La Cuba rockera
El denominado Salón de Mayo, dentro del Pabellón Cuba en el Vedado capitalino, acogió este sábado la presentación de un libro que recorre casi sesenta años de presencia del rock en Cuba.
“Hierba mala. Una historia del rock en Cuba”, es de la autoría del investigador cubano Humberto Manduley López. Es la versión, reescrita, ampliada y actualizada de “El rock en Cuba”, del mismo autor, que la otrora Ediciones Atril público en 2002.
La presentación estuvo cargo del periodista Joaquín Borges Triana. Lo acompañaron la editora Irela Casañas y José Luis Baujin, director de ediciones La Luz, ambos de Holguín.
La obra, forma parte de la escasa bibliografía sobre el rock en la isla. Resume casi tres décadas de constancia y trabajo investigativo, en un área desconocida y muy vilipendiada de la música hecha en Cuba.
En 2015, Manduley López público en México, país donde reside desde diciembre de 2010, el título “Parche: Enciclopedia del rock en Cuba”(NialaNai Ediciones) que es una continuación del presentado este sábado acá.
Hasta el momento aparece reflejado, en los textos publicados, solamente el trabajo de músicos y agrupaciones formados en la isla. Está en preparación otro que concierne a cultores cubanos del género, presentes en importantes agrupaciones internacionales como Chicago, Al Dimeola, Agnostic Front y Slayer.
Una historia no contada
“Para entender un poco la sociedad cubana, las dinámicas culturales en el país, hay que analizar lo que ha ido pasando en la música desde 1959 hacia acá”, expreso el presentador Joaquín Borges Triana y añadió: “Esta ha sido escenario de diversos conflictos”.
“Es hora de que el rock deje de ser considerado por los que mandan como algo aparte o ‘alternativo’”, añadió.
“Hierba mala. Una historia del rock en Cuba” abarca, desde la impronta inicial a fines de los años 50, con solistas como Jorge Bauer, Benny Vidal, Ricky Orlando o Luis Bravo. Llega hasta el nuevo milenio y la eclosión de festivales por toda la isla. También prevé el enigmático momento actual.
Publicado en Cubanet
Hierba Mala en la Feria
Por estas fechas se realiza una nueva edición de la Feria del Libro y Carretera Sonora hace una parada en su perfil habitual para celebrar la publicación de un título imprescindible para comprender la historia del rock cubano. Hierba Mala, una historia del rock en Cuba, es de la autoría del escritor y crítico Humberto Manduley (La Habana, 1959), un acucioso investigador que ha dedicado buena parte de su vida profesional a rescatar la historia de este género en la Isla y a dar testimonio sobre la evolución de los diferentes estilos que defienden las bandas locales. Colaborador de la revista El Caimán Barbudo, donde mantiene la columna En la cuerda floja, Manduley, quien actualmente reside en México, conversó con Granma sobre las coordenadas de esta obra publicada por el sello holguinero Ediciones La luz, de la Asociación Hermanos Saíz.
—¿Pensaste Hierba Mala como una continuidad del libro El rock en Cuba, que publicaste en el 2001?
—Más que continuidad, es una revisión y actualización del libro anterior, conservando el énfasis cronológico y el análisis general del contexto para esta historia. También retomé el título original previsto para el texto publicado en el 2001 y que en aquel momento la editorial consideró inapropiado, haciendo además la salvedad de que esta es solo “una” (la mía) de las tantas historias (o visiones) posibles en torno al tema.
—¿Cómo fue el proceso de investigación para escribir este nuevo volumen?
—Reescribí el texto original (el del 2001) actualizándolo, corrigiendo y agregando información. También mi propia visión se había afilado con el tiempo y los derroteros por los cuales me condujo la investigación. En cuanto a esta última, el acceso a Internet resultó crucial pues me permitió entrevistar a muchos músicos, activos o no, que por otros medios me habría sido imposible —o muy difícil— localizarlos. Pude también auxiliarme con escritos y documentos que aparecieron en el transcurso de las pesquisas, y tener así una panorámica más extensa que espero haya encontrado reflejo en estas páginas.
