Somos mujeres, somos raperas

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Cantan. Rapean. Son 5 mujeres y a simple vista es una presentación más, pero cantar en frente de la Asamblea Legislativa de El Salvador tiene su magia y aún más un 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. Decir “esto es para usted, el señor de corbata”, mientras cantan sobre la legalización del aborto, es una imagen que el Colectivo Hip Hop Femenino El Salvador no olvida.

Este colectivo estuvo de gira en Nicaragua, presentándose y participando en actividades en León, Matagalpa y Managua durante septiembre; siendo así el primer grupo de raperas que ha salido de El Salvador para hacer una gira.

El Colectivo Hip Hop Femenino El Salvador es integrado por 5 mujeres que se hacen escuchar a través del rap, definiéndose feministas en un arte históricamente de hombres. Y, que a pesar que esta declaración les puede traer más problemas que beneficios en ningún momento la dudan.

Todas ya eran raperas antes de formar el colectivo. Yezlimic de 20 años, comenzó hace 6 años por curiosidad mientras que Aris, de 21 años, durante el bachillerato  el graffiti la llevó al rap, como una protesta de lo que vivía.

Su otra integrante La Straw, de 23 años, hace 8 años anduvo experimentando en género urbanos como el breakdance, el graffiti, el skateboarding hasta llegar al rap, el elemento que más le llena. También forma parte de este colectivo Queen, la “representación de la nueva juventud”, de 17 años y la Dj Yoshi, de 25 años.

Expresión, incidencia, herramienta, protesta, experiencia, desahogo y lucha son algunas de palabras que dicen las chicas al preguntarle qué es el rap. Algunas sonriendo y otras más serias aseguran que este género les ha ayudado, las ha empoderado e incluso, les ha permitido romper dinámicas machistas en sus familias.

Creando espacios para mujeres y por mujeres

Todo inició por querer unir a las mujeres raperas de El Salvador en una canción sin embargo, durante ese proyecto surgieron sentimientos de integración e ideas de unirse en un colectivo para crear espacios para mujeres y por mujeres.

“En comparación a la cantidad de hombres, nosotras somos pocas e igual los espacios y muchas veces era difícil decidir quién iba a participar en un evento” comenta Yezlimic.

Al inició eran 23 mujeres de todo el país pero por problemas de coordinación o por “los diferentes roles que tenemos como madre, estudiante, trabajadora”, la dinámica se complicó y ahora son 5 no obstante, las chicas afirman siempre hay colaboración.

Además de gestionar espacios, la idea del colectivo también es compartir conocimientos y experiencias entre la comunidad rapera a través de talleres o espacios formativos porque para ellas “no basta solo con tomar el micrófono, tenemos que hacer algo abajo del escenario por nuestra vida y por las vidas de las demás”.

“Somos mujeres haciendo rap”

Para las chicas, ser mujer en este arte dominado por los hombres trae sus obstáculos. Se han topado con pensamientos relacionados a ser privilegiadas por ser mujeres hasta acoso por parte de organizadores o insinuaciones sexuales a cambio de espacios en eventos.

Asimismo, Aris dice que es muy común el cuestionamiento y las críticas, tanto así que muchas personas creen que ellas han tenido involucramiento sexual o sentimental con hombres para poder avanzar.

Y se pone peor cuando se declaran feministas. “Es difícil porque en nuestra cultura no agradamos por ser mujeres raperas y siendo feministas agradábamos menos. Si antes teníamos 2 espacios, después de decir que somos feministas ya no tenemos” explica La Straw.

Según ella, las personas no quieren escuchar su rap porque piensan que solo hablan de mujeres “anti hombres y muerte al macho” sin embargo, su rap es de protesta y de conciencia que aborda también la represión social, la violencia, las posturas del Estado y entre otros temas.

A pesar de todas las dificultades por ser mujeres y feministas, el colectivo es claro en su postura porque “es lo que somos y somos mujeres haciendo rap”.

Además, explican que el colectivo las ha llevado a tener procesos, a empoderarse para ser las protagonistas de sus vidas y arte, a crecer como feministas y a reafirmarse.

La Straw explica que parte de estos procesos fue decidir usar la palabra “femenino” y reconstruirla. “Las personas esperan que cantemos con vestidos o en tacones y con nuestro planteamiento estamos reconstruyendo la palabra dentro de nuestra cultura. Queremos mostrar que ser femenina no son acciones que definen a las mujeres”.

Para lograr esto estos cambios y reflexiones, el arte y el activismo se deben mezclar.  En El Salvador antes se dividía el arte y el activismo pero ahora, entre los movimientos juveniles se ha ido mezclando debido a que “hacer la división es casi imposible porque todo nace de la misma persona” comentan.

De igual forma, esta mezcla ha demostrado que atrapa más la atención porque causa un impacto y cuestiona la conciencia.

La liberación que estas chicas sienten a través del rap no tiene comparación y el cambio personal que les deja es tan adictivo que no las permite dejar de rapear.

Publicado en ManaguaFuriosa
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