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Sudor Marika: No sólo son una banda de cumbia

Por Verónica Scardamaglia

Para muchxs Sudor Marika suena con la viralización inesperada y festiva del #larretayafue desde el viernes 30 de agosto como si la mítica del pronóstico anunciara tormentas rosas. Para muchísimxs otrxs vienen sonando desde 2015 entre alianzas o amistades políticas que ven en los gestos mínimos que pasan desapercibidos para muchxs, un mundo de sensaciones. Cumbias que hacen sudar al borde del apocalipsis neoliberal (y ahora, a Larreta). Apocalipsis que, muchas veces, se piensa como dolor, excesos, locuras, fuego, desbordes pero muchas otras también con yeguas, alegrías, disloques, cumbias, estallidos y entonces, la fiesta es más fiesta que otras fiestas y la risa se vuelve mucho más risa en estas cornisas. Y entonces pasa que esos gestos mínimos e imperceptibles en estas circunstancias irrumpen con un filo brilloso que porta la diferencia que se vive como una batalla infinitesimal ganada a este apocalipsis. ¡Y bailamos a pesar de tanto dolor!

Dicen de esta banda que hacen “cumbia antipatriarcal que milita desde sus canciones las luchas de la comunidad LGTTBIQ+”. Dicen “que se caracteriza por sus letras con conciencia social y amalgama de ritmos pegadizos, que en muchas ocasiones son el telón de fondo de luchas populares”. Ya se han paseado por Parque Centenario y los barrios porteños, por Resistencia, Rosario, Córdoba, Rafaela, Mar del Plata, Salta, Santa Fe, La Plata, El Bolsón, Tucumán, La Rioja, Río Cuarto, Villa María, Montevideo.

Se dicen herederas de las yeguas del apocalipsis en tiempos de yeguas reverdecidas y apuestan, ahora, al populismo rosa. Dicen “La cumbia es la marika de la música, la poesía es la marica de la literatura”. “Hay cumbias tan dramáticas como Lemebel”. Al mismo tiempo explican a Paula Jiménez España en el reportaje del suplemento Soy ante la presentación de su 2do disco Populismo Rosa: “no hay ‘la voz de sudor marika’, deviene cada vez más en esta idea de sudor que atraviesa todos los cuerpos, no solo de la identidad marika, que deja a otres por fuera. Seguimos militando la idea del sudor y del populismo en este nuevo disco para salir un poco de lo identitario.”

Saben estratégicamente a qué blancos apuntar encarnando zonas de cruces y tensiones, de encuentros y convergencias que interpelan las formas de la cumbia, las formas de la militancia y las fórmulas que insisten en normalidades identitarias. Gustan de apostar a prácticas escénicas casi indescriptibles con la música como excusa y vehículo que exalta la pasión por vivir y hacer detonar cuerpos meneantes desbordados en sudores de una fiesta contagiosa que supieron conseguir. Producen despliegues delineados que hacen y deshacen la escena casi como pasarela de carnaval carioca. Tensiones que dejan en estado de espasmo a públicos que sólo esperan una banda de cumbia, a militancias que sólo quieren consignas y de pronto se sorprenden e incomodan. Como frente al Cabildo en el Lula Festiva, después del valioso folklore de Juan Falú y Liliana Herrero, cuando algunas militancias se encontraron bailando confundidos el cuarteto del pete piquete tijera piquetera. Apuestas con atrevimiento pillo de arrabal como cuando arrebatan un reclamo de justicia por el travesticidio de Diana Sacayán, ni bien perpetrado, desde un cartel sudoroso y con pasamontañas en el escenario de una marcha del orgullo a la que no fueron invitadxs. O como cuando hacen saber del dolor por la muerte del dramaturgo, actor y psicoanalista Tato Pavlovsky entre calzas brillosas, shorcitos de fútbol y purpurina en un recital de cumbia. O como cuando muestran en su video debut que en el Docke viven las invertidas y, bajo amenaza, lo tienen que reeditar. O como cuando se plantan, güiro en mano, con la remera fucsia pop art con Eva y Cristina besándose. Escenas que han merecido ataques, denuncias, clausuras y censuras por no cumplir con las normas comunitarias de fcbk, instagram y las morales ya inadjetivables.

Micrófonos que no dan a vasto para subir el volumen a las luchas, denunciar injusticias y embelezar, también, a manadas infaltiles que ya saben sus canciones y sacuden sus cuerpos.

Convergencia de zonas de pertenencia: Chile, el Docke, la academia del tango, ubacyt, Sedronar, Maimónides, la EMPA, la UBA, el Joaquín V. González. Arenas movedizas que se escabullen por aulas, consultorios, publicaciones, estudios de grabación, de radio y escenarios.

Tensiones cooperativas que diagraman un rechazo contundente a las morales derechas desde el chori, el mate y la cumbia. Que respiran en la fuerza apocalíptica del porqué me da la gana que hace confluir calles, plazas y camas. Que hacen temblar, con alegría contagiosa y expansiva, mandatos y vergüenzas sacudidas por meneos furibundos del Ballet allien internacional que espantan y hacen correr los bordes seguros de la heteronorma y despabilan lo patriarcal que, algunas veces, se congela hasta en lo queer[i]. Que interpelan diagnósticos y atribuciones cantando junto a la monstruosa Susy Shock “déjame sentir que siento, déjame y hace silencio, déjame vivir sin nombres ya no los quiero”. Que discuten pertenencias grupalistas e invitan a sudar advirtiendo que “no te pedimos los documentos, que tengas un recibo de sueldo, no te pedimos que seas del gremio. Vení a sudar”. Resistencias e insistencias entre populismo y disidencias, que inventan posibilidades, enlazan mundos y martillan instituidos.

Puestas escénicas disidentes que tensan mundos al corear “el que no hace palmas es gendarmería”, “que levante las manos (oeoooo) el que quiera misoprostol”, que posibilitan un despliegue múltiple capaz de hacerse presente en Amor si Macri no, en el festival a beneficio del colectivo Identidad Trans Villerx de la villa 31, de los familiares de víctimas de gatillo fácil, en el hospital Cabred, el festival por la diversidad en el Bolsón, en la Campaña por el aborto legal, las marchas del orgullo y los boliches que hacen convivir, como en la marea verde, una furia abortera trans marika trava torta mutante antipresidente llena de glitter y perreos que sólo puede recorrerse con palabras en el ritmo de series abiertas e infinitas que dejan en el cuerpo esa resaca maravillosa del cansancio que no sabe si estuvo en una marcha, en un recital, en una fiesta o en todo eso al mismo tiempo .Y resulta que una época de tantos dolores e injusticias ha sabido parir a esta banda de cumbia disidente que como antena gueera ha captado que necesitamos una apuesta ético política que dispute los modos de vivir y luchar por expandir libertades y derribar morales, sabiendo que en estos precipicios neoliberales recuperar la fiesta, el amarillo y la alegría es un gran programa político.

Agenda Sur

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