La imaginación al poder alimentario

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El año 2015, la Fundación Editorial el perro y la rana publicó un recetario contra el acaparamiento de la imaginación en momentos de escasez de alimentos, generados por los monopolios parasitarios y por falta de propuestas productivas de alto alcance. Este trabajo, meticuloso y útil, apareció en formato digital descargable desde la página oficial de la Fundación. Hoy mantiene su vigencia, no solo porque permanecen en el país las arremetidas económicas de los sectores privados, sino porque este trabajo propone una relación más sana con nuestra forma de alimentarnos, más allá de cualquier contingencia económica.

Dejamos su texto de presentación y el enlace descargable para que todxs seamos multiplicadorxs de la imaginación y de la soberanía alimentaria:

Que tu medicina sea tu alimento, y el alimento tu medicina
Hipócrates

En un mundo sometido a la depredación del capitalismo, a las guerras económicas, a la sobrexplotación de la tierra, los monocultivos, debemos ser conscientes de nuestro lugar dentro de la cadena de producción y consumo. Las grandes empresas que siguen el modelo de pseudodesarrollo estadounidense destinan gran parte de la producción de granos y cereales a la generación de combustibles, alcohol etílico y a la alimentación de animales de granja cuando muchos seres humanos aún mueren de hambre en el mundo. Recordemos las palabras de un gran ecologista, Hugo Chávez Frías, que son un llamado a seguir trabajando y formándonos en el tema de la soberanía alimentaria:

“Tenga la seguridad el pueblo venezolano de que nosotros estamos tomando y tomaremos todas las medidas para que esa crisis mundial de alimentación no impacte a los venezolanos, tenemos que proteger a nuestro pueblo, proteger a nuestra patria, más bien nosotros sentimos la responsabilidad de contribuir de manera progresiva –modestamente hay que decirlo, pero esa es una de nuestras tareas, porque tenemos tanta tierra, tanta agua que nosotros debemos incrementar la producción de alimentos para después de suplir nuestras necesidades internas, cooperar en la solución del drama mundial del hambre, de la miseria, de la subalimentación…”

En Venezuela, ese sistema alienante ha ido desvirtuando las prácticas de alimentación ancestral. Se sabe, a ciencia cierta, que los cubitos saborizantes, los refrescos, el azúcar y las harinas refinadas están asociados a múltiples problemas graves de salud; lo cual, evidentemente, beneficia a las farmacéuticas, a las aseguradoras y a los médicos inmorales.

Ya la arepa no es de maíz pilao, a la cachapa industrial se le agregan demasiados químicos nocivos, y la harina de maíz refinada es un producto bastante pobre en nutrientes que sí están en el maíz, y favorecen la digestión de los alimentos. Por esas razones, en este folleto, se encontrarán alternativas que rescatan un estilo de alimentación más sólido y saludable. Se ha intentado resaltar el valor de alimentos como la pira (hierba Caracas), la yuca, el plátano, la papa, los germinados, el maíz, la sábila, los granos, el mango y el tamarindo; todos accesibles, presentes en nuestro clima.

No se intenta imponer con este folleto una norma alimenticia, no es un manual solo para naturistas y vegetarianos, aunque sí se presentan esas opciones. Recordemos que la alimentación es un tema complejo y delicado, el exceso de un solo rubro o cambios bruscos pueden perjudicar.

La comida debe hacerse conscientemente, debe ser equilibrada y variada; los lectores y las lectoras buscarán aprender más sobre el tema, no es bueno conformarse con lo que le diga una publicidad televisiva o una opinión de las redes de internet.

La gente en otras épocas sabía cómo comer, pero esos conocimientos se han ido perdiendo. Por esa razón, se presentan en este material los rubros mencionados, su información nutricional y medicinal, con muy diferentes alternativas culinarias, recogidas de diversos testimonios y materiales bibliográficos. La Fundación Editorial El perro y la rana busca presentar un material divulgativo, accesible a todos, atractivo a los jóvenes y adultos; además, sin fines lucrativos.

Se debe advertir que hay muchas maneras de preparar los alimentos, la sazón depende de los gustos individuales, y no se debe abusar de las frituras (que también se encuentran entre estas recetas). El problema es que el gusto se crea, se educa, si estamos acostumbrados a lo muy salado, muy dulce y muy grasoso (que es lo que explotan las grandes cadenas de comida: una hamburguesa muy grasosa, con papas extrasaladas y refresco terriblemente dulce), entonces no nos permitimos probar algo más equilibrado y natural sino cuando el cuerpo ya no aguanta y parece ser demasiado tarde; pero hay que darse la oportunidad.

La guerra económica que hemos experimentado es también consecuencia de una gran guerra alimentaria. Un conflicto que generaron las grandes compañías, así como las cadenas de producción y transporte, con la finalidad de generar ganancias exageradas y aumentar la producción, pero sin tomar en cuenta, o quizás obviando intencionalmente, el empobrecimiento de la dieta y de la tierra cultivable. El que vive en una ciudad está alejado de la tierra que habita, la ciudad hace una burbuja de confort, para eso existe; pero, lamentablemente, ese individuo no produce su propio alimento, vive un ritmo innecesariamente acelerado, y generalmente deja pocos productos tangibles de su trabajo, mas esa labor normalmente le proporciona un ingreso monetario mejor que el de los campesinos.

