«Historia de un oso» Oscar al mejor corto animado (Chile)

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Gabriel Osorio, director de Historia de un oso, cortometraje ganador del Oscar como mejor cortometraje animado, dedicó el Oscar a su abuelo que inspiró la historia, ya que tuvo que sufrir el exilio y que desea que esto nunca vuelva a suceder.

Con un guion muy interesante en cuanto a sus capas y lecturas, Historia de un oso cruza un registro de la narración dentro de la narración y en esta suerte de capas habla de la melancolía y de la historia familiar perdida, como de la historia de la violencia pinochetista.

Un oso, que recuerda a su familia ausente, es fabricante de una dispositivo mecánico en el que se cuenta una historia en la cual un oso, su alter ego, es secuestrado y encerrado en un circo. Los secuestradores, como en los tiempos de la dictadura, son un grupo policial que ingresa a los hogares y se llevan a aquellos que les hacen frente.

Son estas mismas fuerzas uniformadas y armadas las que custodian al oso en el circo y lo obligan a los trabajos forzados. Claro que, siempre el oso sigue pendiente de la posibilidad de regresar con su familia.

Claro que, historia dentro de la historia, Osorio con mucha inteligencia no propone finales en la historia original, en la historia del oso dolido que divierte con su caja mágica de engranajes, muñecos y sonidos a los niños en las esquinas.

Si el trabajo del guion es puntilloso y certero, la factura técnica es impecable. Minucioso en la construcción de los personajes, el realizador trabaja las tramas y la iluminación acompañando el dejo melancólico del personaje principal. La música original se mueve entre la lógica de relojería de la caja mecánica y el circo

Osorio demuestra ser un realizador dotado de talento narrativo, pericia técnica para el dibujo y la animación y capacidad para lograr consistencia entre los diversos elementos narrativos que forman parte del complejo de la animación cinematográfica.

 

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