Autofagia

▲‘‘El chiste de una crisis creativa, y he tenido 20, es reinventarse, sin complacer’’, sostiene Arturo Rivera.
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A jóvenes pintores buenísimos no los dejan exponer: Arturo Rivera

Por Mónica Mateos-Vega

Luego de 18 años de no exponer en la capital del país, el pintor Arturo Rivera (Ciudad de México, 1945) inauguró el jueves su muestra Autofagia en la celda contemporánea de la Universidad del Claustro de Sor Juana (UCSJ).

Antes, el artista organizó una rueda de prensa en su casa para dar a conocer la noticia y expresó ante los reporteros que los museos capitalinos están ‘‘secuestrados por el mercado del arte, con el permiso de las autoridades, a las que les conviene, excepto el de Arte Moderno, aunque deja mucho qué desear la dirección que ahora tiene.

‘‘Es insostenible la situación de las instituciones culturales aquí. No sé qué piense hacer al respecto el nuevo gobierno. Tendremos que ir mucho a Tlaxcala si es que resulta con alguna propuesta.”

Autofagia reúne 50 obras de Ri-vera, una selección hecha por el pintor que abarca cuatro décadas de quehacer; algunas provienen de colecciones privadas, de los acervos de los museos de Arte Contempo-ráneo de Monterrey y de Arte Mo-derno del Estado de México, así como de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, y obra reciente: el óleo La caída y la escultura en bronce La espera, ambas de 2018.

Rivera también criticó que la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se haya transformado en Facultad de Artes y Diseño, pues cuestionó que un pintor deba ser licenciado, luego maestro y después doctor, ‘‘y, entonces, ¿va a ser mejor el pintor doctor que el pintor autodidacta? Para nada”.

De los espacios culturales oficiales, censuró que el Museo Univer-sitario Arte Contemporáneo de la UNAM, ‘‘uno de los más bellos en la ciudad, no expone una sola pintura.

‘‘Es difícil, lo sé, que las instituciones se abstraigan de la moda. Estoy de acuerdo con que se expresen otro tipo de disciplinas que supuestamente nacen de las artes, pero han dejado de existir hasta las galerías que exponían pintura. Se deben distribuir más los espacios.

‘‘Avelina Lésper (crítica de arte) y yo pensábamos pararnos frente al Museo Tamayo antes de alguna inauguración y decir: ‘no se abre esta muestra, porque no tiene calidad plástica’. Obviamente nos quitarían, pero el chiste era invitar a los medios a enterarse de lo que pasa.

‘‘Es el colmo que se hagan filas para ver a una japonesa (Yayoi Kusama) que hace bolitas. No se ha respetado lo que Tamayo deseaba: que su museo, el cual fue concebido para exponer su colección de pintura”, cumpliera con esa misión, lo cual sucedió un par de sexenios, hasta que entró como director Oswaldo Sánchez.

Rivera insistió en que pintar no es una carrera académica. ‘‘Es un oficio, como el del artesano. Usamos manos y ojos, nada más; somos artesanos totales. Por eso, ¿qué tiene que hacer un videasta en una escuela de pintura? Que se vaya a una escuela de cine, donde aprenderá más. ¿Qué hace un performancero en la escuela de pintura? Que se vaya a teatro, donde hallará más elementos. ¿Y un instalador? Que se vaya a arquitectura.

‘‘No obstante, hay una cantidad impresionante de jóvenes pintores buenísimos. Que no los dejen exhibir o lo hagan muy esporádicamente, es otra cosa.”

La exposición Autofagia es la primera de las actividades conmemorativas por los 40 años de la fundación de la Universidad del Claustro de Sor Juana. La muestra incluye algunos cuadros de la serie Historia del ojo, así como trabajos recientes de Rivera relacionados con ‘‘la sequedad”, periodo de crisis de lenguaje plástico que afronta en estos momentos.

‘‘La crisis se trata de pintar más. Se llega a un punto en el que el método se vuelve repetitivo o deja de tener sentido, por lo menos para el pintor. El chiste de las crisis es reinventarse, sin complacer. He tenido 20 crisis pictóricas, hay que superarlas, de ellas se sale trabajando”, concluyó Rivera.

Antes de la inauguración de Autofagia fue presentada la redición del libro Arturo Rivera, publicado por Editorial Resistencia, que incluye un compendio de la obra del artista, considerado por los críticos poseedor de un lenguaje visual inédito.

La muestra se puede visitar en la celda contemporánea de la UCSJ (Izazaga 92, Centro Histórico).

Jornada

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