Destellos de espiritualidad sonora

1.070

Por Mercedes Sanz

Varias cosas llaman la atención de este proyecto y no sabemos por cuál empezar, si por su nombre, la música o la portada del EP. Comencemos por lo último, porque esa vieja consigna que dice “comemos con los ojos” es cierta, al menos en el mundo occidental.

Una imagen como de otro planeta muestra oscuridad, una suerte de cosmos. El enorme triángulo al revés parece una puerta que invita a otra dimensión, y el perro blanco echado en el suelo grisáceo tapa uno de los vértices. El animal mira de frente, está allí tranquilo y atento. Y en el triángulo se lee: Del Siervo. ¿Qué es lo que más atrae? Puede ser la composición simplificada de la obra con tan sólo cuatro elementos, el no saber cuál es el papel del perro en ese cuadro, qué hay después de cruzar la puerta, en fin…

La carátula es libre de interpretaciones y no pasa inadvertida. Invita a pensarlo dos veces antes de entrar a ese triángulo, pues hay un perro que vigila cual cerbero. Todo ese ambiente enigmático da hasta miedo.

Es, como ya se dijo, el arte del primer EP de Del Siervo, a cargo del diseñador Iván Calzadilla. Esta propuesta musical personal la ideó Alejandro Silva Diez, comunicador social egresado de la Universidad Católica Andrés Bello y productor musical.

El año pasado dio a conocer su primera producción en su bandcamp, con descarga libre, y pasó bajo la mesa. Quizás la sobreexposición diaria de música digital opaca varias propuestas creativas.

Del Siervo es “la forma de reflejar la música que siempre he escuchado, la latinoamericana y música de afuera que ha influido en la música venezolana. Buscando más los orígenes, la música africana, la cubana, todo eso que ha permeado la venezolana y me ha influido a mí. Todo eso pasando por la electrónica”, así resume Silva su proyecto en medio de su timidez.

Pero Silva no está tan solo, tiene unos ayudantes: Javier Camacho Miranda e Isaac Sasson (ahora en Colérico Espín y en algún momento baterista de Domingo en Llamas). Los tres músicos provienen de la escuela Ars Nova y pertenecieron al grupo Zaraza. Para este EP participan en calidad de invitados Constanza Liz, Rafael Pino y Alejandra de la Torre.

Distintas bases rítmicas se escuchan -texturas de vals venezolano psicodélico, de hip hop, bolero, afrobeat y otros más- a través de seis piezas instrumentales (excepto “Almita”), algunas con fragmentos narrados, que recrean ambientes como si fuesen arte sonoro. “Almita” es de los temas más llamativos por ese misticismo que también envuelve el disco.

“Yo lo siento como un primer paso hacia un punto donde se unen muchas corrientes. Es darle forma a todo eso que tengo en mi cabeza”, dice Silva a propósito de cómo percibe su EP. Luego de una larga pausa prosigue: “Cada canción para mí es una creación de ambiente, porque cada una de ellas es una sensación diferente. “Chuao” es el pueblo de Chuao, es una interpretación de ese lugar. “Almita” es una búsqueda espiritual, “Binchicleta” es un viaje en bicicleta, y así”.

Silva no pudo encontrar mejor nombre: “Del Siervo es el apellido de mi bisabuelo materno, era Ruiz Del Siervo. Tiene otras cosas que me pudieron haber hecho clic, primero la búsqueda de las raíces, soy venezolano, y me importa hacer música de otras partes pero con mi visión. Y también tiene otra connotación, se puede asociar al Señor. Está ese elemento espiritual”.

Publicado en Revista La Dosis

También podría gustarte