Uruguay: Fotógrafos de la apertura política
los ojos de la calle
fotógrafos de la apertura
Las imágenes que pasan por tus ojos son como un sueño real al que puedes regresar, aunque no sea de tu agrado, gracias a la impresión sobre papel, y hoy también por la imagen digital en pantalla. La apertura de diafragma, la apertura democrática y los fotógrafos de la apertura con sus fotos, han transitado por días de poca luz, de mayor intensidad, de movimientos violentos o de una calma aterradora, congelados por el obturador, controlando la velocidad en que viajan los hechos para documentarlos y dejarlos en su tiempo, para siempre. Disparos en blanco y negro de dos personas que se cruzaron en el Foto Club Uruguayo, dos fotógrafos callejeros independientes: José Luis Sosa y Cyro Giambruno. Un par de rollos con fotogramas que podrían pertenecer a diferentes fechas, según sus protagonistas; su paso y compromiso con la vida de su gente. La generación del ’68, o la de los ´70, han protagonizado vivencias que guardan en su memoria. Algunos nunca pudieron contarlas y no regresaron de ese tiempo de guerra.
aldo novick
Yo viví en la ciudad en tiempo del desorden,
viví en medio de mi gente en tiempos de rebelión.
Así pasé los años que me tocó vivir…
Bertolt Brecht – Gianfrancesco Guarnieri – Edu Lobo
La primera foto fue registrada durante una marcha el domingo 3 de junio de 1984, la Intersectorial conformada por el Frente Amplio, el Partido Nacional, el Partido Colorado, el PIT-CNT, ASCEEP y FUCVAM convocó a una marcha desde el Obelisco hasta la Universidad de la República en reclamo de libertades, la misma fue prohibida, reprimida y documentada fotográficamente. Estos fotógrafos son un grupo distinto, militantes de una profesión que en muchos casos aprendió a golpes; hoy nos ocupa el trabajo de Camaratres. Los-as fotógrafos-as de la apertura y los-as de la dictadura, los-as que por distintos motivos vivieron en el Uruguay de la dictadura, marcaron una etapa importante en nuestra sociedad, sin entrar en el análisis que muchos “entendidos” le puedan dar a una foto, técnicamente, estéticamente, buena o mala; me gusta o no me gusta. Esas imágenes documentaron parte de nuestra historia. Son las que permiten ilustrarle a las nuevas generaciones el Uruguay más gris, más negro. No quiero citar ningún nombre para no cometer el error de olvidarme de alguno, pero ellos-as saben quiénes son, también son parte de esta historia. También están los fotógrafos que aparecían y nadie los conocía, no trabajaban para ningún medio de prensa, pero siempre estaban allí, disparando desde el anonimato.
José Luis Sosa comenzó con la fotografía antes de 1973, como aficionado, ingresando al Foto Club. Había mucho temor y miedo en ese tiempo, era difícil confiar en alguien que no conocías; la fotografía mediante el Foto Club le ofreció la posibilidad de ir compartiendo cosas con otras personas. Tenía montado un pequeño laboratorio. Sul comienzo laboral en la fotografía fue revelando blanco y negro, allá por el ’75. Pero trabajo y su fuente de ingreso era realizando instalaciones eléctricas, que dejó para dedicarse a la Fotografía como profesión comenzada la década del ’80. Antes de conocer y trabajar con Cyro, José Luis colaboró apoyando las denuncias que se realizaban sobre lo que ocurría en nuestro país, entregando en forma honoraria fotos que se enviaban al exterior. Por el laboratorio fotográfico montado en su casa todas las noches pasaban fotógrafos que revelaban y copiaban fotos, una tarea militante con los riesgos que representaba esa tarea entre el ’75 y el ’80. En el ’82 con Cyro trabajó para el CIPFE, en Conventuales con el profesor Rubén Cassina, apoyando la tarea social que allí se realizaba; en ese mismo lugar termina naciendo Camaratres. Que funcionó hasta la apertura democrática. José Luis Sosa falleció el 27 de julio de 2017, a los 69 años. La esposa de José Luis y sus hijos estaban presentes en el hall del Ministerio de Cultura el oasado 27 de junio 2018, al inaugurarse la Muestra. También estaban presente la doctora María Julia Muñoz, Ministra de Educación y Cultura, Cyro Giambruno con sus hijos, entre otros.
