Danza clandestina

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Dan cauce a la agresividad humana desde el respeto y la convivencia

Por Ángel Vargas

Una iniciativa artística, impulsada por un grupo de jóvenes creadores y gestores culturales, plantea encauzar la agresividad intrínseca a la naturaleza humana desde una perspectiva de respeto y convivencia.

Se trata de Clandestino: temporada de danza clandestina, la primera sala de exhibición de enfrentamientos ‘‘clandestinos’’ de este arte, cuyo diseño hace recordar las peleas callejeras ilegales de box, con la diferencia de que esa propuesta está enfocada a los aspectos creativo y recreativo. En su segunda edición del año, consta de tres funciones en igual número de lugares y por ahora sólo en la Ciudad de México.

La primera se efectuó el sábado 17 en una casa de la colonia Condesa; en el patio se adaptó un cuadrilátero para los tres encuentros de la noche. Las siguientes serán los sábados 24 de noviembre y 8 de diciembre, a las 20 horas, en sedes que se mantienen en secreto.

La dinámica de esa iniciativa, cuya primera edición tuvo lugar en agosto pasado, es una calca de las funciones profesionales de box, en las que se arma una cartelera con ‘‘peleas” en varias categorías y los oponentes van de menor a mayor experiencia.

En Clandestino cada función consta de tres confrontaciones entre bailarines de igual número de categorías: los que aún son estudiantes o acaban de finalizar la carrera, los jóvenes y los consagrados; esta última, ‘‘la pelea estelar”.

Cada enfrentamiento se divide en tres rounds de tres minutos cada uno: los participantes muestran lo mejor de su técnica con base en una coreografía espontánea desarrollada a partir de una obra musical que no habían escuchado. Al final de cada contienda el público hace las veces de juez y mediante votación designa al vencedor.

Primer museo itinerante de artes escénicas

Clandestino se inscribe en un proyecto de mayor envergadura, Muda/Museo de Artes, del que sus creadores sostienen que es el primer museo itinerante de artes escénicas y plásticas en el mundo y en el cual, además de exhibirse obra plástica, se dedica una de las salas para escenificar esas confrontaciones dancísticas.

La coreógrafa Liliana Guerrero, directora artística de esa iniciativa, explica que el principio rector consiste en mudar el arte a las personas. Es decir, precisa, sacar las expresiones plásticas y escénicas de los lugares convencionales donde se desarrollan y acercarlas a la sociedad.

‘‘Somos un museo de arte actual sin recinto específico”, añade la también gestora cultural a La Jornada.‘‘En el caso de Clandestino, se trata de la primera sala de exhibición de enfrentamientos clandestinos de danza. Seleccionamos y gestionamos para ello espacios no convencionales para la danza: sótanos, azoteas, edificios abandonados y estacionamientos”.

El escenario está determinado por los espectadores que rodean a los bailarines, los cuales son elegidos mediante convocatoria. Los ganadores de cada contienda reciben un estímulo económico solventado con los donativos por concepto de entrada.

Una de las pretensiones de esta propuesta, que se desarrolla de manera trimestral, es generar entre el público una sensación de que está incurriendo o participando en una actividad prohibida. De allí el título Clandestinoy que para poder asistir a las funciones el interesado deba registrarse antes con la finalidad de que le sea proporcionada la dirección de la sede en turno.

Esto puede hacerse en el sitio web del Muda: museodeartes.org/clandestino. ‘‘Los accesos son restringidos y clandestinos. No queremos ser descubiertos…”, refiere la publicidad.

La Jornada

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