Cuarenta años bajo el agua: el mural de Diego Rivera en Chapultepec

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Este es el mural de Diego Rivera que permaneció más de cuatro décadas bajo el agua: FOTOS

Esta quizá sea una de las obras menos conocidas del famoso muralista mexicano y se encuentra ubicada en el Bosque de Chapultepec

Anualmente, más de 14 millones de visitantes acuden al Bosque de Chapultepec; sin embargo, pocos saben que en la segunda sección de este famoso lugar se encuentran una destacada y peculiar creación del muralista Diego Rivera.

Se trata de la intervención de Rivera en el Cárcamo de Dolores, el deposito donde finaliza el acueducto de 62 kilómetros de largo, encargado de transportar el agua del Río Lerma a la Ciudad de México –Lerma-Cutzamala–.

Primer mural subacuático del mundo

El esposo de Frida Kahlo fue el encargado de engalanar con su trabajo esta importante obra para la industria mexicana, mismo que fue distinguido por ser un homenaje a Tláloc –dios de la lluvia–, la abundancia e importancia del vital líquido.

En riesgo de perderse para siempre

Durante mas de cuatro décadas fue una destacada obra, además de ser el primer mural subacuático del mundo; sin embargo, en 1992 se realizó el desazolve del agua, pues la obra plástica estaba en riesgo de perderse para siempre.

La obra plástica fue rescatada debido a que las pinturas originales se fueron desvaneciendo con el tiempo, a pesar de que al ser inaugurada, sus fabricantes prometieron que el material resistiría siempre el contacto con el agua.

Durante la década de los 90, el Instituto Nacional de Bellas Artes fue el encargado de realizar la restauración de esta obra plástica; sin embargo, el mural quedó en el olvido por casi dos décadas, pues el acceso al público quedó restringido durante este periodo.

Fue en 2010 cuando el conjunto muralístico fue rescatado por el gobierno de la Ciudad de México y el Fideicomiso Probosque Chapultepec, además de que se integró al Cárcamo una pieza sonora del artista mexicano Ariel Guzik, que tuvo la idea de convertir en sonido la energía de la lluvia, lo que ayudó a propiciar una atmósfera acuática que Diego Rivera había imaginado.

Heraldo de México

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