Nueva novela del escritor nicaragüense Sergio Ramírez
La novela sobre la historia de Abraham y Sara representa el segundo gran intento de Sergio Ramírez por incursionar en la escritura desde un personaje femenil. El primero fue La fugitiva. Esta vez, Sara presenta una complejidad dialógica con la poesía, el cine, la novela contemporánea y la teoría feminista. Entre los antecedentes temáticos nicaragüenses de esta obra se encuentra el magistral poema de Rubí Arana: “A Sara, la mujer del patriarca”, perteneciente a su libro Agua Sagrada (2010). La obra de Rubí Arana se caracteriza por la influencia del pensamiento de la Nueva Era, la tolerancia a diferentes religiones y el hombre o la mujer como cocreadores. Es en este tono que el poema de Arana señala la prostitución orquestada por Abraham:
Sucia te presentas, mujer estelar / ante la historia / […] Mil monedas de plata dijo Abimalec / el rey engañado que, pez fácil, picó el anzuelo. / Mil monedas de plata ciega. / […] Hoy te con evoco con tu nombre antiguo / Sarai de arpa. […] El manager Abraham quedó lejos / Tu debilidad / coronó patriarca/ al gigoló más Viejo de la historia.
Ramírez también apunta a la prostitución de manera iconoclasta, ofreciendo con ella la justificación de su rebeldía: Una mujer a la que su marido manda a prostituirse, puede hacer lo que en adelante le dé la gana sin rendirle ninguna explicación, puesto que el amor se acabó. En la novela aparece también un intertexto de Alfonso Cortés: tiempo donde estamos tú y yo, yo que vivo en ti y tú que no existes. Estos versos nos ofrecen dos claves certeras para la lectura: uno es la noción del tiempo, el otro la oralidad. La novela aparece sustentada por una investigación bibliográfica extensa, sin embargo, es contada oralmente, con dichos y refranes nicaragüenses y con el sentido del humor que caracteriza la idiosincrasia del país: la risa.
En el ámbito literario mundial, la estrategia narrativa dialoga con el nobel José Saramago (1922-2010), particularmente con dos de sus novelas, escritas, como lo señaló su autor, para desazogar: El evangelio según Jesucristo (1994) y Caín (póstuma, 2012). Textos que rescriben la vida de sus personajes utilizando como soporte pasajes bíblicos para crear una historia alternativa. La novedad del Premio Carlos Fuentes (2014) es que escribe con perspectiva de género y utiliza la risa como designio narrativo de una visión crítica que encuentra en la injusticia y el dolor humano su razonamiento: Dios es cruel e irresponsable. Sara asalta la pluma y el narrador la apoya en su intento; la mayoría de las veces, aunque no siempre, es su cómplice. E invita a la complicidad al lector, mostrando todo el andamiaje bibliográfico, haciéndonos partícipes de la elaboración de una especie de guión, en el cual se disciernen los acontecimientos que calcen en la novela sin necesidad alguna de forzarlos. El narrador nos consulta su decisión: Si así les parece, sigo entonces adelante.
La teoría feminista representa una línea rectora en la novela de Ramírez. Sara es reivindicada como sujeto, ya que logra protagonismo dentro del relato. Muy pocas veces, se leen intromisiones del narrador desautorizando a Sara, quien contribuye a la autenticidad de la historia. La complejidad de la teoría feminista nos lleva hasta la pregunta que constituye el título del ensayo de Gayatri Chakravorty Spivak: “¿Puede el subalterno hablar?”. La novela valora la otredad, no solo la voz femenina frente a la masculina, sino también la humana frente a la divina. Debemos anotar que, aunque Sara parece contravenir a un ser multiforme sexista y patriarcal (dios, mago, prestidigitador, ventrílocuo) a quien no le gusta la risa, su deseo expresado es la procreación para constituir la nación de Abraham. Es decir, el relato, aunque contado desde una sensibilidad femenina más actual, no supera el deseo patriarcal.
La influencia del cine se hace explícita en los comentarios del narrador: el carrete de la moviola da vuelta. El género cinematográfico, aunque no en la cabeza de Sara, está en las nuestras. Hablando de cine, puedo imaginar a dos personajes extraordinarios compitiendo en la alfombra roja: Sara y el narrador. Como mejor actriz (o personaje) me gustaría otorgarle el Óscar a Sara (mi condición de mujer y escritora me orillan a realizar un doble voto) y como mejor actor al narrador. Y ya que él mismo me autorizó a participar en la construcción de su relato, aprovechando que en la novela los hechos pasados son iguales a los futuros, me gustaría que en lugar de robarse cámara, Sara y el narrador aparecieran como un solo personaje. La fuerza de estos dos hercúleos sería descomunal y, sobre todo, mi corazón no quedaría dividido.
Sergio Ramírez rompe el silencio de Sara, esposa de Abraham
De pronto me vi atrapada por una tormenta de arena que me mantuvo durante 6 días recluida en una historia en la que un hombre recibía mandatos de un ser supremo que nunca se dirigió a su esposa y que prácticamente conducía los hilos de la vida de ambos.
La historia de Abraham y Sara es recreada en la novela «Sara», del escritor nicaragüense Sergio Ramírez Mercado, en un ejercicio creativo capaz de mostrarnos a una mujer que piensa por su propia cabeza y que lejos de la sumisión bíblica cuestiona a su marido por obedecer a ese ser que ella ha dado por llamar el Mago, e incluso forcejea con él para salvar a su hijo cuando iba a ser ofrecido en sacrificio.
