Antología de ciencia ficción

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Por Juan Carlos Fangancio Arakaki

La historia literaria de la ciencia ficción en el Perú se remonta a la obra pionera de Julián del Portillo, «Lima de aquí a cien años», publicada por entregas en El Comercio en 1843, y se ha sucedido (
siempre lateral, aunque persistente) con autores como Clemente Palma, José Adolph, Enrique Prochazka, entre otros. Una producción riquísima que el escritor e investigador José Güich ha reunido en «Universos en expansión», antología del género, editada por la Universidad de Lima, que agrupa textos de cerca de 30 autores, además de incluir estudios críticos sobre el tema. Un ambicioso proyecto que abre la discusión.

— ¿Por qué la ciencia ficción y no la ficción fantástica, por ejemplo?

Para algunos teóricos, la ciencia ficción (CF) estaría ubicada dentro de lo fantástico; pero para otros, y esto sigue tomando peso, ya conforma un territorio con sus propias reglas, más o menos autonomizadas.
Lo que hace este género es tomar la ciencia como punto de partida, y a partir de lo que la ciencia establece como un horizonte fáctico, propone ficciones; es decir, un ejercicio de la imaginación que lleva a la ciencia más allá de lo que ella misma ha delimitado. Entonces
sería, para muchos, la parte más realista de lo fantástico, aunque para otros ya esté instalada en su dominio propio. Y su territorio es muy grande, va más allá de los alienígenas y los platillos voladores. Están
temas clásicos como los viajes en el tiempo, el experimento fallido que provoca una situación caótica, entre otros.

— ¿Y en el Perú cómo se ha abordado?

La antología justamente nace de la pregunta sobre si era posible hablar de CF en un país periférico, donde la ciencia nunca fue parte de un proyecto generador de estabilidad o de bienestar, sino por el  contrario, de un país que desde el siglo XIX ha estado sumido en el desgobierno y el caudillismo. Por eso creo que nuestra CF ha ido en una dirección distinta a la tradicional. Nace de un sentimiento de frustración ante un contexto desordenado. Y se convierte en un
instrumento de esperanza, que aspira a una república superior.

— También dices que es una antología que nace para la polémica.

Sí, espero que motive debate. Mi selección no es la misma que harían otros especialistas como Elton Honores o Daniel Salvo.  Y ojalá que genere polémica. Una polémica alturada, por supuesto, porque a veces
seconfundecongriterío, ofensa o humillación. El problema de esta antología es que si se hubiera incluido a todos los autores que deberían estar, sobre todo jóvenes, habría crecido a mil páginas. Entonces lo que he querido es fijar una especie de canon.

— La CF siempre ha tenido una posición medio periférica, marginal. ¿Crees que eso es algo que debe revertirse? ¿O que, más bien, ese es su lugar?

Es una pregunta que me he hecho muchas veces. Me parece que si se colocara más en el centro, en el ‘mainstream’, quizá perdería gran parte de ese poder crítico y reflexivo que ahora tiene. El lugar de la CF, tal como yo la reconozco, será siempre de confrontación con un centro. Lo que sí me gustaría es que sea más visible, respetable, apreciada. Que no sea vista como ese pasatiempo de loquitos que escapan al espacio, sino como un ejercicio serio y profundo de autores que también dominan los secretos de escribir una buena ficción.

— ¿Y a qué atribuyes ese prejuicio?

Quizá porque en sus inicios estaba muy confundida con la masificación. La primera CF que llega en los años 20 tenía esos estándares masivos, con productos tan disímiles que hicieron que los críticos académicos desconfiaran del potencial que siempre tuvo. Y a
veces los mismos autores, con cierto espíritu de militancia, contribuyeron a que el género no sea tan desconocido.

— ¿Cómo ha evolucionado el público lector, consumidor de CF?

Está aumentando en cantidades industriales. Aunque veces los libros editados fuera del Perú son muy caros, hay mucho público que hoy accede por libros virtuales. Los blogs y las páginas webs fueron una
gran catapulta para conocer a muchos autores. Y es natural que la autoría, dada la facilidad de lo virtual, aumente.

— Hoy que la ciencia y la tecnología parecen más presentes que nunca en nuestra vida diaria, ¿qué gana la CF? ¿Qué otras vetas pueden explorarse?

Primero que nada, han aumentado los estímulos, están por todas partes y son muy fuertes. Y algo que percibo es que la nueva CF ya no anda preocupada por lo que el teórico Darko Suvin llama el ‘Novum’,
sino que está impactada por lo que el ‘Novum’ está ocasionando en la vida de las personas. Ya no vemos la ciencia y la tecnología como asombro o novedad, sino como algo muy sombrío. «Black Mirror» es una serie que lo muestra bien. Una realidad distópica donde el sujeto no se siente a gusto, sino que luce deshumanizado. Y el supuesto crecimiento y bienestar de las sociedades de hoy, incluida la nuestra, nos ha convertido en seres aislados, narcisistas y autodestructivos. Creo que eso es lo que la CF peruana va a explotar más en los próximos años.

Publicado en El Comercio
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