Irma del Águila, escritora y socióloga: «El Perú es tan centralista, que lo que más se lee es sobre los barrios de Lima»

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Por Luis Condori

Hay pocos lugares agradablemente transitables en Lima como la avenida Larco a las seis de la tarde. Entender este lienzo de humanidades es casi engorroso. Hace falta huir. Y quizás para ello existan los libros, para terminar en una isla de malos y buenos.

La historia de Juan Fushía, el barón del caucho y la balata, es un poco de ese antídoto. Nos interna en un enclave de explotación y en esa acta de defunción de la moral. Es descubrir otro escenario que no sea la urbe limeña, tan escarbada por los escritores.
Esta propuesta la trae la escritora y socióloga Irma del Águila, que empieza a tallar minuciosamente otras historias a través de la suya. Y el escenario perfecto para desgranarla es un café limeño.

La selva es uno de los pocos lugares que se ha tomado como escenario en la literatura peruana. ¿A qué se debe?

Estábamos hablando de los circuitos de distribución. Tiene que ver con Lima. Este es un país tan centralista, que lo que más se lee es sobre los barrios de Lima, e incluso dentro de Lima de ciertos barrios. Lo que sale de la ciudad inmediatamente genera sospecha. Es una manera de negar las posibilidades de literatura que hay afuera. Creo que esa pregunta no se la formula un argentino.

Porque la mejor literatura de Argentina está en el río de La Plata…

Puedes escribir ficción con personajes de cómics, ambientado en una barriada de Buenos Aires. O también, como hace César Aira, en la zona de territorios mapuches. A nadie se le ocurre que estás haciendo literatura menor. Creo que es la mirada lo que cambia.

En medio de la entrevista se aparece Alonso Cueto. Se dirige a nuestra mesa. Saluda a Irma con una sonrisa casi imperceptible, pero con una voz dulce. Ella le agradece y volvemos a la conversación.

La última novela que leí, ambientada en la selva, fue la de Roberto Reátegui. Una novela que pone como escenario principal al Amazonas.

Creo que sí se escribe mucho sobre esos escenarios, pero de nuevo volvemos a los circuitos de distribución. Me parece muy saludable que existan ferias fuera de Lima. Comienzan a tener sus propios paisajes narrativos, sus códigos, sus propios personajes, sus propias temáticas. Me parece muy saludable.

Esa descentralización de los libros es reciente.

Totalmente. No tiene más de diez años. Y todavía hay muchas resistencias entre ciertos escritores a reconocer que eso que se produce fuera de Lima es literatura.

¿Por qué lo crees?

Por las imágenes casi formales de lo que es hacer literatura.

Los aisla.

Totalmente. Este es un país en que la mitad de los peruanos tienen una segunda lengua. En consecuencia, tienen una sintaxis mestiza. De eso han hablado ciertos lingüistas.

Publicado en La República
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