Murió el legendario trompetista cubano Alfredo «Chocolate» Armenteros

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El legendario trompetista cubano AlfredoChocolate Armenteros, murió este miércoles en Nueva York a los 87 años de edad, dejando una memorable carrera de más de seis décadas, informaron medios de prensa latinoamericanos.

«Quiero ser recordado como el trompetista que tocó más tiempo y el que más gozó también», había dicho en una entrevista publicada por el diario colombiano El Tiempo en 2008.

Armenteros, quien fue calificado como el Louis Armstrong latino, se presentó en más de 70 países y compartió escenarios con figuras como Arsenio Rodríguez, Machito, Benny Moré, Israel López Cachao, Eddie Palmieri, Dizzy Gillespie y Nat King Cole.

Era «un caballero, un profesional, excelente ejecutando su instrumento y de ingenio rápido y lapidario», dijo en un mensaje el músico panameño Rubén Blades. «Sus improvisaciones, llenas del inimitable sentido cubano, fueron aplaudidas y copiadas pero no igualadas».

«Un músico excelente, otro irremplazable que se muda al otro barrio», añadió Blades. «Nuestro respeto y admiración, siempre».

Chocolate Armenteros nació el 4 de abril de 1928 en Las Villas. En 1950 se unió al conjunto de Arsenio Rodríguez, con el que grabó piezas como «Deuda», «Tengo que olvidarte», «Soy tu destino», «Vuelvo a la vida» y «La vida es un sueño», entre otras.

En 1953 tocó con la Sonora Matancera y ese mismo año acompañó a su primo Benny Moré en la fundación de su banda en los estudios de la CMQ.

En noviembre de 1958 viajó a Nueva York con la Orquesta de Fajardo y sus Estrellas, para amenizar un baile privado en el Hotel Waldorf Astoria, contratado por la campaña del joven candidato a la presidencia Johnn F. Kennedy. En esa ciudad se instaló definitivamente.

En 1963 fue contratado por la Orquesta de Machito (Frank Grillo) y a principios de los setenta trabajó con la banda de Eddie Palmieri.

En 1975 formó parte de la producción Estrellas Tico Alegre, con Javier Vásquez, La Lupe, Tito Puente, Vicentico Valdés, Vitín Avilés, el Sexteto de Joe Cuba, Ismael Rivera y sus Cachimbos, Yayo El Indio, Héctor Rivera, Cachao, y otros. De 1977 hasta 1980 volvió a tocar con la Sonora Matancera

Más tarde, fundó su propio grupo, con el que realizó giras por todo el mundo y grabó Chocolate dice(1982), Chocolate en Sexteto (1983), Estrellas de Chocolate (1987).

Hasta pasados los 80 años de edad, Armenteros se mantuvo activo en conciertos, festivales y proyectos artísticos.

Según explicó en una entrevista con El Nuevo Herald en agosto de 2013, su apodo venía de una confusión.

«Una muchacha me confundió con el boxeador Kid Chocolate y luego se me quedó ese nombre», dijo.

Armenteros es considerado uno de los más grandes trompetistas nacidos en Cuba.

«Alfredo Chocolate Armenteros es la más cubana y a la vez innovadora de todas las trompetas que pudiera albergar Nueva York», escribió el historiador César Miguel Rondón.

La trompeta «es mi novia; es mi alma, mi vida, mi corazón», dijo el propio músico.

Publicado en Diario de Cuba

Guaguancó sin ‘Chocolate’ Armenteros

Primero fue su enamorada. Después pasó a ser su novia y durante unas seis décadas fue su mujer. Su preferencia se la disputaron dos instrumentos: el saxofón tenor y la trompeta. Se quedó con la segunda porque entendió que sus condiciones corporales le permitían llegar más lejos tocando con sus labios un aparato de nombre femenino. Y no se equivocó.

“La trompeta es la primera mujer mía y después están todas las demás. Ella me ha dado todo en la vida y tengo que estar muy agradecido. Pero, contrario a lo que podría pensarse, solamente tengo una y en mi casa en Nueva York conservo un cornetín de los años en los que empecé”, afirmó el músico cubano Alfredo Chocolate Armenteros, primo hermano de Benny Moré, con quien grabó en varias oportunidades en la mayor de las Antillas.

