«El Quijote» al idioma quechua

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La lengua nativa más extendida del continente americano es ahora también uno de los 70 idiomas en los que se puede leer íntegramente la obra original de letras españolas. “Don Quijote de La Mancha”, escrita hace 400 años, ha sido traducida al quechua.

El traductor es el periodista y profesor de quechua Demetrio Túpac Yupanqui, de 91 años, quién dice haber empleado dos años en traducir del español antiguo a su lengua materna, los 74 capítulos que componen la segunda parte de la obra más famosa de Miguel De Cervantes. La traducción del Quijote al quechua fue un encargo personal del reportero español y promotor de la Ruta Quetzal, Miguel De la Quadra-Salcedo.

Túpac Yupanqui, gobernador del Tahuantinsuyo (imperio inca) a finales del siglo XV, invirtió dos años, hace una década, en traducir la primera parte del Quijote. Este año se conmemora el cuarto centenario de la publicación del primer volumen aparecido en 1605. Gracias a la traducción de la primera parte de «Don Quijote», Túpac Yupanqui recibió en el 2014 el título inca de «Amauta Capac Apu» (gran maestro y señor) por parte la asociación «Consejo de los cuatro Incas».

La obra titula «Yachay sapa wiraqucha dun Qvixote Manchamantan» que quiere decir: “El ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha”. El traductor afirma que «no fue una tarea fácil ya que, Cervantes utiliza algunas palabras en español que son difíciles de traducir al quechua».
Por ejemplo, el término hidalgo, que en español significa hijo de noble, en quechua se refiere a la persona que tiene autoridad en la sociedad, por lo que el autor afirma que en ocasiones es mejor respetar la palabra original.

Yupanqui afirma que la adaptación al quechua puede llegar a más de diez millones de personas que actualmente hablan el idioma andino en países como Perú y Bolivia, Ecuador, Colombia, Argentina y Chile que formaron parte del Tahuantinsuyo.

Sin embargo el autor afirma que «Antes de que se imprima una edición en quechua del segundo volumen de ‘Don Quijote’, es necesaria una nueva revisión donde se realicen las últimas correcciones, es un trabajo muy laborioso».

Altavoz

El Quijote del Runasimi

Cada vez que don Demetrio Túpac Yupanqui opina sobre la actual situación del quechua en nuestro país, su rostro se estruja y su voz retumba exaltada: “¡Hay una especie de modorra y evidente desgano; no hay ningún interés por el quechua!”, reniega el nonagenario ante un pequeño grupo de jóvenes reunidos en el Yachay Wasi o Casa del Saber, que dirige en el distrito de La Perla, en el Callao, el barrio de este quechuista.

Por sus venas corre sangre de Cusco, la tierra a la cual retorna constantemente para dictar conferencias gratuitas, pues “jamás” cobraría un sol a su pueblo.

Túpac Yunpanqui –entiéndase “emperador sobresaliente”, en quechua– considera sumamente necesario implementar la enseñanza de la lengua de los incas en todas las escuelas y universidades del país.

“Los peruanos no tienen ningún orgullo por el quechua porque simplemente no han estudiado […] El quechua en la cultura peruana es indispensable y es quizá el elemento más fundamental de nuestra cultura. Rusia, Estados Unidos, China y, en especial, Israel demuestran el fundamento y raíz de la enseñanza de sus propios idiomas”, argumenta con la franqueza y seriedad que lo caracterizan cada vez que habla de nuestra lengua madre.

Labor colosal

Y don Demetrio, sin duda, es uno de los hombres indicados para lanzar sus diatribas ante esta realidad. En 2005, tuvo el honor de traducir al quechua la primera parte de la célebre novela El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes Saavedra. La tituló Yachay sapa wiraqucha dun Qvixote Manchamantan, y se presentó en Madrid y París ese mismo año.

“Fue como terminar la batalla más importante a la que me he enfrentado”, resume el amauta con la misma hidalguía de aquel enloquecido personaje que se enfrentó a gigantescos molinos de viento. Poco tiempo después de aquella victoriosa contienda, don Demetrio recibiría el reconocimiento del entonces rey de España, Juan Carlos I. Sus ediciones, dice, las publicó durante un tiempo el diario El Comercio, pero se agotó y “ya no se vende”.

