Leo Matiz, la lente del muralismo
“En México, cuando llegué me sentí cobarde. Veía un país muy grande para mí, donde las puertas se me cerraban. Me encontré con Porfirio Barba Jacob, y este me dijo: ‘Vete a los cafés, oye, observa y dibuja’. Así lo hice y así fueron transcurriendo mis días de forastero. Después conocí al afamado escultor centroamericano Francisco Zúñiga, quien me introdujo como fotógrafo en la revista Así de México. Me pusieron entonces a elaborar los reportajes gráficos más difíciles, aprovechando mi situación de necesidad.
Tuve que copiar la vida del hampa (…)”, le confesó Leo Matiz a Enrique Santos Montejo ‘Calibán’, en una entrevista para EL TIEMPO, en 1951.
Catorce años antes, en 1937, Santos, codirector de EL TIEMPO, le había regalado a Matiz su primera cámara fotográfica, una Roylander de fuelle, pues creía que el joven –de gran ímpetu y espíritu aventurero– debía empezar a pulir ese talento de reportero gráfico que veía en él a la corta edad de 20 años y que estaba oculto, pero que se asomaba cada que este realizaba una caricatura para el mismo diario, en donde también trabajó como fotógrafo.
En los años siguientes, en los que Matiz adquirió experiencia como reportero al trabajar en distintas revistas, empezó a destacarse por el talento que tenía al fotografiar, que lo acompañaría hasta sus últimos días y con el que logró imágenes sublimes como La red, también conocida como El pavo real del mar.
Esta le serviría más adelante al colombiano, nacido en Aracataca el primero de abril de 1917, para presentarse en México como fotógrafo, país al que llegó en 1941, luego de una travesía de seis meses que emprendió desde Barranquilla (motivado por la película Allá en el rancho grande), viaje que lo llevó a exponer en Costa Rica y El Salvador.
“Si bien Leo Matiz llega a México por este imaginario del cine, al estar aquí lo insertan grandes personajes de la cultura, como Manuel Álvarez Bravo y Gabriel Figueroa, en la comunidad artística. En 1944 conoció al muralista David Alfaro Siqueiros y trabajaron juntos varios proyectos”, explica Miguel Fernández Félix, director del Palacio de Bellas Artes, recinto en el que en la actualidad se expone la muestra ‘Leo Matiz: el muralista de la lente. Siqueiros en perspectiva’.
En ese episodio de la vida del fotógrafo se encuentra el foco de la muestra, la cual rinde un homenaje en el centenario de su natalicio y que reconoce sus aportes a la pintura mural mexicana en la década de los 40, la cual tuvo a grandes exponentes como José Clemente Orozco y Diego Rivera.
“Por supuesto, el interés es hacer un homenaje a este artista, quien tuvo una presencia muy relevante no solo en México sino también a nivel internacional”, agrega Fernández.
La colaboración creativa entre Matiz y Siqueiros se dio en el proyecto mural Cuauhtémoc contra el mito, en el cual Matiz logró conciliar las técnicas de composición, iluminación y perspectiva de la pintura con sus registros fotográficos.