Natalia Vinelli, fundadora de Barricada TV: «Hay una tradición latinoamericana de alternatividad de medios «

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Por Sergio Kisielewsky

–¿Cómo ve hoy el funcionamiento de los medios alternativos en la nueva situación política?

–Desde hace muchos años hay una tradición latinoamericana de la alternatividad de este tipo de medios que son autogestionados. Hay un proceso de fortalecimiento muy fuerte y de mucha visibilidad del sector, hubo algunos medios que no lograron obtener licencias o mejorar su situación si bien la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual amparaba al sector y le otorgaba otro marco en un contexto de mucha más visibilidad y donde hubo políticas públicas destinadas al fomento del sector que fueron muy buenas en términos que permitieron a muchos otros medios crecer, equiparse, fortalecerse y por lo tanto mejorar la cantidad y la calidad de los programas de radio y los materiales televisivos realizados por las productoras culturales comunitarias.

–¿A partir de qué momento comenzó a mejorar?

–A partir de la sanción de la Ley hay un marco amigable y en los últimos tres o cuatro años las políticas de financiamiento a través de los fondos de fomento concursable hicieron que el sector pudiera fortalecerse. Ese fenómeno se puede contabilizar en la parte del haber. Con respecto a la deuda, se puede señalar una lentitud en la reubicación del 33 por ciento de los medios sin fines de lucro. En el caso de Barricada TV pudimos concursar y acceder a una frecuencia en Televisión Digital Abierta, tenemos un derecho adquirido pero esa no es la situación de una gran cantidad de radios y canales sino que somos un puñado, es un proceso que debe continuar.

–Usted denomina en su libro la comunicación plebeya que articula los medios alternativos. ¿Cómo se manifiesta ese concepto en la comunicación alternativa?

–Tiene que ver con la presencia de otras voces y otras miradas y de sectores que no tienen una visibilidad en los medios y cuando la tienen suele ser tergiversada. Hoy leía el diario y cuando se hablaba del protocolo contra la protesta social y la nota de Clarín que decía “delitos, armas, protesta” asociando todas esas palabras con lo que hace que todos esos sectores que van a estar en la calle peleando se encuentren con dificultades para tener visibilidad en los medios. Cuando se desarrolla una protesta ahí tiene que estar la pantalla, los vecinos de la ciudad que quieren participar de un programa, es otra relación, son otras fuentes y se construye un vínculo diferente.

–¿En qué sentido es otra?

–Pensamos en un periodismo distinto. Cuando se produce una protesta o un corte de ruta, en general las fuentes que suelen utilizarse por parte de los medios comerciales son fuentes vinculadas a funcionarios, instituciones y sobre todo a la policía con lo cual el objetivo de esa protesta queda tapado como un problema de tránsito que genera dificultad y esto va a ser cada vez peor. Cuando decimos que otras fuentes son las personas comunes, para nosotros los jerarquizados son las personas que están en la calle, que están peleando, que tienen derecho a la libertad de expresión, que pueden circular a través de nuestros medios, contar sus posiciones, sus problemas y también exponer sus producciones culturales. Intentamos sostener a lo largo del tiempo esos conflictos, no sólo ir en el momento caliente sino devolviéndole la historia, lo que tratamos de hacer es contar todo lo que pasó antes y poner en contexto porqué esos sectores tienen que estar en la calle peleando.

–Su punto de vista en el libro pasa por revalorizar el testimonio, el relato oral de la gente contando sus problemas

–Cuando hacíamos las primeras transmisiones de televisión piquetera en un barrio de Florencio Varela ahí instalamos un trasmisor y subimos una antena a un mástil de tendido eléctrico y se empezó a acercar mucha gente del barrio. Era el año 2002, 2003 como mucho, y la gente se acercaba a decir lo que le pasaba. Una señora grande mayor que empezó a contar el problema de contaminación por falta de tendido cloacal expresó: “Esto lo digo yo que me llamo Ofelia”. Me impactó esa frase “esto lo digo yo”. Lo que pasa es que la palabra del otro que está institucionalizada es lo importante y la palabra de todos los demás no vale nada. Ahí empecé a pensar en instalar un canal de televisión que tuviera una programación diferente y ahí es donde nace.

