Antología de teatro dominicano

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Por José Rafael Sosa

La Antología del Teatro, Clásicos de la Literatura Dramática Dominicana es, desde ya, uno de los acontecimientos literarios del concluyente 2016. Y representa el más proyecto más reciente de cara al teatro como expresión escrita, tras el precedente que tanto Jimmy Sierra, con su Historia del Teatro, un magnífico documental de julio de 2009, en que hace un recorrido cronológico detallado (uno de sus proyectos más valiosos, didácticamente hablando) y el Banco de Reservas con su Antología de Teatro y Poesía del año 2014, prologada por Frank Moya Pons, ambos proyectos históricamente descriptivos, no antológicos.

Este era un título que hacía falta para complementar el estudio del teatro criollo, estimular su conocimiento, divulgar la obra de quienes escriben contenidos para ser representados desde el entablado, iniciativa de Felucho Jiménez, encargada y desarrollada por la maestra y educadora literaria Bienvenida Polanco Díaz, una intelectual de sólida e incuestionable formación para desarrollarlo.
La compilación interpretativa e indudablemente personal, llena un vacío y tiene trascendencia literaria en tanto traza una ruta, esa que indica, más o menos, el camino del teatro criollo.

Como producto editorial, resume excelencia: la sobria belleza de la portada de Cinthia Matos, en base a títulos y colores pasteles (apoyada en el diseño que estrenó la colección antologías Refidomsa PDV, con las de Poesía Amorosa y Social, Ángela Hernández. 2015; la limpia y didáctica diagramación interna de Eric Simó y la impecabilidad de impresión y encuadernación de tomo tapa dura, de agudísimos sentido editorial profesional, responsabilidad de Amigo del Hogar.

No es perfecta, pero…

Habrá quejas en bajo o alto tono y (justificadas o no) de quienes no aparecen o lo hacen con una pieza por debajo de la calidad total de su producción, pero está hecho el aporte. Será más sencillo alegar, discutir y expresar criterios, que fajarse a hacer un trabajo que como esté requirió de casi dos años de investigación, búsqueda, afinamiento y criterio de selección.
La relación antológica de Bienvenida Polanco inicia en el Siglo XVI, con Cristóbal de Llerena y su Entremés de 1588, punto de arranque de la teatralidad escrita en la isla.

Tras un vacío de producción en los dos siglos subsiguientes, se retoma la producción dramatúrgica en el siglo XIX con Félix María del Monte y Tejada (Duvergé o las víctimas del 11 de abril, 1855); Javier Angulo Guridi (Iguaniona, 1867)
Del Siglo XX, recoge a Ulises Hereaux Hijo (Alfonso XIII), 1908; Rafael Damirón (Alma Criolla, 1916) y Fernando Arturo Pellerano Amechazurra (El más fuerte, 1927), parta seguir con Delia Weber (Lo eterno, 1944), Héctor Inchaustegui Cabral (Prometeo, 1959) y Manuel Rueda (El Rey Clinejas, 1961).

En el capítulo Las Vanguardias, incluye a: Iván García (Más allá de la Búsqueda, 1963), Máximo Avilés Blonda (Yo, Bertolt Brech, 1966) y Reynaldo Disla, Capítulo 72,1978).

En Post-Vanguardismo incluye Polanco Díaz a: Franklin Domínguez (Lisístrata odia la política), Haffe Serulle (El drama de Mingó), Arturo Rodríguez Fernández (Cordón Umbilical), Giovanny Cruz Durán (Amanda) y Carmen Quidiello de Bosch (El peregrino) El insoportable adan y la eva. En dramaturgia premiada, incluye Iván García (Memorias de Abril, Monólogo “Regalo”).

Las ausencias

Las ausencias más notables: el casi siempre invisibilidad Koldo, ¡Hágase la mujer!” (Premio Casa de Teatro, 1988, La verdadera historia del descubrimiento de América” y “La dama de las Camelias… parte atrás”; Rafael Vásquez (Estamos de acuerdo, 1969); Ángelo Valenzuela (La peste de estos días, Premio Nacional de Teatro), Chiqui Vicioso, (Perrerías, Wish-ky Sour, Premio Nacional de Teatro 1997 y Evangelina), Rafael Añes Bergés, (Los ojos grises del ahorcado), Joseph Cáceres (Tataiba, de, del Teatro Estudio del Movimiento Cultural Universitario,1970) que se presentó en gira nacional, iniciada en Alma Mater de la UASD, constituyendo un fenómeno social, además de María Isabel Bosch (Las inmigrantes y La Mujer).

Lo mejor de cada quien

De algunos dramaturgos no aparece su pieza más señera: De Manuel Rueda debió estar Los Retablos de Juana La Loca (Premiada en España), de R. Disla, Bolo Francisco, Premio Casa de las Américas, 1985); M. Avilés Blonda (Pirámide 179) y M. Rueda (La Trinitaria Blanca), F. Domínguez (Espigas Maduras, 1957), de H. Serulle, no aparece su producción dramatúrgica de los últimos 15 años, que constituye su aporte más poético y socialmente comprometido, generando una escuela teatral que vincula una dramaturgia alucinante con un teatro acrobático de características singulares y de Carmen Quidiello de Bosch, parece ser una omisión el no haber puesto La eterna Eva y el insoportable Adán, en lugar de Los Peregrinos, mucho menos conocida y de una textualidad promedio.

Estas ausencias no restan valor alguno a la antología, modalidad literaria siempre subjetiva y personal y limitada por los espacios determinados por el proyecto.

Si se fuera a complacer al bando de opinantes, habría que editar una colección de, cuando menos, diez tomos.

Es un título de obligada lectura para quienes aman las letras y de ellas, la escenificable, la teatral.

Es un aporte de Refidomsa que se debe reconocer, con todo y sus ausencias no siempre entendibles.

No se vende. Se consigue solicitándola a la Refinería Dominicana de Petróleo (oficina de Santo Domingo, Avenida Winston Churchill casi esquina Bolívar). Sería grave error no intentar conseguirla.

FICHA TECNICA
Antología de Teatro: Clásicos en la Literatura Dramática Dominicana (Siglos XVI-XXI);
Edición y Estudio: y Estudio Preliminar: Bienvenida Polanco Díaz;
Producción: Refinería Dominicana de Petróleo (Refidomsa PDV);
Presentación de Félix Jiménez;
Prólogo: Bruno Rosario Candelier; Diseño de portada: Cynthia Matos;
Diagramación: Eric Simó;
Impresión: Amigo del Hogar.

Publicado por Diario Digital RD
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