Un desfile de personajes bíblicos entretejidos con los más variopintos protagonistas ficticios, salidos de la fuente creadora de Ramírez, nos llevan por una trama cargada de humor y que quizás sin querer, entre líneas, insta a reflexionar sobre algunos hechos que damos por ciertos, pese a lo hiperbólico que pueden resultar si se ven con el cristal de la realidad.
¿Qué lo motivó a llevar su mirada a la Biblia?
Ningún motivo particular más que encontrar una historia que pudiera reescribir, porque la Biblia está llena de muchas historias interesantes. Sobre todo la parte del Antiguo Testamento. El contexto de la historia y lo poco que la Biblia habla de ellos, a pesar de que son muy famosos, me atrapó. Considero que la Biblia es escueta en esas crónicas, pese a ser un libro narrativo.
¿Por qué le llamó la atención el personaje de Sara?
Por la relación que ella tiene con Dios. Siempre me pareció que es una relación conflictiva y para una buena historia se necesita un buen conflicto. Tengo en frente un doble conflicto: Sara frente a Dios y Sara frente a su esposo Abraham.
¿Sara cuestiona los designios de Dios en la Biblia?
En el texto bíblico no. Ella siempre obedece y precisamente eso es lo que me llamó la atención. Se presenta como una mujer obediente que está siempre detrás de la cortina, que cuando llegan los visitantes se escondía. También me llamó la atención que Dios nunca se dirige a ella, está relegada del plano masculino. Y hasta cuando ella se ríe la regaña, pero no lo hace directamente sino a través de su marido. Todas esas circunstancias me hicieron pensar si será posible que una mujer permanezca siempre en silencio frente a situaciones que a veces parecen ilógicas.
¿La perspicacia de Sara en la novela es obra de usted como escritor?
Es lo que uno busca leer entre líneas, no está eso en la Biblia, así que me metí en su cabeza, estuve cerca del oído de ella y vi el mundo desde su perspectiva de poder. No la convierto en una feminista, porque no es la intención, sino le doy su valor en una sociedad patriarcal y con relaciones verticales.
¿Sergio Ramírez califica la Biblia como machista?
Está fundamentada en una relación patriarcal. En ese tiempo no se puede hablar de machismo, pero no en balde el patriarca es Abraham, esposo de Sara, si es que no podemos llamar patriarca a Adán.
¿Por qué opta por figurar a Dios, o al Mago, como Sara lo llama, a través de un niño?
A la hora de hablar de la divinidad lo que tengo en frente es un gran vacío visual. La Biblia nos dice de alguien que a Abraham le habla en los sueños, Dios tiene esa costumbre de usar ese método de comunicación. También pone la voz dentro de la cabeza. Y la otra manera física es a través de los visitantes que son los ángeles Gabriel, Miguel y Rafael. Ellos aparecen porque llevan una misión. Me llamó la atención que fuera un niño quien diera las órdenes.
¿La novela cuestiona algunos hechos que se dan por sentados en la Biblia, como el diluvio universal y la edad de los personajes?
Lo único que no pone como exageración es la destrucción de Sodoma y Gomorra, un hecho verdaderamente atroz, pues por el pecado de algunos se da en este acontecimiento que los enviados se lo comunican a última hora a Abraham.
Es contradictorio que una mujer de cerca de 100 años sea linda, incluso Abraham la negoció y eso con una mujer vieja es imposible. Sara era madura, pero hermosa, no creo que anciana. La edad en la Biblia creo que es algo que debemos meditar.
¿Qué reacción espera de los sectores ultrarreligiosos?
Ya un pastor protestante escribió que tengan cuidado porque el libro puede ser una blasfemia. Si alguien toma estrictamente la Biblia como la palabra de Dios y que Él mismo la escribió, en realidad puedo decir que es fundamentalismo. Todo lo que yo diga fuera de lo que dice el texto bíblico será cuestionado por los fundamentalistas. Yo no he tomado la Biblia como un texto sagrado sino como una fuente de historias. Como una narración muy bella que está llena de obras maestras. La Biblia en la parte de Abraham y Sara es solo de 2,000 palabras, así que lo que hice fue estudiar el texto línea por línea para convertir la historia en un libro de tantas páginas.
¿Podemos esperar otra historia de origen bíblico?
No sé si voy a volver a la Biblia. Creo que me asomé a ese texto y vi que le podía sacar mucho partido como novelista, no como teólogo, ni como historiador. Solo recreo el texto como lo han hecho escritores.
¿Es usted creyente?
Yo nunca he perdido la fe que adquirí de niño. Sigo creyendo lo que me enseñaron.
¿Por qué es un Mago el dios de la novela?
Porque era invisible y no tenía nombre. Prohíbe que vean su rostro, por eso el epígrafe es: «No podrás ver mi rostro, porque no me verá hombre y vivirá», tomada del libro del Éxodo. Es el tiempo que nace el Dios único en la cultura del desierto. Es un invento de Sara decirle Mago, porque era capaz de transformarse. Yo no he tomado la Biblia como un texto sagrado sino como una fuente de historias. Como una narración muy bella que está llena de obras maestras».