–¿Cómo fue?

–Empezamos a pensar en la importancia de la comunicación en lo que para nosotros es la construcción del poder popular. Dentro de eso pensamos en la hegemonía de la imagen en relación a lo que se llamó el cine piquetero, esa muestra que se hizo en noviembre del 2001 en el cine Cosmos con Cine Insurgente, Contraimagen, Alavío y en ese contexto empezamos a hacer esas transmisiones itinerantes. Me pregunté cuál era la historia de ese tipo de utilización de la tecnología televisiva para pensar procesos de comunicación popular, quién lo había hecho antes, cómo lo había hecho y ahí me di cuenta que era un pregunta de investigación de esa práctica militante, me generó una pregunta y ahí confluyó en un libro La televisión desde abajo al mismo tiempo que cursaba el posgrado en la Universidad. La formación de Barricada TV no fue individual sino que fue un proceso colectivo.

–¿Cómo se incorporan las nuevas tecnologías?

–Las atraviesan en su totalidad. A raíz de todas estas trasmisiones empezamos a pensar en la necesidad de instalar el canal a través de un acuerdo político y de afinidad importante con la fábrica recuperada IMPA, la primera empresa recuperada que es una metalúrgica que logró su ley de expropiación. Nosotros ganamos el concurso en la misma semana que IMPA ganó la expropiación. Los profesorados populares que funcionan en el marco de los bachilleratos también obtuvieron su reconocimiento así que en la comunidad IMPA festejamos antes de que sonara la campana en noviembre y diciembre de 2015.

–Pero venían reclamando desde hace tiempo…

–Fue un proceso muy largo de demanda de que se abran los concursos, se abrió una línea de diálogo con lo que en ese momento era Afsca. Ahora la situación es de mucha vulnerabilidad porque el Afsca fue disuelto por un decreto de necesidad y urgencia. Se creó el Enacom y no está muy claro cuál es la política que se va a desarrollar hacia los medios autogestionados en el marco de la derogación de algunos de los artículos de la ley que tenían que ver con ponerle límites a la concentración de medios. Hoy nuestra situación es más vulnerable, estamos a la expectativa y estamos en un proceso de habilitación del canal, concursamos por el canal digital 33, llevamos Urbano TV que es el canal de la Villa 31 en esa misma frecuencia y resulta que ahí está Canal 13 en prueba. Canal 13 se tiene que mudar al 35 y tenemos que probar equipos a ver si interferimos a terceros y no lo podemos hacer por la señal de Canal 13 que está ahí.

–¿Cómo evalúa la Ley de Servicios Audiovisuales sancionada por el Parlamento en 2009 para el trabajo en su sector?

–Los 21 puntos se referían a nuestro sector como medios del sector social comunitario. La dificultad que la Ley tenía es que nos nombraba como medios sin fines de lucro, se nos nombraba como una herramienta legal y no por los objetivos que tenemos dentro de un marco social, comunitario, colectivo. En los foros, cuando se pone en discusión la Ley, nosotros planteábamos la modificación, queríamos que nuestro sector sea tratado en su especificidad en un marco más amplio que simplemente “sin fines de lucro” porque sino quedábamos igualados medios muy distintos entre sí por ejemplo la Fundación Noble, la Fundación Telefónica, la Fundación Ford que también se presentan como organizaciones sin fines de lucro. Se incorporó la palabra “comunitario” dentro del artículo 4 de la Ley y aparece que en un artículo que es el 97 que instrumenta lo que son los fondos de fomento para migrar a Digital. Con la pelea que dimos se abrieron los concursos y fueron contemplados algunos de nuestros planteos y esos concursos permitieron que nos presentáramos medios que no teníamos una gran escala y un gran porte financiero. Hoy estamos en un marco de gran incertidumbre, no sabemos si se va a construir otra ley y además que una ley sea mutilada por decreto y no en una discusión parlamentaria es para estar preocupados sobre todo al no ser grupos empresarios de comunicación comercial, nunca tuvimos las ventajas de tener grandes anunciantes. Se hizo todo con mucha militancia, muy a pulmón, y así se llegó a poder instalar el canal en la fábrica. Nosotros llegamos a IMPA en el 2009 y empezamos a construir un acuerdo con la Cooperativa de la fábrica para poner los estudios ahí y en marzo de 2010 prendimos el trasmisor. Fuimos saliendo en la televisión de aire en la señal 5 y a través de Internet empezamos a construir la programación. Peleábamos por el reconocimiento de nuestro canal y de todas las radios y canales populares. Cuando gana Macri y vemos que unas de las primeras medidas es tirar abajo algunos de los artículos de la Ley de Medios Audiovisuales y al no tener claro qué organismo regula las redes populares, nos juntamos en el espacio Interredes para solicitar una reunión con Agustín Garzón que quedó al frente de Enacom. Se acordó que los planes de fomento iban a continuar y planteamos la urgencia que tenemos de resolver y concretar lo que es un derecho adquirido que implica el haber ganado un concurso público de antecedentes. Los que resultamos adjudicatarios de frecuencias en la Televisión Digital Abierta y todos los llamados a concurso que se hicieron durante 2015 y que todavía no están sustanciados tienen que ser evaluados por los jurados.