Cyro Giambruno, cursaba quinto año de Facultad de Medicina. Como estudiante de Medicina y delegado del Hospital Maciel tenía un cargo en Educación Médica y era ayudante honorario de Fisiología. Fue detenido y enviado al Penal de Libertad en el año ’73, ya en dictadura. La Universidad estaba clausurada. Estando en el Penal, durante el ’74 le permitieron cambiar de celda y con su nuevo compañero comenzaron a estudiar y preparar exámenes; solicitaron mesa de examen, les fue negada y los cambiaron de celda. Fue liberado en 1976, se presentó en la Facultad para inscribirse para dar el examen de Farmacología, que había cursado antes de la clausura. No se lo permitieron dar. Presentó una nota al ESMACO (Estado Mayor Conjunto) y le respondieron que Medicina no podía estudiar, que estudiara Odontología o Veterinaria. Me cuenta Cyro: “…Como había sido destituido y perdido la calidad de estudiante -no porque me la negaran o porque tuve discusiones con algún coronel-, sino porque a la Facultad de Medicina no podía entrar y eso me decían el Decano, el Rector, el ESMACO… “Giambruno, usted tiene una escolaridad perfecta, ¿por qué no estudia Odontología, o Veterinaria, que tiene muchas materias revalidables?”. Esa fue la respuesta de la dictadura, del Bedel, del Decano -que se llamaba Anavitarte-. Yo en Medicina no podía entrar.” Al salir del Penal, Cyro se refugió en una chacra. Después del plebiscito del ´80 regresó a Montevideo, abrió un almacén con un amigo que era del Partido Nacional. Entre los ecos del Mundialito de Fútbol realizado en el ’80, estudiar Medicina, Foto Club, el caso Roslik, y los últimos coletazos de la dictadura, la Fotografía se fue convirtiendo en protagonista de la vida de Giambruno.
¿Cuándo y dónde conociste a José Luis?
Cyro – En 1982; me anoté para hacer cursos de Fotografía; había sacado fotos pero en forma amateur. Quise aprender la técnica y conocí a un grupo humano, en esa época de la dictadura uno estaba aislado, tenía prohibido ingresar en Facultad, no se podían reunir más de tres en una esquina, Foto Club fue un ámbito de diálogo, encuentro, conocer gente de diferentes edades, razas y convicciones y poder desarrollar esa simple tarea humana de conversar con los demás. José Luis había ingresado varios años antes en Foto Club. Se desarrollan actividades, salías a sacar fotos a distintos lugares de la ciudad o del interior; allí lo conocí. Compartimos espacios y fuimos encontrando cosas en común. Eso nos llevó a que fuéramos a las Llamadas a sacar fotos. Allí nos encontramos con una represión brutal; de las fotos que pensábamos hacer de las Llamadas, terminamos haciendo fotos de represión que pudimos después comercializar. Fue la primera fotografía que comercializamos como Camaratres, con AP (Associated Press), que salió al exterior y que, de alguna manera, le dio forma a las cosas. Publicando en medios de prensa como Aquí, Jaque, La Democracia, entre otros.
¿Por qué Camaratres?
Cyro – Porque cuando la agencia preguntó a nombre de quién facturaba los quinientos dólares del material, en ese momento conté quiénes éstábamos. Dije: uno, dos, tres… Camaratres. A partir de ahí seguimos siendo Camaratres.
– En 1985, con la apertura democrática recuperaste la calidad de Estudiante y tu trabajo en la Facultad de Medicina?
Cyro – En 1985 regresé y me restituyen el trabajo en Facultad de Medicina, recuperando también la calidad de Estudiante. Además volví a trabajar en el Departamento de Educación Médica; una de las misiones fue reconstruir ese departamento que había sido totalmente desmantelado por la dictadura. Era donde se manejaba el Plan de Estudios y toda la currícula de los estudiantes y la relación con la sociedad, la Medicina Comunitaria, el Médico de Familia y demás. Me reenganché también con los estudios.