—Como se sabe, el rock cubano nunca ha gozado del favor de los medios de difusión ni ha contado con demasiado apoyo de las instituciones. ¿Te sorprende entonces que Hierba Mala haya sido presentado en la Feria Internacional del Libro de La Habana?
“El rock en Cuba también tuvo una presentación en la Feria del Libro del 2002 y se vendió no solo en La Habana sino también en otras provincias. En este sentido, tanto la desaparecida Ediciones Musicales Atril como Ediciones La Luz en la actualidad, son las responsables de haber aceptado los textos dentro de sus planes, y haberlos conducido hasta su publicación final, incluyendo presentarlos en las respectivas Ferias. Por lo cual no es tan “sorpresivo” pero sigue siendo placentero.
—El rock en Cuba se agotó rápidamente de las librerías y todavía hoy muchos preguntan cómo pueden adquirirlo. Teniendo en cuenta este punto de partida, ¿qué expectativas tienes con Hierba Mala?
—En realidad El rock en Cuba sufrió de una errática comercialización. Se vendió en precios muy distintos, no hubo un eficiente estudio de mercado, se desaprovecharon muchas oportunidades. Ni siquiera estoy seguro que se haya agotado; aparece y desaparece caprichosamente de las estanterías. Supongo que al Instituto Cubano del Libro le corresponda decir si aún lo tiene en existencia o no. Para Hierba Mala mi interés es que llegue a sus lectores naturales, y contribuya a rescatar esa historia. Si logra eso, ya estoy satisfecho.
—¿De qué forma has percibido la evolución del rock cubano desde los años 60 hasta el presente?
—Más ralentizada de lo necesario y lo aconsejable, tomando en cuenta que Cuba fue uno de los primeros países a los que llegó el género. Se tardó demasiado tiempo, por un sinfín de motivos, en intentar buscar voces y discursos propios. Hoy coexisten diferentes líneas de trabajo que incluyen los covers, las fusiones de casi todo tipo, la radicalidad punk y metalera, entre otras, que en teoría deben darle pluralidad, aunque sigo viendo una excesiva compartimentación y hasta rivalidad que resultan perniciosas.
—¿En qué proyectos trabajas ahora?
—Este libro tiene una especie de anexo en otro que ya está en manos de una editorial para su aprobación y próxima publicación. Se titula Parche. Enciclopedia del rock en Cuba y recoge fichas biográficas de alrededor de 900 agrupaciones y solistas desde 1956 hasta la actualidad, así como unas 350 fotografías. De tal manera Hierba Mala y Parche están pensados para funcionar como textos independientes, aunque complementarios.
—Una buena parte del patrimonio del rock cubano se ha perdido por el desinterés de las instituciones y por la poca posibilidad de grabación que han tenido las bandas a lo largo de la historia. Precisamente, El rock en Cuba y Hierba Mala se han convertido en dos testimonios de culto para todos aquellos que se interesen por la historia de este género en Cuba. ¿Cuándo escribiste ambos volúmenes pensaste que podían ser adoptados con tanto interés por los seguidores del rock cubano?
—Sí, es lamentable que tanto patrimonio haya desaparecido sin dejar rastro. Por otro lado, sin sonar pretencioso, espero que estos textos (imperfectos y limitados, pero creo que sinceros y documentados) sirvan para quienes se interesan por el rock en Cuba, algunos de los entresijos de su historia y sus exponentes. Pienso que pueden resultar puntos de partida para otros acercamientos (musicológicos, sociológicos, etc.), y entre todos juntos conformar un corpus teórico necesario (parafraseando al grupo chileno Congreso) “para los arqueólogos del futuro”. A fin de cuentas todo esto es parte de la cultura nacional.
—Aparte de las páginas del Caimán Barbudo, ¿en qué sitio los lectores pueden leer tus comentarios sobre rock, blues, jazz, trova y otros de los géneros en los que has profundizado durante más de 30 años?
Por el momento solo mantengo mi sección habitual sobre música, La Cuerda Floja, en El Caimán Barbudo, que ya sobrepasó el centenar de entregas. De vez en vez colaboro con alguna publicación impresa o virtual, pero me he centrado más en estos libros y los que tengo en preparación, así como la propia actualización de la investigación en torno al rock, el jazz, el blues y la trova, que es algo que por suerte no tiene fin.