–¿Cómo se pelea por un lugar en la Televisión masiva?

–El artículo que establece que las compañías de cable tienen que integrar los canales sin fines de lucro y públicos dentro de canales abiertos en la grilla de programación fue derogado. Ya tendríamos que estar operando en TDA de manera legal porque es algo que conseguimos entre todos junto a Mendoza Gira mundo, un canal de Mar de Ajó y hay otros canales en la ciudad de Buenos Aires que tienen derecho a que se abran concursos, como Antena Negra, Canal 4 Darío y Maxi en Avellaneda.

–¿Cómo interviene el periodismo alternativo en la esfera política, en esta nueva situación política cómo es ser periodista con este perfil?

–Siempre pensé qué hubiera pasado si en la rebelión popular del 20 de diciembre del 2001 y los meses anteriores y posteriores hubiéramos tenido esta capacidad que tenemos hoy de poder generar tantas piezas contra informativas, hacerlas circular. Resulta a veces muy difícil lograr construir audiencias porque hay problemas de orden tecnológico, salgo con las boleadoras en la edad de los misiles: los medios de escala que tienen una línea oficialista y donde hay un montón de sectores que no tienen representación, los despedidos del Estado que son tratados como ñoquis, los despedidos del sector privado, las discusiones alrededor de las paritarias, los problemas de vivienda, la gran tarea que tiene todo este sector es poder difundir y darle visibilidad a todas esas demandas, que todas esas voces se puedan expresar desde su propia mirada, desde sus propias construcciones.

–¿Hay una idea de unificar canales y radios alternativos para que tengan más peso en la audiencia?

–Hay distintas posiciones y lecturas, nosotros pensamos que la Ley nos fortaleció pero creo que en este escenario lo que pudimos hacer es demandar una reunión ante las nuevas autoridades para poder plantear de manera colectiva las urgencias, como las productoras audiovisuales que tienen un montón de material y de pronto no tienen pantalla. Por ejemplo la cobertura del acampe por la libertad de Milagro Sala con una presencia de Radio Gráfica. Y también tuvimos una intervención en el acampe en las actividades en la Plaza de Mayo. En el portal de noticias pudimos hacer una cobertura de lo que fue el desalojo en Merlo, es un tipo de periodismo diferente que no se basa en la competencia por la primicia sino que se basa en la cooperación. Eso como punto de partida me parece que es otra cosa, es un punto de partida distinto. Venimos trabajando con medios que sentimos que tenemos una afinidad como Radio El Sur, Resumen Latinoamericano, Radio Gráfica, La Tribu, Marcha, Notas Agencia APA en Tucumán, La Brújula en Rosario y a su vez hay redes que nuclean un montón de medios, está Farco, la Red de Medios Alternativos, la Red Colmena, la Red de Productoras Audiovisuales Comunitarias.

–¿Cómo se realiza esa pelea contra medios que ocupan la mayor parte de la audiencia, es David contra Goliat?