Aunque al labrador no le va a faltar nunca el alimento. Por otra parte, el citadino de los sectores adinerados tiene más comodidades, a cambio de grandes sumas de dinero; entonces, al rico no le falta el sustento, porque puede pagar mucho para traerlo de donde sea, y acaparar la comida, ellos se llevan la gran parte de la producción de alimentos. Por ejemplo, según cifras conservadoras, para producir un solo kilo de carne, de vaca se necesitan 15 kilos de cereales y 15.000 litros de agua, entonces, históricamente, ¿quiénes han tenido más acceso a la carne?, ¿quiénes pueden costear esos gastos de producción?; en la actualidad, más de 40 % del cereal mundial se destina a alimento de ganado. Quizá con esos millones de toneladas de granos y cereales se acabaría con el hambre en el planeta.

La tierra está sufriendo con los excesos de los grandes poseedores del capital. Hay que aprovechar al máximo los espacios cultivables, hacer agricultura urbana, las plantas ornamentales son necesarias, pero también las medicinales, las de condimentos, las de alimento.

Actualmente, en Venezuela, los sectores adinerados (y muchos otros individuos que no lo son), antipatrióticos, corruptos y antirrevolucionarios, se han dado cuenta de cómo hacer la guerra al Gobierno revolucionario desde la vulnerabilidad alimentaria, se han encargado de acaparar y especular a su antojo. Mientras que el campesino sigue ganando una miseria, ellos se enriquecen con la reventa a precios astronómicos. Todo aquel que revende un producto alimentario básico, sea pobre o rico, está jugando con el alimento, con el sustento de la vida y la razón del trabajo de miles de personas; esos individuos, grupos o sectores que especulan no valoran ni respetan la vida de los demás venezolanos. No hay que contribuir de ninguna manera con esos mecanismos viciosos, que generan más delincuencia de la existente, que aumentan la inflación y desmejoran la calidad de vida de los demás. Quieren obligar a la gente a mantener un sistema injusto, de diferencias de clase muy marcadas, donde solamente unos pocos se alimenten bien. Hay muchas alternativas para vivir bien. Es de conocimiento general que la mayonesa y la margarina no son comidas, no son alimentos, son aderezos, son accesorios. Hay muchas opciones para elaborar bebidas, salsas, harinas, arepas, tortas y panes. Los vegetales no solamente se comen en ensalada. El tiempo que se pasa viendo televisión o conectado a las redes sociales se puede invertir en prepararse una buena comida, quince minutos, media hora, una hora. Por eso socializamos en este folleto varias alternativas para el comer sabroso y comer bien.

Que la imaginación no sea acaparada. Seamos dueños de nuestra vida, de nuestra creatividad y de nuestro tiempo, estas cosas son más valiosas que cualquier salario, que cualquier par de zapatos, pues son la fuente de todos esos productos. Todos tenemos las capacidades para inventar y crear. Pero es obvio que un pueblo mal alimentado y alienado intelectualmente por tecnologías mal utilizadas será inútil, improductivo, débil, vulnerable ante una invasión o una enfermedad. Si un niño o una niña no se alimenta bien, su cerebro no se desarrolla de manera adecuada. Ya nos decían las abuelas: “Con la comida no se juega”, saber comer es esencial para el desarrollo de ciudadanos fuertes; cuando manipulan nuestra forma de comer, nos están mal formando.

Cocinar es dedicarle un tiempo a la salud, a la convivencia con la familia y amigos, es aportar algo valioso a quienes viven con nosotros. Además, es una labor que no pertenece a un rol de género, todos y todas debemos aprender a preparar nuestra comida. No debe ser una labor esclavizante sino un trabajo colectivo o compartido. Una persona que no sabe ni freír un huevo pasará más trabajo en caso de vivir solo, o en una situación de guerra.

A lo largo de la historia, la cocina y la digestión han sido comparadas con un proceso alquímico, a veces sagrado para muchos pueblos, se debe preservar nuestra cultura alimentaria, no dejarla sucumbir ante la globalización normalizadora que aplasta las diferencias. Tenemos derecho a comer sanamente y libre de transgénicos; debemos volver a las prácticas de cultivo eficientes y altamente desarrolladas que los españoles erradicaron con su llegada; hay que seguir dando la batalla para sanar nuestras sociedades americanas y, por ende, el planeta.

Que sea este un aporte para que mejoremos nuestro estilo de vida y nuestras prácticas de consumo. Todas y todos tenemos en nuestros hombros el futuro del planeta. Somos una misma especie, sin importar la nación y los rasgos físicos. Vamos a contribuir con amor a sentar las bases de una nueva humanidad.

Descarga el recetario aquí.

Texto y edición del recetario: José Zambrano

Recetario publicado por: Fundación editorial el perro y la rana/ Contacto: @perroyranalibro

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