Se lleva a cabo en Buenos Aires el I Encuentro Federal de la Palabra hasta el 5 de abril

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La palabra poética en su versión más federal tomará Tecnópolis por cuatro dí­as

En el marco del Encuentro de la Palabra, que se desarrolla en Tecnópolis hasta el 5 de abril, desde el jueves se llevará adelante el Festival Federal de Poesí­a con la participación de unos 150 autores de todo el paí­s -desde reconocidos como Diana Bellesi, hasta colectivos emergentes-, en lo que será una exquisita programación dispuesta a poner en primer plano al género más universal.

Durante cuatro dí­as, desde el jueves hasta el domingo, se desarrollarán en simultáneo actividades que harán foco en la fuerza de la poesí­a a través de charlas, lecturas, mesas de trabajo y de encuentro, homenajes, talleres y hasta una feria de libros de editoriales autogestivas que reflejarán sus producciones, muchas veces alejadas del gran mercado.Bajo el signo de la poesí­a, llegarán predio de Vicente López «Somos putas», un colectivo formoseño con perspectiva de género o el grupo Yonofui que trabaja con mujeres en situación de cárcel; promotores de festivales del poesí­a a nivel regional; autores argentinos emergentes, de todas las esquinas y generaciones, y otros más reconocidos como Jorge Boccanera, Vicente Muleiro o Marí­a Teresa Andruetto.En diálogo con Télam, Julia Magistratti, a cargo de la curadurí­a del área en el Encuentro de la Palabra, explicó que se trata de un festival de «poesí­a en su versión más abierta y federal», y que el objetivo principal es «rescatar la expresión poética de todo el paí­s y profundizar la difusión de lectura y producción de poesí­a».Además, explicó que el Festival responde a la intención de darle «un tinte mucho más fuerte en el Encuentro de la Palabra, en coincidencia con la formación de la Red Federal de Poesí­a», una herramienta ideada por los ministerios de Cultura y Educación de la Nación junto con la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares, que será lanzada el jueves a las 16.30 con la presencia de sus autoridades Alberto Sileoni y Teresa Parodi.

Se refiere al nuevo espacio digital que se erige como punto de encuentro e intercambio con toda la información del paí­s sobre lectura y escritura del género y letras de canciones, y que además no deja afuera a manifestaciones diversas como el rap, la copla, poesí­a oral, payadores, declamadores y juglares, entre otros referentes.

Así­, la primera edición del festival agrupará por primera vez en Tecnópolis a poetas y colectivos literarios de todo el paí­s que intercambiarán y mostrarán su trabajo, ese «que hacen todos los dí­as en forma silenciosa y en todos los rincones de la Argentina, difundiendo poesí­a y poniendo en valor la palabra poética», sostiene Magistratti.

«La poesí­a -explica- es la hermana menor del gran mercado, quienes la viven hacen grandes esfuerzos individuales y colectivos. Lo interesante acá es que el Estado quiso visibilizarlas y por eso pensó esta red que se presentará en el Festival para poner en relevancia la importancia de la palabra poética, porque ahí­ en la poesí­a está la palabra que nos habla y por la que somos hablados».

Con esta impronta, el jueves a las 14 arrancarán las jornadas de la mano del poeta Jorge Boccanera que hablará acerca de «Las puertas que abre la poesí­a»; en paralelo y durante el dí­a habrá lectura con autores llegados desde Catamarca, Sierra de la Ventana, Santa Fe; talleres para escribir y dibujar poemas; un homenaje a la gran Alfonsina Storni o una charla acerca de experiencias puntuales y locales.

Entre instancias de encuentro y de intercambio con referentes de todo el paí­s, el viernes a las 16.30 tendrá lugar el acto de lanzamiento de la Red Federal de Poesí­a con la presencia de los ministros de Cultura y Educación. La actriz Ingrid Pelicori hará un recorrido por la obra de poetas locales y el músico Pedro Aznar culminará con un homenaje a la canción argentina.

El sábado, el karaoke literario coordinado por Juan Diego Incardona cederá la palabra a la poesí­a; la cordobesa Marí­a Teresa Andruetto será protagonista de una charla -prevista para las 15- acerca del género en su versión infantil, mientras que a las 16 Diana Bellessi (Santa Fe) y Nini Bernardello (Tierra del fuego) se sumarán a «Visita guiada a la cabeza de dos poetas».

