El Rabdomante es un adivino, con una madera bifurcada busca agua en las profundidades terrenas desde tiempos remotos. Casi del mismo modo, hace más de 40 años Mario Delgado hurga en las profundidades humanas para sacar lo mejor de cada ser y como él dice: “para montar obras, para ayudar al gran actor a ser grande”. Con Cuatrotablas grupo de teatro que fundara en 1971, ha creado un método de creación, un método de entrenamiento físico, de aprendizaje validada en las 9 generaciones de actores que ha formado.
¿Mario, la vocación por el teatro, le nace, lo heredó, lo aprendió?
Me nació, lo aprendí y creo que lo heredé en la medida en que todos somos potencialmente ACTORES y ya quisiéramos: ser artistas. Y esto es muy difícil. El artista es esencialmente un inconforme.
¿Existe algo que le seduce del teatro?
Ese sentir que el artista puede hacer cualquier cosa, siempre que sea con disciplina y rigor. Puede cambiar el mundo. ¿Y por qué no? soñar con uno mejor.
¿Qué es lo que destacaría de su trabajo como Director y qué cómo pedagogo?
Cómo Director no me gusta mucho, tiene sus consecuencias, demasiado machista, un director tiene que ser un padre e imponer a los actores lo que ellos no fueron capaces de solucionar en el proceso creativo, es muy duro. Él tiene que responsabilizarse de todo lo que sale mal….Y un pedagogo es lo contrario, es más femenino, más madre, tiene que alimentar al actor, estimularlo para crear, darle camino, me gusta ser más pedagogo, o como lo dijera Peter Brook: Necesitamos más directores-pedagogos.
¿El teatro ha influenciado o ha determinado su vida?
Todo. El teatro me ha hecho. Me salvó la vida.
¿Hubo un momento que deseo dejar el teatro?
Muchos. No lo separo de la vida. Es cómo cualquier actividad humana. Uno siempre ha querido una vida cómoda, tener dinero para comprar cierta felicidad, calidad de vida le llaman ahora. Sin embargo la vida me dio la posibilidad de ser consecuente, como mi padre o mi madre, consecuencia es el más alto valor de la vida, lo que aprendí de mis padres y la familia. Se puede ser feliz de otras maneras e incluso calidad de vida significa distinto en mi profesión.
Después casi 50 años de trabajo teatral, ¿qué le falta realizar?
Vida me va a faltar para luchar por la permanencia del teatro como lo concibo, para montar obras, para ayudar al gran actor a ser grande.
¿Cómo es su método de enseñanza?
Difícil, muy difícil para escribirlo y menos explicarlo en palabras. Puedo eso sí: enseñarlo. Por eso sigo enseñando, en LÁXION como espacio de Laboratorio como aprendizaje, una forma de ESCUELA DE CUATROTABLAS y además retomo los TALLERES como una forma de satisfacer tanta hambre de teatro. 
¿Qué enseña a los jóvenes que llegan a Cuatrotablas?
Primero amar su espacio, cuidarlo, limpiarlo. Luego principios a través de acciones muy cotidianas, caminar, sentarse, correr, rodar, saltar, caminar en todos los sentidos, luego reglas, las reglas son para cambiarlas siempre, son como juegos, trucos. Finalmente trabajar con sus imágenes y sus emociones. 
¿Cómo Maestro, qué le aporta el día a día con sus estudiantes?
Con los estudiantes, que siempre todo es posible, con los actores: la vida, que siempre se puede ser mejor ser humano.
Usted ha tenido muchos maestros, a quién de ellos le sigue haciendo consultas?
Creo que mi maestro más importante, en la vida: fue Carlos Giménez Gallardo, mi primer Director y Pedagogo, Director de EL JUGLAR de Córdoba – Argentina y luego Director del RAJATABLA de Caracas – Venezuela; él me entrenó en el CORAJE.
¿Cómo ve el teatro peruano contemporáneo?
Muy bien. Mucha gente quiere hacer teatro. Son amadores, por ahora. Las Escuelas están llenas de posibilidades. Toda una generación tiene trabajo y dirige de una u otra forma el futuro, la Revolución Social y Política de los 60 dio sus resultados. También la Contrarevolución. Hoy la gente quiere evolucionar hacía la comodidad, gracias a los fenómenos anteriores. Hasta que la realidad se consolide y permanezca, y entonces algún individuo o colectivo, planteará nuevas revoluciones, y el teatro lo reflejará, el teatro como la expresión de las crisis. Por eso la Cultura Occidental, que dirige el mundo es Isabelina y nosotros Shakespereanos. 
Más de 40 años con Cuatrotablas noto que Augusto Salazar Bondy, no figura entre sus autores peruanos preferidos, qué lo motivo a montar “El Rabdomante?
¿Preferido? Nunca creo me interesó el Teatro Escrito de aquí o de cualquier parte. Era demasiado cómodo, ¿se entiende?, recién hace unos años, en La CASLIT (La Casa de la Literatura Peruana) me di cuenta que nunca nos enseñaron el teatro peruano, y eso que en todas la salas limeñas de mi época (1966-1968) sólo veíamos Teatro Peruano. En LA CABAÑA, Ribeyro y Salazar Bondy. En el PARDO Y ALIAGA Grégor Díaz, en el CLUB DE TEATRO Sara Jofré y Estela Luna, y siguen más, investiguen, lean, busquen; Hernando Cortez, Rivera Saavedra, Juan Ríos, Solari Swayne, etc. etc. etc., nunca los etcéteras han tenido tanto que ver con lo que hace falta en nuestro país: INVESTIGAR.
Publicado en La Mula