El Museo Rayo cumple 35 años
EL MUSEO Rayo celebra sus 35 años con una serie de actividades culturales que van desde conversatorios, conciertos musicales, lanzamientos de libros y exposiciones, entre otros. La ministra de Cultura, Mariana Garcés Córdoba, asistirá al evento central que se realizará hoy y en el cual se lanzará el libro Último lustro Museo Rayo del curador y crítico de arte, Miguel González, editado por el Fondo Mixto para la promoción de las artes y la cultura del Valle del Cauca que recoge la labor en esta nueva etapa del Museo.
Cabe destacar que durante los últimos seis años, el Ministerio de Cultura, a través del Programa Nacional de Concertación Cultural ha apoyado la realización de las actividades que ofrece el Museo, aportando recursos superiores a los 840 millones de pesos.
Actualmente, el Museo Nacional de Colombia, entidad del Ministerio de Cultura, presenta la exposición Omar Rayo: geometría vibrante. En la muestra, que se exhibe entre el 2 de diciembre de 2015 y el 17 de febrero de 2016, se puso a disposición del público una selección de 60 pinturas y grabados del artista vallecaucano. En esta exposición se mostrarán distintos momentos en la carrera de Rayo y el proceso que lo condujo a crear el estilo propio que caracteriza su producción artística.
El 20 de enero de 1981 el pintor y escultor colombiano Omar Rayo fundó e inauguró oficialmente el Museo el cual está construido en un terreno de 4.800 metros cuadrados, en Roldanillo, Valle del Cauca.
El Museo Rayo se ha dedicado a exponer la obra de su fundador y de artistas latinoamericanos. Se han presentado exposiciones individuales y colectivas de grandes maestros del dibujo y grabado, quienes dictaron talleres y conferencias al público general.
La idea del Museo Rayo ha sido siempre ser un museo dinámico y activo y en su taller se han formado varias generaciones de artistas nacionales.
Después de la muerte de Omar Rayo, el 7 de junio del 2010, la directora del museo, Águeda Pizarro Rayo y su equipo administrativo y curatorial, siguieron desarrollado los proyectos diseñados por el maestro que incluyen la Sala Museo del Intaglio y un gran Taller Múltiple de Formación Artística. La obra de Omar Rayo se encuentra siempre exhibida.
Publicado en El Nuevo Siglo
Notas sobre el tema
Museo Rayo: 35 años
Cuando el maestro Ómar Rayo decidió darle vida en su pueblo a un museo que le permitiera a cualquiera ver sus obras y muchas otras de su colección privada, difícilmente pensó que se convertiría en un faro que ayudaría a iluminar los terribles años que el narcotráfico y la violencia escribirían allí y en otros pueblos más del norte del Valle.
Si bien estaba seguro de que el suyo era el proyecto privado de divulgación cultural más ambicioso que ningún pintor había construido en Colombia, temía fracasar. Para evitarlo, Rayo tuvo que hacer muchas veces lo que más detestaba: “Sacar la totuma y pedir limosna para mantenerlo, lo que es indignante”, le dijo a un periodista de esta revista días antes de morir.
Por un lado, no estaba claro cómo lo sostendría. El proyecto nació luego que Rayo ganó un premio en la Bienal de São Paulo, Brasil, en 1973. En reconocimiento las autoridades civiles de Roldanillo le donaron el lote donde antiguamente funcionaba la plaza de mercado.
Y desde que abrió sus puertas el 20 de enero de 1981, Rayo siguió trabajando para que por ese pueblo pasara lo mejor del arte. De ahí que su aniversario número 35, más que un festejo, es el reconocimiento a su determinación por sacar adelante un proyecto muy difícil. “De entrada queríamos evitar que el museo terminara convertido en una casa de la cultura de pueblo”, recuerda Miguel González, reconocido curador y primer director del museo.
Pero, pese a las adversidades, el balance es impresionante. El Museo Rayo ha presentado 587 exposiciones y tiene, en promedio, 20.000 visitantes por año. Esas son cifras extraordinarias si se tiene en cuenta que Roldanillo tiene 35.000 habitantes de los cuales casi la mitad vive en la zona rural. Su economía, como la de otra decena de municipios a orillas del río Cauca, depende de la agricultura.
Además, pocos entienden que un proyecto cultural sobreviviera en medio de una de las zonas más golpeadas por el narcotráfico. En Roldanillo, El Dovio, Zarzal, Riofrío, La Victoria y Cartago nacieron los jefes del ahora extinto cartel del Norte del Valle, una de las organizaciones más temidas del país.
Uno de ellos era Wílber Alirio Varela, alias Jabón, asesinado en Venezuela en 2008. Varela junto a Diego Montoya, alias Don Diego, otro capo del cartel, protagonizaron una guerra que dejó como saldo un millar de muertos en esa zona, solo entre 2002 y 2005.
Esa violencia impactó al museo, pues en ese tiempo la gente lo visitó menos. Por ejemplo, en 2000 solo entraron 11.913 personas y en 2005, 13.746, cuando en otros tiempos tuvo picos de hasta 35.000 visitas.
Lo que es peor, muchos de los jóvenes involucrados en esas estadísticas violentas eran de Roldanillo. En el pueblo no olvidan las escenas en la sede de Medicina Legal, donde se apiñaban decenas de cadáveres y a su alrededor madres desconsoladas que lloraban a sus hijos. Solo en 2005 el municipio registró una histórica tasa de 249 homicidios por cada 100.000 habitantes.