Además, ese dí­a desembarcarán organizadores de festivales del género para intercambiar experiencias locales y debatir sobre colectivos poéticos; también autores del interior mostrarán sus producciones en mesas colectivas de lectura, a las que más tarde se sumarán nombres más reconocidos como la cordobesa Laura Garcí­a del Castaño o de la escena porteña como Vicente Muleiro y Laura Yasán.

Con «La palabra nunca» el evento rendirá homenaje a los poetas ví­ctimas del terrorismo de Estado -domingo a las 18-, en una lectura que contará con parientes de esas resistentes letras como Macarena Gelman, Camilo Juárez, Jorge Areta, Fernando Oesterheld, Angela y Lula Urondo, Emilia Santoro, además de militantes como Téofilo Tapia (compañero del Padre Carlos Mugica); representantes de HIJOS y Hebe de Bonafini, titular de Madres de Plaza de Mayo.

La programación completa del Festival Federal de Poesí­a, que se realiza con entrada gratuita en el marco del Encuentro de la Palabra, se puede consultar en la página web encuentropalabra.ar


El poeta colombiano Juan Manuel Roca en el Encuentro de la Palabra

Horas antes de presentarse en el Encuentro de la Palabra, que comienza hoy y se extenderá hasta el 5 de abril, el poeta, narrador y periodista colombiano Juan Manuel Roca, se refirió a su obra en cuyos pliegues asoman los “nadies” del sistema, impugnados, seres fantasmales en quieres toma espesor el desamparo

Roca (1946), es autor de una profusa obra en la que destacan los libros Esa maldita costumbre de morir (novela), y el ensayo Cartografía memoria. Luna de ciegos, Señal de cuervos, País secreto y Biblia de pobres(poesía); a los que se agregará en breve su antología personal Testigo de sombras que publicará la editorial local Patria Grande.

El diálogo con Télam del escritor “paisa” (nacido en Medellín) comienza por su viaje y los lazos que unen con Argentina: “El primer golpe lo recibí adolescente leyendo El hombre mediocre de José Ingenieros, el gran ensayista que previene contra el envidioso, porque ‘se confiesa subalterno’. Soy de Medellín, allí la banda sonora de la ciudad es el tango, la mayor poética de la música popular”, cuenta el poeta que hoy tendrá un mano a mano con el público argentino en Tecnópolis.

“De acá he recibido bellas señales a través del arte y la cultura popular; recuerdo a Roberto Artl: “creamos nuestra literatura, no conversando sobre literatura sino escribiendo con orgullosa soledad libros que encierran la violencia de un ‘cross’ a la mandíbula”, a Gelman, a Borges -como narrador y ensayista-; Porchia y su talante ácrata; Pellegrini y sus ensayos leídos en mi juventud, me acompañan», señala.

T: En breve saldrá tu primer libro editado en Argentina, «Testigo de sombra»; ¿una antología es de algún modo un libro nuevo?
R: Resulta difícil hacer, y por eso mismo también es algo estimulante, una antología personal; es algo así como revisitarse, como ser el voyerista de sí mismo, un arqueólogo de sus propias ruinas y huellas. Preocupa en esta tarea que uno se pueda enamorar del espejo, de nostalgiar o de buscarse donde ya no se está. Pero cuando se avanza por encima de estos prejuicios hacia el pasado, aparece un libro nuevo y la sorpresa inigualable de lo no pensado.

De ese forcejeo con el cedazo salió «Testigo de sombras», un vago oficio o un intento por encender la oscuridad. Por tratarse de mi primer libro publicado en Argentina y por el hecho de entrar, gracias a la propuesta de mis editores en la estantería de las librerías argentinas, esto resulta para mí algo sin duda muy estimulante.

T: Alguna vez hablaste del poeta como un pastor de abismos.
R: Sí, porque creo que el poeta es sobre todo un pastor de dudas; pastorea esos abismos, sus fantasmas, para traducirse a sí mismo. En la medida en que lo haga, quizá llegue a habitar en los demás. En ese camino aparecen vacíos que son los que intenta llenar el lenguaje.