Para él siempre fueron las cuentas claras y el Chocolate como debe ser: Armenteros. Un día lo confundieron con el legendario boxeador Eligio Sardiña, más conocido en el mundo de los cuadriláteros como Kid Chocolate, y desde entonces se animó a compartir esa dulce denominación. Fue nulo su parentesco con el deportista, pero le agradeció inmensamente el seudónimo porque antes, en vez de Alfredo, le decían Sebastián, Alfonso y de muchas otras maneras.

 Alfredo Chocolate Armenteros nació en Ranchuelo, provincia de Las Villas, en Cuba, un pedacito de tierra que le enseñó la tercera parte de todo lo que supo en vida porque lo demás lo aprendió durante sus viajes por más de 70 países. De todas sus presentaciones salió aplaudido y el público no se arrodilló ante su carácter virtuoso sólo por el hecho de no perderse la oportunidad de bailar escuchando un recorrido propio por ritmos antillanos como la guaracha, el son, el latin jazz, la guajira, el mambo, el chachachá y la pachanga, sin olvidar sus muy conocidas descargas salseras.

“Tengo más de 80 años, estoy como un coco y todavía toco como si tuviera 20. Es decir, que si tengo un pitcher un poco lento le robo la segunda base porque la trompeta la hago sonar muy rico, le pongo energía, técnica y fuerza. Yo estaré al lado del instrumento hasta que Dios quiera y mientras tenga labio para eso, pues toca seguir gozando. Pero yo creo que a mí no hay quién me retire. Me retiro yo mismo cuando me dé cuenta de que ya no puedo más”, comentó entre risas el trompetista que grabó su primera producción discográfica el 18 de mayo de 1949 con la orquesta de René Álvarez.

Tocó con tantas agrupaciones que en los últimos recuentos que hizo ya omitía nombres emblemáticos. Ese don de adaptarse a las exigencias de los demás y el buen espíritu para compartir con los colegas le dieron la oportunidad de sobresalir al lado de las verdaderas figuras de las sonoridades latinas. El Septeto Habanero, el grupo de Arsenio Rodríguez, la Orquesta de Machito, la Big Band de Benny Moré, el Grupo Folklórico y Experimental Nuevayorkino, Israel Cachao López, la Sonora Matancera, Papaíto y Alfredo Valdez fueron tan sólo algunos de los colectivos en los que brilló. “El público siempre me ha premiado con su calor, pero yo creo que ahora me ven más feo porque estoy más viejo”, sostuvo el artista, sin perder de vista su instrumento.

Además de trompetista se destacó como productor, arreglista y compositor. Sus creaciones Chocolate aquí, A pasear en coche, Hot Chocolate y Mi guajira se convirtieron en verdaderos íconos de la música cubana.

En 2008 saltó a la pantalla grande al figurar en el reparto de la películaThe Lost City, protagonizada por Andy García. A Armenteros le gustaba la vida al son que le tocaran, porque para él toda la música tiene su encanto.

De un tiempo para acá Alfredo Chocolate Armenteros dejó de tener proyectos musicales para concentrarse en el cuidado de su salud. Jamás, eso sí, permitió que los minutos transcurrieran sin acariciar, tocar, saborear y hace sonar a la mujer más importante de su vida.

Publicado en El Espectador

Alfredo ‘Chocolate’ Armenteros, su vida con la trompeta en los labios

A ‘Chocolate’ Armenteros lo conocí bien, a través de la intimidad de Humberto Corredor y de la Sonora Matancera.

Una vez también lo encontré en el hotel Caribe, trabajando ahí durante un festival de cine. Tocaba para cinco mesas.
Compartí momentos de rumba fuerte en el esplendor de Juanchito, alguna vez discutimos porque Corredor estaba enfermo y me envió a coordinar una superbanda que encabezaba ‘Chocolate’ y no quería arrancar a tocar sino que estaba ‘vacilando’ con otras cosas. Al otro día, Corredor lo regañó muy duro, a una leyenda. Y lo aceptó en silencio.

