Exilio y empoderamiento

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La película ‘Apego’: un retrato tico sobre el exilio y el empoderamiento femenino

Por Alexánder Sánchez

Aunque no lo haya vivido, me imagino que el exilio es demoledor: paraliza al alma del que no quiere olvidar; que se niega a romper con lo que un día, obligado, tuvo que dejar atrás.

El exilio, tal como la costumbre y las convenciones sociales, suelen ser así de congelantes. Se trata de poderosas adherencias que en Apego (2019), la película costarricense que se estrena el jueves 23 de mayo en los cines ticos, quedan muy bien ilustradas.

Patricia Velásquez, una tica cuyos padres chilenos huyeron de la dictadura militar de Augusto Pinochet, en los años 70, es quien dirige este drama inspirado en sus propias y singulares vivencias.

Apego no es una autobiografía, aunque sí encuentra asidero en los acontecimientos políticos que marcaron su destino y que la llevaron con el tiempo a decirse tica, pero también chilena. Un ser, que por más que quiera, no puede obviar la influencia de sus dos patrias.

Patricia es “de aquí y de allá”, según sus propias palabras.

No todo son sombras en 'Apego'. De hecho existe un tono cómico bastante marcado, que hacen muy llevadero el drama. Cortesía de Tiempo Líquido.

Velásquez –quien estrena su segundo largometraje después de Dos aguas (2015)–, no sabe si existe algo así como “la realidad del exilio” y supone que debe ser diferente para cada familia.

Lo que sí asegura la cineasta es que “hay una nostalgia en quienes se van, que nunca sana”, y que se transmite a sus hijos “sin que lo entiendan bien”.

“Es un Chile que va mucho más allá de lo tangible, de las personas o los lugares concretos, es un lugar que está atravesado por lo afectivo y por lo imaginario y siempre por una pregunta que nadie dice pero que está ahí, ¿cómo habría sido la vida si nunca nos hubiéramos ido?”, agrega la realizadora.

Ese es el contexto que abraza a Apego, pero aunque el exilio es un tópico transversal en su trama, no se centra solo en él. La mujer y sus luchas por vencer los roles sociales impuestos toma preponderancia en Ana (Kattia González), personaje central de la película, y se entrelaza irremediablemente con la nostálgica realidad de sus padres.

Efectivamente, Apego narra la historia de Ana, una arquitecta de 35 años, recién divorciada y con dos hijas pequeñas.

Sus padres son exiliados y se llaman Julia y Andrés. La pareja es encarnada por Teresita Reyes –actriz chilena de telenovelas– y Leonardo Perucci, el conocido actor y presentador televisivo.

De entrada, el filme dibuja a Ana y cómo se va acostumbrando a su vida de madre soltera. Todo parece ir relativamente normal, hasta que una de sus hijas le abre una cuenta de Facebook a la abuela y esta comienza un romance virtual con alguien de su pasado.

Este acontecimiento perturba la dinámica familiar. Impacta, como es lógico al señor Andrés, pero de alguna u otra forma a todos los demás.

“Paralelamente, hay una posibilidad para Ana en su trabajo: un proyecto que de concretarse significaría mudarse a México y despegar su carrera profesional. Su madre, que dejó familia, casa y trabajo por seguir a su esposo en Costa Rica, no entiende el “egoísmo” de su hija, aunque ella misma se arrepiente cada día de esa decisión”, detalla el argumento de la cinta.

La actriz chilena Teresita Reyes, muy conocida en el país suramericano, da vida a Julia, la mamá de Ana. Cortesía de Tiempo Líquido

Luego vendrá la enfermedad, las contradicciones y la toma de decisiones. Una maraña de elementos que envolverán a Ana por completo, minando sus intenciones de alzar vuelo.

Ana, de alguna forma, cae en cuenta que lleva años viviendo una vida que no quiere por complacer a su familia. Necesita un cambio ya, pues el caos la gobierna y se experimenta llena de carencias.

“Vive envuelta en el conflicto de sus padres, de lo que vivieron ellos. Le cuesta desamarrarse. Creo que por lo general muchas mujeres pasan por eso, se limitan mucho por los hijos y las circunstancias. Se apegan”, comentó Perucci.