T: En tu poesía abundan las imágenes visuales, ¿esto tiene que ver con tu gusto por la pintura?
R: Creo que sí, hay poema, míos que son muy coloquiales, argumentales, pero hay también  un encuentro con la pintura de atmósferas, no tanto con las cosas figurativas. La diferencia entre  poesía y prosa está por el lado el ritmo y las atmósferas. Hay pintores del habla como Georg Trakl, que escribe pintando; sus poemas  parecen cuadros.

T: Una galería de marginados recorren las páginas de tus libros: ¿son los excluidos socialmente? 
R: De alguna manera sí, es el vapuleado. Dentro de esa categoría entran muchos ‘nadies’, desde el Ulises de La Odisea a los N.N., los desaparecidos de mi país, los que llenan las fosas comunes. También el hombre corriente, el fantasma de carne y hueso con el que nos tropezamos en una esquina. Es nuestro ‘nadie’ y nosotros su ‘nadie’.

T: El especialista internacional Darío Azellini, escribió que Colombia, sobre todo durante el gobierno de Álvaro Uribe, fue un laboratorio de las guerras privadas, ¿coincidís con eso?
R: Me suena no solamente creíble sino verificable. Creo que Colombia ha sido un laboratorio del horror; un país estratégico por su situación geográfica y de una gran riqueza, con dos mares, tres cordilleras y una sola clase dirigente y corrupta. Siempre digo que en Colombia la guerra viene después de la posguerra.

T: ¿Qué expectativas tiene la gente con las conversaciones de paz que realizan desde hace 3 años el gobierno del presidente Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC)?
R: Por primera vez Colombia avanza de manera seria y eficaz en la búsqueda de un acuerdo para finalizar el conflicto con la guerrilla más antigua, las FARC, y se busca hacerlo con el ELN. Al principio de las conversaciones rondó el escepticismo, atizado por la extrema derecha guerrerista del país, por un cesarismo de viejo cuño o de claros visos patriarcales que encarna Alvaro Uribe.

Se ha ido venciendo ese escepticismo, tan propio del país de Sísifo, un país que ha visto mil veces rodar la piedra para volver a subirla, y con larga práctica política en una bicicleta estática. Tengo como todas las fuerzas progresistas del país una firme esperanza en las conversaciones de La Habana. Y esto, a pesar de que mi más reciente libro publicado se titule “No es prudente recibir caballos de madera de parte de un griego”.

T: ¿Cómo se conjuga en tu escritura la poesía y la narrativa?
R: Creo que cualquier arte que no comporte una poética, difícilmente pueda llamarse arte. Mi novela, que en cierta medida se afilia a narraciones de Orwell o de Bradbury, es un homenaje al carácter libertario en pugna siempre con los ademanes hipnóticos del gregarismo, de la abolición del individuo.


Desde Marechal al hip hop, el Encuentro de la Palabra ofrece una multitud de actividades para grandes y chicos

Un paseo editorial encabezado por sellos independientes, una muestra de Leopoldo Marechal, otra de Julio Verne, un abecedario intervenido, un espacio donde la música se hace eco de textos de emblemáticos autores, micrófonos abiertos y narraciones que irrumpen entre la gente, y el arte contemporáneo fusionado con lo literario, componen el inmenso repertorio de esta edición del Encuentro de la Palabra en Tecnópolis.

«Veinte años no es nada», «Un kilo y dos pancitos», «Todo tiene que ver con todo» o aquella de Porcel «¿No es fino» arrancan el mano a mano con la palabra en el predio de Vicente López, en una suerte de muestra-paseo al aire libre con las 100 frases en el medio, esas que se hicieron famosas en la radio, la televisión, el cine, los diarios y que hoy forman parte del discurso argentino.En ese primer paso por el evento, la palabra «Soberanía» se asoma gigante en un stand del Ministerio de Defensa, en cuyo interior una pantalla en 360 grados proyecta los sentidos adquiridos del término. Afuera, en las calles de ese mundo creado por la ciencia, los parlantes suenan al compás de temas bien locales, el cancionero va desde Charly García hasta Cambalache.En el camino se vislumbran hamacas paraguayas a montones, verdes, en el medio del pasto, frente el Auditorio de Cultura; quien se acueste ahí -con la posibilidad de un libro en mano- estará escudado por el paseo de los seres míticos, un recorrido de esculturas gigantes que representan leyendas mitológicas de toda la geografía, como El reservito o Caá-Porá.En el pabellón del Bicentenario, casi 200 editoriales de todo el país ofrecen sus catálogos. Hay para todos los gustos y encabezan el paseo las independientes, como Cospel que reúne autores chaqueños y correntinos o Nulú Bonsai, una editora de arte, también autogestiva. Además, hay una librería con oportunidades económicas y libros que van desde narrativa, educación, hasta cocina, filosofía o ensayo.