Cuando fui a conocer a Guillermo Cabrera Infante a Londres, en las conversaciones por cuatro días sobre música, me dijo una noche, tarde: “En la trompeta, ‘Chocolate’ es el mejor de todos”.

Aquí está el reportaje que le hice para mi libro ‘Memoria de la Sonora Matancera’, resumen de una tarde completa en Manhattan hablando, hace muchos años. La Sonora Matancera, como me acaba de decir Lida Corredor, está toda muerta:

Chocolate ‘champion’

Nací en Ranchuelo, un pueblo donde se hacía mucho zapato y tabaco. Desde niño siempre me mantenía detrás de todos los músicos de mi pueblo, inclusive mi difunto padre cuando era joven también tocó el trombón. Se llamaba Lázaro Alfredo Armenteros, por él me pusieron Alfredito. Cuando estábamos en la escuela, el maestro preguntó quién estaba interesado en aprender la música y el primero en pararse fui yo. Me gustaban dos instrumentos, la trompeta y el saxofón.

Tuve suerte de ser elegido para la trompeta porque parece que esa era precisamente la que tenía que coger, soy bueno para ella y todo mi recorrido musical lo he hecho con la trompeta.

En mi casa empezamos a ensayar los danzones. Eran casas de campo grandes, con patio adentro y amplio, y las familias eran muy numerosas. Ensayábamos todos los días y así hemos llegado hasta que el polvo nos salió de la cabeza por todos los caminos que hemos recorrido en la vida.

La primera orquesta que integré fue en la provincia de Santa Clara, con los hermanos Brito de Placeta. Y así sucesivamente, eran orquestas de provincia, y trabajé con muchas otras. Con una comparsa de Cienfuegos me fui a La Habana y allá gustó, entonces me contrataron para una de las comparsas más antiguas de La Habana, la comparsa de La Jardinera, el barrio a donde pertenece La Sonora Matancera.

Con ellos estuve dos o tres semanas y regresé a mi pueblo. Posteriormente, volví a la capital para grabar mi primer disco profesional, eso era en 1949, con René Álvarez y su conjunto Astro.

Y de ahí pasé a integrar la orquesta de Arsenio Rodríguez, donde aprendí lo que nunca he olvidado ni olvidaré por todos estos años que llevo fuera de mi país, todos los años que llevo viviendo en los Estados Unidos: el son cubano, que es lo que trato de tocar, y por esa razón soy diferente y distinto, tengo mi propio estilo.

Cuando yo entré con Arsenio, Lili Martínez era el pianista, Lino Frías había salido para La Sonora un tiempo antes, año y medio; Chapottín tocaba trompeta, Carmelo Álvarez, ahora en Venezuela, tocaba la segunda trompeta; ‘Chocolate’ Quila era el bongosero; Carlos Ramírez, la segunda voz y guitarrista; Lázaro Prieto era el bajista; después entró Miguel Cuní; también estaba Pedro Luis, con una voz muy bonita.

Me salí para tocar show con la orquesta de Julio Gutiérrez y estuve en el Tropicana. Viajé entonces a Venezuela en 1950. Permanecí en Maracaibo tres meses. Ahí conocí a Alfredo Sadel, inauguramos una emisora famosa, Ondas del Lago, con el maestro Enrique Manzano.

Con Benny Moré, que en paz descanse, éramos primos segundos. La madre del Benny era prima mía, él se llamaba Bartolomé Maximiliano Moré Armenteros, y aparte de eso fuimos compadres, él fue padrino de mi boda en Cuba y padrino de una hija que yo tengo.

Por todo eso, cuando supe la noticia de su muerte decidí no oír un disco del Benny por dos años. Me parecía una mentira que hubiera muerto, nos llevábamos tan bien. En Cuba dirigí su orquesta, yo hice la orquesta con él y delegó todo en mí, yo le decía dónde íbamos a tocar, y me sentía muy satisfecho porque era mi máximo anhelo.

