugar. Y pude trabajar muchas cosas: hacer convocatorias a todos los trabajadores de la cultura, en reuniones en que podíamos ver sus aportes, reconocerlos y escuchar propuestas de ellos. Todo tenía que ver con mejor gobernar, mejor trabajar, incluyendo a la gente. Abrir el ministerio para los pueblos afro-descendientes, indígenas y amazónicos y que sintieran que el ministerio era su casa, su lugar. El ministerio de Cultura de Bolivia se llama ministerio de “Las culturas”,  eso gráfica es que somos países que tenemos diversas culturas y Perú es una gran muestra de esa mixtura cultural. Siempre trataron de separarnos, que se contrapongan culturas que se pueden complementar y coexistir alegremente. Y también trataron de hacernos ver que nuestra variedad de culturas era mala, al contrario, ¡es una riqueza! Por eso nuestra comida es como es o la música, porque tienen la influencia de todas esas identidades culturales.

¿Cree que en la sociedad peruana se conserva un núcleo de discriminación?

Nuestro continente tiene todavía ese flagelo de la discriminación y está presente en muchos lados. En nuestro país es muy fuerte porque cierta genta habla con orgullo de los incas sin ver que el descendiente de los incas es el que está padeciendo y sufriendo por una dirigencia política que no le reconoce sus derechos.

¿Cómo analiza la actualidad del gobierno de Ollanta Humala?

Veo que se ha traicionado a los pueblos indígenas porque estas promesas acerca de cómo debía ser nuestro futuro como país desgraciadamente se dieron vuelta. Se ha puesto a gobernar, más bien, para la derecha. Las empresas para consumir, para hacer cualquier trabajo en el Perú se encuentran con un país que tiene demasiados centros monumentales, un legado arqueológico que es maravilloso y estas empresas para construir algo tienen que hacer un trámite en el ministerio de Cultura. En su momento, nosotros hicimos que haya una sola ventanilla y todos los proyectos se entregan ahí para hacer el estudio en la zona con arqueólogos y tener todas las garantías que no se iba a producir impacto alguno en estos monumentos que son el testimonio de los pueblos que vivieron en nuestra tierra y de su legado cultural. Entonces, el presidente Humala con el actual ministro de Cultura emitieron unos decretos para que este control a las compañías no sea exhaustivo y se den con toda facilidad los permisos. En resumen, dieron marcha atrás completamente frente al poder económico. La ley de consulta previa, que se hizo cuando fui ministra, y cuya reglamentación fue asignada al ministerio de Cultura y que se trabajo con especialistas y se dio una reglamentación bien hecha, ahora está en letra muerta. Se vulneran los derechos que se habían posibilitado en un momento. El gabinete del gobierno nacional es totalmente de derecha.

¿Cuál es su mirada de cara al futuro de su país? ¿Cree que es posible relanzar el proceso de transformación que Humala no se atrevió a llevar adelante?

No, soy pesimista en ese sentido. Hay un candidato que es un ladrón, Alán García, que tiene experiencia en robar y no quedar involucrado. Y, al mismo tiempo, la izquierda está tremendamente dividida y los líderes que podrían ser los que asuman ese encaminar al país no tienen proyección nacional, son líderes a nivel regional que si se lanzan, fracasarían. No hay recambio en este momento. Es muy necesario formar nuevos líderes. La gente, el pueblo, está harto de esperar.

¿Cómo construyó a lo largo de su trayectoria ese aporte constante a las identidades culturales, a la relación de los pueblos con sus músicas?

Fui aprendiendo en el camino y, también, hay una herencia de hacer escuchado a los viejos cantores. Ellos eran artistas del pueblo, metidos en sus lugares, que no tenían la suerte de ser entrevistados ni nada de eso. Artistas que han entregado su vida y no han cambiado nunca sus creencias porque era como traicionar a su pueblo. Ellos me enseñaron, me guiaron y yo les agradezco muchísimo porque de ellos aprendí como tenían que hacerse las cosas. ¡Y llegar a ser ministra! Imagínate tú, el shock que fue. Y además el presidente me decía: “usted es el símbolo de la inclusión social, no vaya a fallar”. Me puse a trabajar desde el primer día con el apoyo tremendo de Ricardo, que no es solamente mi marido, sino también un compañerazo. Todo eso se detuvo en un momento y a los ministros de cierta orientación los bajaron desde arriba, entre ellos, a mí. El presidente empezó a cambiar de rumbo.

¿Cuál piensa que es la causa de ese giro?

La derecha, la derecha que no duerme. Sistemáticamente querían que sólo fuera una ministra que tenía que dar permisos para esto y aquello, para esas construcciones en los sitios arqueológicos de los que te hablaba, y yo me negaba a hacer las cosas de cualquier forma y dar pase libre. Por ejemplo, tenías que dar el permiso para que Machu Picchu se convierta en Disneylandia, que la gente vaya tres turnos, cuatro turnos, y yo dije: “sobre mi cadáver”. Machu Picchu tiene que sobrevivir hasta para que sea visto por los peruanos que no han nacido, es un tesoro y como tal lo tienes que tratar, entonces me opuse a la explotación turística desmedida. Las empresas privadas dijeron: esta ministra no entiende nada, hay que sacarla.

¿Cómo ve el lugar de la mujer latinoamericana en el proceso político y cultural que vive la región?

Hay avances y logros increíbles. Eso no ha sido gratuito, ha sido a punta de luchas y reivindicaciones porque las mujeres no han parado de luchar. Entonces, ahí está, la historia de las madres de Plaza de Mayo que es algo que te conmueve, te emociona tanto ver a esas mujeres que sufrieron de esa manera, se llevaron a sus hijos, los desaparecieron y ellas, las Madres, se van trasformando internamente, van transformando su pensamientos y haciendo honor a sus hijos en cada palabra, en cada lucha que llevan adelante, en cada gesto de enorme dignidad. Mujeres tan valiosas que también fueron perseguidas, tratadas de locas. Las maltrataron, las quisieron destruir pero esa fuerza que han tenido las sostuvo. Como dice la canción de Silvio Rodríguez: “no hay libro que las aguante”.

Cuándo elige su repertorio, ¿qué decisiones pesan a la hora de elegir tal o cual tema y buscar hacerlo propio?

La letra, las palabras son muy importantes. Y por eso es tan grato venir a países de nuestra habla. He conquistado parte de Europa, Estados Unidos, pero Latinoamérica es para mí la joya más preciosa.

¿Cómo ve el panorama musical de la región?

Los jóvenes tienen la palabra y que hermoso es cuando los jóvenes van al fondo de sus raíces, recogen lo propio y lo lanzan de una manera distinta. Lo renuevan, lo reviven y lo hacen suyo. Entonces, pueden hacer las fusiones que le den la gana porque la tradición es genuina cuando es dinámica, cambiante, algo que se da en el momento.

Se lo deben haber preguntado alguna vez: ¿Qué siente cuando canta?

Yo me emociono mucho, me conecto profundamente con las palabras de la canción. Quiero llegar al alma de la gente con esas letras. Cuando canto me transformo, me meto profundamente en la canción. Y quiero que la gente se vaya con algo en su corazón después de un concierto. Me encanta cuando la gente se va con una sonrisa en los labios.

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