Somatizando adherencias.

Con momentos cómicos, que alivianan con risas los momentos más álgidos del drama, el fantasma del exilio y sus consecuencias se asoman constantemente. La casa de los abuelos huele a Chile y a nostalgia por doquier, convirtiéndola al mismo tiempo en lugar de las contradicciones y de los grandes ‘apegos’.

Es así, hay claros elementos en la película que refieren a ataduras psicológicas. El quedarse pegados a las circunstancias, a los hábitos, a las tradiciones.

«Al final, la película tiene que ver con eso, con los apegos que tenemos, que a veces pueden ser pesados de llevar. El cómo hacemos para soltar esas cosas”, comentó Velásquez.

Perucci, quien también vivió el exilio chileno en primera persona, habló con Viva sobre la experiencia de revivir su propio drama. Además, el actor mencionó cómo la migración forzosa puede determinar el comportamiento de una familia y generar conflicto.

“Hacer esta película fue como una especia de deja vú. Solo los que hemos pasado por este tipo de migraciones sabemos lo que se pasa y lo que se siente. Justo por eso me parece muy necesaria esta película, porque está tocando un tema muy actual en todo el mundo”, comentó Perucci.

Para don Leonardo, es claro que las migraciones por temas económicos o políticos tiene consecuencias directas en las familias y esto queda muy en evidencia en Apego.

“En la película, la condición de exiliados termina por convertir a esta familia en un núcleo muy cerrado, que le impide avanzar. Pero bueno, al final esta familia intentará vencerlo todo, cueste lo que cueste”, añadió.

Un detalle curioso, es que el hogar de Julia y Andrés en Apego es la casa real de la familia Perucci. Y aunque normalmente no luce como un santuario a su país de origen, para el rodaje de la película se disfrazó de una pequeña Chile.

Según las notas de producción de la película, la casa se vislumbra como un “Chile de los 70, pero en medio del trópico. Huele y suena un poco a Santiago, a Los Jaivas y a Buddy Richard”.

Al respecto, Perucci dice que dentro de la trama tiene un gran simbolismo, pues hace referencia a ese apego a las costumbres chilenas, donde se almuerza todos los domingos con los hijos y se comparte de manera muy particular.

 Ana (Kattia González) y su madre Julia (Teresita Reyes) de pronto caen envueltas en un mar de reproches. Ya veremos cómo se las arreglan. Cortesía de Tiempo Líquido.

Algunos detalles.

En Costa Rica, en el 2017 y durante 27 días, Apego se rodó en locaciones de San José, Cartago y Puntarenas. Además de los actores principales, se suman al elenco nombres como Luis Carballo, Janko Navarro y Zoé Arguedas.

La película, de 80 minutos de duración, se estrenó mundialmente en Chile: primero en el Festival Internacional de Lebú (FICIL) y posteriormente en la Cinemateca Nacional de Chile, ubicada en el Palacio de la Moneda.

La segunda fue, sin duda, una proyección muy especial, ya que fue en el Palacio de la Moneda, en setiembre de 1973, donde se perpetró el golpe militar que llevó a Pinochet al poder.

En una segunda parada, la película se mostró en el Festival de Cine de Panamá, donde recibió una gran acogida.

Luego de los aplausos, recibidos fuera de nuestras fronteras, Velásquez espera que a partir de este jueves los ticos acojan la película con igual cariño.

“Espero que les guste. Es un drama con elementos muy profundos, pero hay que decir que tiene muchos elementos de comedia. No se siente pesada. Es más, en Chile y en Panamá me agradecieron porque la cinta termina con un dejo de esperanza, apartándose mucho de lo deprimente”, dijo la cineasta.

Otro público que podría disfrutar mucho el largometraje son los exiliados chilenos en Costa Rica y sus descendientes.

“Se van a sentir muy identificados, sin duda. Tanto los exiliados chilenos como de cualquier país. Como dije antes uno crece no siendo ni de aquí ni de allá, anhelando cosas que uno ni conoce o conoce muy poco. La van a disfrutar», finalizó.

Apego se estrenará en Costa Rica en las principales salas de cine del país. Solo puede ser vista por mayores de 12 años.

Nación

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