Nos encontramos cuando tocaba con La Sonora Matancera en un programa radial llamado Cascabeles candado. Yo estaba con Bebo Valdés en RHC Cadena Azul y Rafael Urbidu, el locutor, fue quien lo llamó el ‘Bárbaro del ritmo’. Entonces, para acompañar al Benny, La Sonora necesitó de otra trompeta y me escogieron a mí, y también se agregaron cuatro saxofones.

La última vez que vino a Nueva York fue la última vez que lo vi. Yo estaba con Machito y lo acompañamos. Una noche dejó de trabajar por andar conmigo, porque aparte de ser compadres nos queríamos, había entendimiento y comprensión.

No es cierto que hubiera oposición entre Rolando La Serie y él. Rolando era el timbalero. Tampoco es verdad que tuvo problemas políticos en Cuba. Murió de sobredosis hepática, bebía mucho y muchas veces recuerdo que me decía: ‘Compadre, hace tres o cuatro días que no como’. Se le inflamaba el tubo digestivo.

Después de esta experiencia entré a la CMQ, como músico de planta para tocar en televisión, y vine a los Estados Unidos contratado especialmente por la orquesta de Machito. He tenido oportunidad de tocar con Eddie Palmieri, Johnny Pacheco, Larry Harlow y otra infinidad de orquestas, Ismael Rivera y, en fin, porque aquí en los Estados Unidos no se puede estar en un solo sitio.

Con La Sonora Matancera empecé a tocar en 1953, cuando Calixto Leicea tuvo problemas con los dientes. En este entra y sale estuve cerca de treinta años. Con ellos viajé a Venezuela, cuando conocimos Caracas y Curazao.

No conocí Colombia entonces, porque Calixto se restableció. Pero luego sí estuve en varias ciudades como Santa Marta, Medellín y Cali, en 1954, para tocar en los clubes campestres, era una gira muy especial. Y luego también regresé en 1963, con la orquesta de Machito.

En 1953 o 1954 grabé un LP con Lucho Bermúdez, cantando Matilde Díaz esos temas tan conocidos como ‘Sal si puedes’, ‘Prende la vela’, ‘San Fernando’. Es una música que me gusta porque se asemeja a la mía, tiene sabor de tierra. Con mi orquesta he grabado seis LP, el primero con coros de Justo Betancourt y Marcelino Guerra. Y después con Roberto Torres. Hice una producción que se llama ‘Prefiero el son’. Este nuevo grupo de gente, con pocas variaciones, es el mismo que usamos para grabar con la SAR, Linda Leyda y Papaíto.

* * *

Por las calles de Nueva York hemos hablado con Alfredo ‘Chocolate’ Armenteros, ‘Chocolate’ con sus habanos, la sonrisa amplia, sonrisa de negro, con una pinta del carajo, y siempre con vestido entero y chaleco. Recorriendo Manhattan, con Humberto Corredor, hemos ido de un lugar a otro, con la grabadora en mano, después de ver cómo tres negros africanos de los tantos que hoy se apasionan con el son, en la casa disquera SAR, se arremolinaban y gritaban entusiasmados: “Chocolate champion”.

Herederos de ‘Chocolate’

En los últimos meses, Armenteros colaboró con la agrupación Zon del Barrio, que lidera Aurora Flores, una de las personas cercanas al músico que informaron la noticia de su muerte. En homenaje, el grupo grabó el álbum ‘Zon de chocolate’.

“Fue un gran exponente del folclor cubano de su época y de la época futura. Considero que fue un profeta de la música de su país y deja un legado increíble”, dijo el pianista, compositor y arreglista Edy Martínez, uno de los músicos colombianos más reconocidos en el exterior, que conoció a ‘Chocolate’ hace unos 40 años.
“Ay, qué dolor… Hoy falleció mi gran héroe de la trompeta: el maestro Alfredo ‘Chocolate’ Armenteros. Él me enseñó”, señaló la trompetista Maité Hontelé, radicada en Medellín.

Publicado en El Tiempo
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