Continúa contando Cyro: Cuando me llevaron preso, estaba en 5to. año de Facultad; me quedaba cursar el 6to. año –que era Ginecología y Pediatría-. Y bueno, ahí las cursé. Fue allí que conocí a la madre de mis hijos. Yo pretendía terminar la carrera; sobre todo, dar exámenes –que me hizo muy bien intelectualmente saber que podía leer esos zocotrocos de libros y rendir exámenes-. Pero bueno, la carrera es muy larga. Son esos seis años y después viene un período de preparar Clínicas. Cada una te lleva casi un año, etc. etc.. Nacieron los hijos, yo ya estaba acostumbrado al mercado laborar, estaba insertado en él… y…ya trece años después ponerme a pinchar colitas me daba un poco de trabajo y el proyecto de la Facultad en sí -si bien me integré- me encontré también con muchas trabas. Entre ellas, como participaba de las reuniones del Consejo de la Facultad, fue el veto de la delegación de egresados -el del doctor Grasso específicamente-. Algunas cosas en Facultad había necesidad de hacerlas -como se llamaba en aquel tiempo- en consenso con los tres Órdenes, él había expresado claramente que en algunas tareas yo no podía estar por mis “antecedentes”. Eso en 1988; nos seguían persiguiendo por los antecedentes políticos. Se imaginan la situación de jóvenes que con 17, 18 años los metieron en cana ¿qué capacidad de reinserción social podían tener?, sin educación ni experiencia laboral a los 28 o 30 años cuando abrieron las puertas de las cárceles. Alguien prestó atención a los suicidios? ”
Así que opté por la más fácil: renunciar y seguir trabajando en Seguros, en ese tiempo en Fotografía trabajaba para el semanario Brecha y para la revista Z, de la 99, que salía una vez por mes.
– En los últimos encuentros con José Luis, ¿qué acordaron realizar con el material fotográfico?
Cyro – Mientras trabajamos juntos con José Luis, fuimos muy ordenados con las fotos. Seguí hasta el ’90 con ese vínculo con la Fotografía. Después me dediqué exclusivamente a los Seguros. Con José Luis nos veíamos de vez en cuando. Él estuvo trabajando en el exterior, con Agencias, en Uruguay trabajó para algunos medios y terminó trabajando para La República full time y haciendo docencia en Foto Club. Cuando nos veíamos, fuimos organizando de a poco las cosas. Después del retorno democrático había gente que nos pedía fotos; resolvimos empezar a ordenar el archivo y ver qué hacíamos con él. Habíamos participado juntos en una Muestra que se había realizado en el año 2000 y algo, titulada “Luces del silencio”, una muestra colectiva que se hizo en la Intendencia de Montevideo. Ahí empiezan a aparecer las fotos, gente y nuestro interés en darle forma a todo eso. Seguimos esos años organizando mejor, poniéndole más datos al fichero. Empezamos en el 2012 – 2013 a conversar con el Centro de Fotografía de Montevideo la donación del archivo. Querían que donáramos y perdiéramos los derechos sobre las fotos. Luego se llegó a un acuerdo, pusimos más condiciones -por ejemplo el uso de todo el material mientras viva y el usufructo también de mis hijos de todo el archivo-, y se creó una figura de unos Fondos Privados bajo el resguardo y administración del Centro de Fotografía. Ahora, cuando sale una fotografía, tiene el pie de foto con el nombre del autor, archivo CdeF.
¿Te has cruzado con quienes hace 45 años te interrogaron?
Cyro – No quiero mezclar esta muestra fotográfica con mi posición política ni mi situación, ni eventuales rencores y dolores. Tengo muchos cuentos de los milicos que podremos hablar en otro momento. Estoy participando de un grupo de gente que estamos demandando la prisión de quienes nos torturaron. La última vez que tuve algo que ver fue en el 2011.
¿Qué imagen podría representar a la Generación del ’68?
Cyro – Una generación culta y preocupada por su tiempo y por el mundo. Que sigue preocupada.