Archivos del terror
Notas sobre el tema
Los Archivos del Terror, contra la desmemoria y la cultura autoritaria de hoy
Este 22 de diciembre se cumplen 26 años del hallazgo en Paraguay de los “Archivos del Terror”, tres toneladas de documentos secretos de la policía del régimen de Alfredo Stroessner que constataron -por su propia fuente- sus crímenes, perpetradores y procedimientos represivos durante las décadas de 1970 y 1980.
En 1992 habían pasado solo tres años del derrocamiento del régimen autoritario más largo de la región, y varios de los jefes represores seguían en sus cargos.
Las indagaciones y acciones jurídicas de ex presos políticos, como el docente Martín Almada, y el contexto de divisiones electorales del partido que había sostenido el régimen dictatorial, hicieron posible obtener informaciones sobre la existencia de estos documentos y llegar hasta ellos en el predio del Departamento de Producciones de la Policía de Lambaré.
Hasta allí fue una comitiva encabezada por Almada y el juez Agustín Fernández, que luego de vencer varios obstáculos llegó hasta una pieza de cinco metros cuadrados cargada de los documentos hasta el techo, y otros tantos enterrados en el patio, en un último intento policial por ocultarlos y destruirlos.
Los documentos, además, probaron la existencia del Operativo Cóndor, el acuerdo clandestino entre las dictaduras de Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay para intercambio de informaciones de inteligencia y prisioneros, que asesinó a unos 50 mil opositores políticos en Latinoamérica (30 mil de ellos desaparecidos) y apresó a alrededor de 400 mil.
El mayor impacto jurídico de este hallazgo se dio, más que en Paraguay, en los demás países, incluyendo la condena del dictador chileno Augusto Pinochet.
En Paraguay el estronismo hizo desaparecer a aproximadamente 500 opositores políticos y reprimió directamente a más de 100 mil personas, entre apresamientos, torturas, exilios, robos y confiscamientos…
En estas casi tres décadas desde el descubrimiento de los archivos se investigaron los crímenes del régimen a través de la creación de la Comisión Verdad y Justicia, se indemnizaron a miles de víctimas, se exhumaron los restos óseos de 37 desaparecidos y se identificó a 4 de ellos; se generó un perfil genético del país que agilizará la identificación de los demás restos óseos, se encarceló a torturadores y jefes represores, se ratificó la Convención Internacional de las Naciones Unidas para la protección de todas las personas contra las desapariciones forzadas…
Sin embargo, estos avances no precisamente están relacionados a políticas públicas o expresiones de voluntad política de gobernantes, sino con el empuje de familiares de víctimas y sobrevivientes, como lo es evidente en la exhumación e identificación de desaparecidos.
La mayoría de los avances tienen que ver con el esclarecimiento/castigo de una pequeña cantidad de los crímenes de lesa humanidad, pero no se registraron progresos, por ejemplo, en torno a las responsabilidades de dirigentes militares, políticos y civiles o en torno a delitos económicos del régimen, como por ejemplo la entrega irregular de 6.7 millones de hectáreas de tierras estatales a familiares y jerarcas del régimen.
En la mayoría de los juicios ganados por víctimas y familiares contra el Estado, como toda respuesta éste no avanza más allá del pedido de disculpas formal y la indemnización económica.
La organización del Estado y la cultura política-electoral sigue siendo la misma construida durante décadas por el régimen, como también la Justicia, que sigue marcada por la injerencia política en la definición de fallos y por la manipulación de procesos judiciales para perseguir opositores políticos.
De hecho, el partido político que sustentó al régimen estronista, el Partido Colorado, sigue siendo el partido gobernante, sigue reivindicando a Stroessner y sigue alojando en sus filas a perpetradores de toda índole. Por eso no es sorprendente que una de las limitaciones centrales para juzgar los crímenes y hallar a desaparecidos siga siendo la falta de presupuesto estatal.
De todas formas, la cultura autoritaria no es exclusiva de ese partido, sino afecta a la mayoría de la sociedad, en parte por la persistencia de la impunidad, la desmemoria y la falta de experiencias democráticas alentadoras.
Por eso tampoco es sorprendente que, a pesar de existir 500 desaparecidos, ciertos sectores nacionales propongan la repatriación de los restos de Alfredo Stroessner desde Brasil; que hoy el presidente sea el hijo de la mano derecha de Alfredo Stroessner; que se reivindique el servicio militar como salida a una juventud golpeada por la falta de oportunidades educativas y laborales; o que hace cinco años se haya pisoteado la Constitución Nacional para declarar el estado de excepción en ciertos departamentos , donde no rigen todas las libertades y garantías de las personas, sino la voluntad de fuerzas represivas armadas para la guerra.
Dos de los espacios centrales a favor de la democratización y de la memoria histórica en Paraguay deberán ser la educación y la cultura, para ubicar en su justo lugar los hechos y sus consecuencias. Como insumo para alimentar estos procesos podemos utilizar las toneladas de archivos ganados al autoritarismo.
Paz Encina difunde cortometrajes grabados con el Archivo del Terror
Los cortometrajes se estrenaron en el cine del Teatro del Puerto. En 2015 la directora de Hamaca Paraguaya estrena en la web dos de los tres materiales que componen Tristezas de la Lucha: Familiar y Arribo.
La cineasta explicó a Última Hora que los cortos se realizaron a base de documentos del Archivo del Terror. «Aquí, quizá, lo que se da a conocer que antes no había pasado, son los archivos de audio hechos por el sistema de control de la dictadura. Delaciones e interrogatorios realizados por los mismo represores», indicó.
Entre las grabaciones se encuentra el interrogatorio que le hacen al ex senador Dr. Perrota, que fue realizado cuando éste volvió a Paraguay a finales de los ochenta, según Encina.
Lo que esta directora busca con los cortometrajes es ofrecer una mirada de la historia «contada desde el represor, pero también escuchar y, por lo tanto, ver al represor en ejercicio». Escuchar estos interrogatorios es muy duro y refleja la «impunidad y la falta de justicia» en épocas dictatoriales.
De todos los relatos (que asegura la conmueven), la cineasta destaca uno en particular que es el de Apolonia Flores Rotela, una mujer que aún sufre de las secuelas de la dictadura.
«Cuando la llamé para invitarle a ver el cortometraje, me dijo que no iba a poder venir porque estaba con fuertes dolores en las piernas porque todavía tenía dentro 3 balas», recordó. «En ese momento pensé que Apolonia todavía no podía simplemente recordar algo, sino que todavía era todo presente… nunca había dejado de ser», añadió.
Puede ver los dos cortometrajes, a continuación:
Familiar
Arribo
Documental sobre el hallazgo de los Archivos del Terror de la TV Pública de Paraguay