Pero la determinación de Rayo, su esposa Águeda Pizarro y sus amigos no tenía límites. Le echaron mano a los talleres de dibujo infantil, poesía, pintura y grabado, para ‘capturar’ a niños y jóvenes en riesgo. “El mejor instrumento para la paz es la cultura”, expresó Édgar Correal, cofundador y asesor del museo. Y junto al Ministerio de Cultura abrieron la sala de lectura infantil por la que han pasado 50.000 niños.
El tema económico es otro milagro. En 2015, su presupuesto fue de apenas 600 millones de pesos, y con ese dinero pagaron los 12 trabajadores y realizaron exposiciones y talleres. El dinero provino de la taquilla, ayuda estatal y empresas privadas.
Pese a la escasez de recursos, por el museo han pasado obras de Leonardo da Vinci, Andy Warhol, Pablo Picasso, Salvador Dalí, Timothy White, José Luis Cuevas, Julio Cortázar y Fernando Botero, solo por citar algunos nombres. Y, por supuesto, decenas de artistas locales.
Antes de morir, el 12 de junio de 2010, el maestro Rayo sentenció que cuando él no estuviera el museo se convertiría en bodegas de café. Pero cinco años después, el epitafio de su tumba dentro del mismo museo parece más verídico que nunca: “Aquí cayó un Rayo”. Pero no uno destructor, sino uno que le dio luz, vida y esperanza a Roldanillo.
Publicado en Semana
EL NUEVO MUSEO RAYO 2016
No es que vea con nuevos ojos o que haya cambiado mi mirada a este emporio del arte en Roldanillo, uno de los pueblitos de los que habló José A. Morales. Llega uno como sin aire en los pulmones por el calor intenso de estos días de tanta tala y minería inmisericorde y, entonces, entra uno a sus calles y el ánimo cambia y los latidos del corazón retumban.
Para quienes llegamos en 1992 a presenciar los Encuentros de Mujeres Poetas y a admirar los lienzos de blanco y negro, de rojo y amarillo, de gris y verde con enlaces y laberintos nuestra estadía era parecida a estar soñando. La población toda empezaba y terminaba en el Museo Rayo con paso obligado por la Ermita y vista a la cadena de montañas que lo circundan. Conocimos sus lunas, arreboles, vientos que alojaban a los parapentes y los famosos arcoiris en las tardes.
Los esposos Rayo-Pizarro soñaron despiertos. Cada día y cada año cambiaba el panorama de lo que habían planeado. Sus sueños poco a poco fueron tomando formas de cuadros, exposiciones, recitales, audiciones y presentaciones de teatro, danzas autóctonas y ancestrales, talleres de poesía, aparición de nuevas voces en el firmamento de Erato y la magia de la interminable Marga López.
Hasta que cayó un enorme Rayo en el Museo el 7 de junio de 2010. Hasta ese día Roldanillo lo había visto nacer, sonreír, correr muchacho por sus calles, viajar, conocer expresiones, hacer amigos, crecer la barba, hacer caricaturas, intaglios, jugar con los bejucos y las cintas en dobleces, hasta que levantó el octogonal que inició el milagro de convertir a este humilde pueblo de provincia en epicentro del arte en Colombia y Suramérica.
Quienes hemos asistido a la evolución del Museo y al irresistible ritmo que le ha imprimido Águeda post mortem de su amado, no salimos del asombro de ver cómo se ha salido de Madre este río de realizaciones. La mole que diseñó Leopoldo Gout ha desbordado su original y hoy alberga varios talleres de grabado, pintura, poesía, salas de lectura y una escuela de danza para niños y jóvenes con la dirección de Incolballet.
La delgada mano de Águeda, su tacto y su sonrisa son la brújula que ha guiado este proyecto más que octogonal con la inspiración que una vez tuvo bajo el Sol con Omar en la tierra de los gorrones. Ahh!… ya tuviéramos otras figuras nacionales con el empuje, la firmeza y la transparencia con que ha avanzado esta creación a lo largo de 35 años. Cómo sería nuestra industria vernácula, cómo saltarían a la vista las obras y rendiría el presupuesto.
Para Roldanillo, para Colombia y para el Arte el Museo Rayo es un faro que ilumina y hace creer a los escépticos y otrora críticos. Sí, se puede, dijeron Omar y Águeda y dieron vuelta al timón del barco que navega mejor que los parapentes en Enero. ¿Hasta dónde irá, alguien se preguntará, como el vate vallecaucano Isaías Gamboa?
* El maestro G.A. Rengifo: https://youtu.be/HakktL2RL84
* Danzantes de Incolballet: https://youtu.be/uaQN5Qtznvk
* Recetas de poetas jóvenes: https://youtu.be/V9gaemZeThQ
* Marga López en su Taller: https://youtu.be/DB0eIkFA5nc
* Claudia Lorena Ramírez: https://youtu.be/1qqgZ9QeXGc
* Luz Marina Posada: https://youtu.be/KhtoJowP3ZA
* Acalanto para Sara Rayo: https://youtu.be/TAMiJyNgysg
* Recetas en poesía: https://youtu.be/V9gaemZeThQ
Publicado en ProblemadelCauca
La historia del Museo Rayo contada por la neoyorquina Águeda Pizarro
Publicado por El País