«Guajiro» Mirabal, trompetista de la cubanidad

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A sus 83 años Luis Manuel “Gua­jiro” Mirabal Vázquez tiene mu­cho que “so­plar”. Considerado por el ja­z­zista norteamericano Wyn­ton Mar­salis “el me­jor intérprete, a escala in­ternacional, de la cubanidad”, el mú­sico, natural de Melena del Sur, en la hoy provincia de Ma­yabeque, afirma que solo dejará de tocar la trompeta el día que ya no tenga fuerzas para ello. Ese día por supuesto, dice, será el día final, pero luego, aunque no es un hombre de mu­chas palabras rectifica y jocosamente anuncia, bue­no, ten cuidado….

“El Guajiro de Cuba”, como lo bau­tizó el músico venezolano Os­car de León, aprovecha bien cada minuto que le regala la vida. Cuando no estaba de gira con su Buena Vista Social Club, del cual es uno de los fundadores allá por 1997, le dedicaba tiempo a la familia o se iba a las escuelas de música a repartir sus enseñanzas entre los jóvenes instrumentistas que sueñan —como lo soñó él— con defender lo mejor de nuestra música cubana.

Nunca olvida sus inicios: “Co­mencé de niño en mi pueblo natal, guiado por mi padre, que fue mi primer maestro”, ni olvida a Tito Gó­mez que fue quien le cambió el nombre. “Nosotros tocábamos juntos en la Orquesta Riverside y un día me preguntó si yo era de La Habana y le dije que no, que yo era del campo. Entonces me dijo: así que eres un guajiro y se me quedó. Desde entonces soy el Guajiro Mirabal.”

Son muchas las huellas dejadas por este gran músico cubano en los mejores trompetistas de Cuba, que no solo quieren parecérsele en el dominio del instrumento y profesionalidad, sino en sencillez y humildad. Para su orgullo, su nieto Luis Manuel Mirabal Placencia “El Gua­jirito”, siguió su camino. Para mayor suerte fue su compañero de faena en el Buena Vista Social Club.

Conversar con él resulta siempre una experiencia inédita. Así lo experimenté al permitirme entrar en un pedacito de su tiempo y conocer un poco más de su vida y obra.

—Con 83 años recién cumplidos, ¿cómo ha celebrado sus cum­pleaños hasta la fecha?

—Trabajando. Mira, en los días cercanos a la fecha de mi cumpleaños, por lo general, siempre salí de gira. Y ahora que ya el Buena Vista So­cial Club dice adiós, sigo trabajando porque formo parte de una nue­va agrupación que se llama Soneros All Star, con la cual continuaré to­cando. Así que nada ha cambiado.

—¿Qué significan para usted 65 años de vida artística?

—Más de 60 años tocando. An­tes de decidirme por la trompeta ex­perimenté con varios instrumentos, incluidos el clarinete y el saxofón, tenía entonces 11 años de edad

“En diciembre de 1951 integré, como profesional, el Conjunto Uni­versal de mi municipio. Estuve en él hasta el 53, año en que pasé a la agrupación Swing Casino de Güi­nes, una de las muchas bandas al estilo norteamericano que florecieron en la Isla por esa época. En Güi­nes fue donde conocí a Mérida, mi esposa, me enamoré y me quedé a vivir. Luego siguieron el Conjunto Rum­bavana, del cual soy fundador, las orquestas de Tropicana, la Ca­sino Parisién del Hotel Nacional, la del ICRT y la Orquesta de Música Mo­derna de la cual también soy fun­dador.

“La Orquesta de Música de Mo­derna la dirigía el saxofonista Ar­mando Romeu, y fue un punto de lan­zamiento para muchas de las grandes figuras del jazz cubano, in­cluido el percusionista Gui­ller­mo Barreto, Juan Pablo Torres en el trombón y los pianistas Gonzalo Ru­bal­caba y Chucho Valdés, entre otros. Esa fue una etapa importante para mí. Se hacía mucha experimentación, mezclábamos lo clásico y lo tradicional, aparecimos en in­nu­me­ra­bles bandas sonoras del cine cubano, de finales de los 60 a mediados de los 70. En esos años realicé varias giras en forma independiente junto a Os­car de León y José Feliciano. En ella me mantuve hasta su desaparición en la década del 90, pero seguí tocando en Tropicana has­ta que me jubilé en el 2001”.

“Muy pocos saben que toqué con la banda ceremonial de la Milicia Na­cional Revolucionaria y en la ban­da del ejército cubano, en la que me mantuve durante 25 años. Y todo eso lo hice simultaneando mi trabajo con las diferentes or­questas que integré. Todavía no sé cómo pude hacerlo. Bueno, creo que sí, porque yo me he dedicado a la música, especialmente a la música cubana. Ima­gínate en­tonces cuánto han significado para mí estos años”.

— ¿Hoy, cómo se siente?

—Me siento bien y estoy feliz. Y le doy gracias a la vida por seguir viviendo. Y verme tocando junto a mi nieto, el único que ha seguido mi camino y el de mi padre, pues me da mucha fuerza para seguir adelante. Realmente estoy muy orgulloso de él como de toda mi familia.

—¿Cómo ha sido su carrera discográfica?

—Tres nominaciones a los premios Grammy Latinos, por los CD Afro Cuban All Star, Buena Vista Social Club (obtuvo el premio) y Guajiro En Solitario, este último también nominado a los Grammy Americanos y los Billboard y colaboraciones con artistas, lo cual me ha reportado innumerables distinciones, reconocimientos y medallas. Qué más puedo pedir, ¿no crees?

Miembro de la Uneac y una gloria de Cuba, ha recibido entre otras la Medalla Alejo Carpentier y las distinciones Por la Cultura Nacional y Raúl Gómez García.

Sencillo, afable, familiar, aún con deseos de trabajar y de seguir ayudando a las nuevas generaciones de músicos cubanos, a pesar de su avan­zada edad, este humilde hombre de campo que todavía tiene mu­cho que decir y mundo por recorrer dándole glorias a este país, no oculta su pesar por el adiós definitivo del Buena Vista Social Club en el cual permaneció durante 19 años.

“Buena Vista Social Club fue pa­ra mí una gran familia. Con la agrupación caminé medio mundo, co­nocí muchos países que nunca ha­bía conocido. Pero como dice el refrán todo lo que comienza tiene que acabar”.

Publicado en Granma

 

El Guajiro en vivo

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