Entre la feria editorial, el café literario y una sala de cine, se abre paso «Huellas», una instalación que revela una invasión alienígena en Buenos Aires, a través de fotografías, objetos y videos. Y de los extraterrestres a los próceres de la patria con un daguerrotipo de José de San Martín que le responde al público algunos de los temas más emblemáticos, como la entrevista con Simón Bolivar en Guayaquil.

La linealidad del espacio se pierde a medida que uno se adentra en el predio. Se cruzan un ring de lectura, una pizarra con imanes para armar poemas inspirados en los cielos de Berni, una playa con reposeras, una instalación de creación colectiva en la que cada uno elige un papel de color y aporta su frase, con una muestra que refleja las 100 palabras en la lengua de los argentinos.

También entre juegos y propuestas lúdicas, la exposición «Las aventuras de Julio Verne» se abre silenciosa con una invitación a descubrir la obra del francés «El faro del fin del mundo», aquella que concibió en mares remotos del sur de la Argentina, mientras que enfrente un abecedario intervenido con objetos y simbolismos de todos los días revelan los múltiples sentidos de las letras y una muestra aproxima al gran Atahualpa Yupanqui.

Leopoldo Marechal, el poeta y dramaturgo (1900-1970) autor de «Andán Buenosayres», se extiende por el espacio de Tecnópolis con una gran exposición que recorre su vida y obra, a partir de bocetos, manuscritos, ediciones variadas, audios y videos, acompañados por material del archivo del acervo familiar.

«Canción con todos» de Armando Tejada Gómez ilustrada en una muestra de música en viñetas con dibujos de Rep, Marcos López e Isol, y el espacio «Literatura que suena» en la que se reversionan clásicos- «Niño» y «Epitafio» de Juan Gelman al estilo folclórico o «La invención de Morel» de Bioy Casares al rockero-, son algunas de las propuestas que ponen ritmo al itinerario del evento.

Claro que si de hacer oír voces se trata, también el público puede aportar las suyas, por ejemplo, hay una cámara dispuesta para que cada uno diga su palabra preferida en lo que es una actividad audiovisual participativa, un sector de poesía leída, espacios de narraciones o un micrófono abierto, donde se invita a leer y elegir fragmentos de algún libro.

A las invitaciones de la segunda edición de Palabra, que se sucede además en una programación cargada de charlas, recitales, obras de teatro, cine y talleres, se suman juegos (tutti-frutti, creación colectiva de poemas, palabras móviles y otros); «Historietas x la identidad», un sitio de obras originales, una divertida galería de horror ortográfico y una instalación basada en las posibilidades que propone Julio Cortázar para leer «Rayuela».

Además, está «Arte y palabra», una selección de obras pensadas en torno a tres conceptos (huella, acción y ficción) que reúne, entre otros, a León Ferrari, Andrea Moccio, Luján Funes y Graciela Taquini, con la intención de evidenciar los diversos modos de articular esos lenguajes. Se exhiben desde tapas de diarios intervenidas hasta creaciones con papel de guía de teléfono o dispositivos electrónicos.

En otro tono, el espacio Néctar revisa lenguajes no convencionales y tiene como protagonista a la cultura hip hop: un galpón tipo garaje al estilo Harlem neoyorquino es el escenario donde se aglomera esta movida, con una muestra y un repaso por la actualidad del movimiento pero también con shows de baile, batallas de Djs, talleres de rima, composición, breaking y graffiti.

Detalles que aparecen desprevenidos, como atriles con fragmentos de «Rayuela», libros esperando a ser leídos, narradores relatando cuentos sin aviso o lucecitas de colores -señal para despertar la creatividad-, completan así el entretejido de propuestas de la segunda edición del Encuentro de la Palabra en Tecnópolis, que se desarrolla hasta el 5 de abril con entrada gratuita.