Hace unos años, un reportaje de la agencia internacional de noticias Efe –que en realidad parecía ser un certero jalón de orejas a todos los peruanos– afirmaba que el quechua agonizaba de “vergüenza” en nuestro país. Aquella demoledora palabra resume, sin duda, una realidad que desde hace varias décadas subsiste en distintos rincones del Perú. “Sus propios hablantes bajan la voz para admitir que conocen el idioma de los incas y los niños se mofan de quienes no saben expresarse en castellano”, se decía.

Con aquella natural lentitud de sus nueve décadas a cuestas, don Demetrio, que viste un impecable terno azul y corbata a rayas, empuña un plumón acrílico negro y se detiene junto al pizarrón para explicarnos aquellos acordes “sinfónicos” del quechua.

Clases de runasimi

“Él ha sido profesor particular de políticos como Alfonso Barrantes, Keiko Fujimori y Eliane Karp”, cuenta en voz baja uno de sus familiares, como para no interrumpir la clase. Karp, rebobina don Demetrio, solía acudir casi a diario a su antiguo local, en el distrito de Jesús María, cuando era una muchacha veinteañera con deseos políglotos, allá por los años setenta.

Por los pupitres de su Yachay Wasi han pasado también diversos profesionales que tuvieron interés en el quechua. “Trabajé en Ayacucho durante cuatro años y tenía muchos problemas para comunicarme con sus pobladores porque la gran parte de ellos es quechuahablante. Entonces me vi obligado a estudiar quechua todos los sábados”, da testimonio Aníbal Zúñiga (45), un trabajador de la Sunat que desde entonces tiene un enorme interés por la lengua de los incas y, cómo no, asiste a todas las presentaciones de su mentor: “El profesor es único. He tratado de encontrar a alguien de un nivel similar y la verdad que no existe”, dice Aníbal.

Recuerdos de Varguitas

En el aula, que a su vez funciona como una pequeña salita de estar familiar, reposan algunos cuadros que rememoran su entregada vida al quechua. Allí, por ejemplo, está Tupac Yupanqui junto al premio nobel de literatura 2010, Mario Vargas Llosa, con quien trabajó para el desaparecido programa informativo radial El Panamericano, entre 1955 y 1960.

En su libro de memorias El pez en el agua (1993), el narrador arequipeño lo recuerda: “[llegó a reforzar El Panamericano] Demetrio Túpac Yupanqui, cusqueño, profesor de quechua, que había sido seminarista, y que, de su lado, donde yo bajase la guardia, me atestaba los boletines de noticias religiosas. Nunca pude conseguir que el ceremonioso Demetrio –a quien hace poco me di con la sorpresa de ver retratado en una revista española, vestido de inca, en lo alto de Machu Picchu y presentado como descendiente directo del inca Túpac Yupanqui– llamara obispos a los obispos en vez de purpurados.”

Este amauta comenzó sus estudios del quechua en el Seminario de San Antonio Abad del Cusco. Es periodista, filósofo, historiador, teólogo y músico. Trabajó en el desaparecido periódico La Prensa, donde publicó notas periodísticas sobre gramática quechua, lo que le abrió las puertas para dictar cátedra del idioma andino en Estados Unidos, México, España, Suiza, Francia, Holanda y en las Naciones Unidas.

–¿Qué siente tras haber recibido un reconocimiento del rey Juan Carlos I, don Demetrio? –pregunto.

–El rey Juan Carlos me envió una carta con este calificativo: “Para el sabio Demetrio Túpac Yupanqui”. Por supuesto, no soy sabio, solo amo el quechua […] Ojalá las autoridades envíen lingüistas al extranjero para que profundicen el quechua. De lo contrario, solo enseñarán: ‘cabeza’, ‘manos’, ‘pies’ y ‘te quiero’.

Túpac Yupanqui ha presentado proyectos a gobiernos anteriores para publicar la gramática quechua de fácil aprendizaje; sin embargo, nunca obtuvo respuesta. Eso le incomoda, pero aún así, como el viejo Quijote, sigue adelante soñando con un mejor mañana para el runasimi. (Renato Pajuelo)

El Perú concentra el mayor número de quechuahablantes en América Latina: entre 3 millones y 4 millones de personas. Bolivia es el segundo país en números. El runasimi también se habla en Ecuador, Colombia, Argentina y Chile.

Túpac Yupanqui tiene lista la segunda parte del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha en quechua. Solo falta la aprobación de España para su publicación, explica el amauta.

El Peruano

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