–Es un desafío, nos gusta mucho hacerlo y nos llena de alegría cuando podemos estar presente en algún conflicto o los compañeros se acercan con alguna necesidad con alguna urgencia y podemos responder a eso. Somos el canal de las fábricas recuperadas, esa pertenencia nos enseñó que no hay patrón, no hay un empleado, no hay estrellas televisivas. Tenemos corresponsales en las provincias y hay un equipo de treinta personas, nos podrían ver perfecto si suben nuestra señal en el número 33 en TDA y ahí va estar Barricada TV. La búsqueda es por demanda y así circulamos por las redes. En especial su auge lo tuvo en estos últimos tres o cuatro años y no es que son las ocho de la noche y voy a ver un programa de Barricada TV, simplemente circula el programa solo, el informe y con la prensa tratamos de romper el circuito de los convencidos, logramos construir un espacio de referencia en la militancia cultural pero hay que romper el techo.

–¿Cómo ve la política en los medios públicos con los anuncios y las medidas que se tomaron?

–Todos los primeros pasos que se fueron dando alrededor de las políticas de comunicación que está tomando la gestión de Mauricio Macri está vinculada al mercado, hay un revanchismo del mercado que es muy fuerte frente a la década anterior en la cual el Estado había recuperado el lugar de actor en la producción de contenidos de señales, hay cuestiones que se pueden discutir con respecto a la gestión anterior, pero es indudable que el Estado aparece como un actor de políticas destinadas a todo lo que significó el trabajo en PakaPaka o canal Encuentro. Hay un nivel de revancha tan grande que es como la contrarrevolución sin revolución. Hubo una serie de políticas de fortalecimiento de los sectores públicos frente al mercado y el mercado no lo pudo soportar. Que las primeras medidas tengan que ver con la mutilación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisuales es notable. El decreto 267 plantea una emergencia para la industria de los contenidos de la telecomunicación en la TV y en la radio y por lo tanto es necesario intervenir en una situación de “crisis y urgencia”. Es lo que tienen que escribir para justificar un DNU injustificable, las leyes se empiezan a basar en las leyes del mercado y esa es la marca que estas políticas de comunicación van a tener de aquí en adelante con la idea de que el mercado se autorregula. El mercado no sólo no se autorregula sino que todos los países que son nombrados como ejemplo tienen una fuerte presencia del Estado sobre la regulación del sistema de medios. Y lo que sucede ahora es que se quedan con todo, no hay lugar para los sectores más chicos. Agarran todos los recursos financieros publicitarios. También está el hecho de qué se puede hacer del otro lado, no creo que sea sólo la política que imponga el Estado con protocolo de que cualquier protesta que se haga nos van a sacar a los palazos de la calle sino cómo desde el otro lado se puede organizar cómo se va a enfrentar eso, se va a resistir cómo se va a incidir sobre esas políticas creo que todavía tenemos mucho para hacer, mucho para decir para intentar que no se atrase ni se vaya para atrás respecto a las cosas que fuimos conquistando.

–¿Hay una nueva pelea por la hegemonía y tanto el televidente como el que escucha radio no tiene la posibilidad de escuchar una voz crítica al oficialismo?

–Me hace acordar a la idea de discurso único en los 90 en el momento de la conformación de los multimedios cuando se hablaba del discurso único. Es muy fuerte cómo se instaló la idea de los ñoquis, gente que está perdiendo su trabajo y se instala como un sentido común y sobre esa subjetividad se avanza sobre conquistas, sobre derechos, sobre trabajos, sobre familias, sobre personas. Cualquier proyecto alternativo se plantea romper esa grieta, poder poner otras miradas, otras discusiones, otros problemas, tratar de romper con ese sentido común. No lo puede hacer un diario solo. No empieza ni termina en un medio sino que el medio acompaña esa expresión de proyectos de militancia mucho mayor. Los medios autogestivos populares, las fábricas recuperadas, los movimientos sociales las organizaciones políticas confluiremos en lo mismo. Obama viene a la Argentina el 24 de marzo supongo que podremos confluir en una marcha de corte antiimperialista como mínimo. Hay que bancarse pensar la comunicación como un derecho humano y no vinculada a las ganancias, al lucro. La política de medios del macrismo muestra que tiene un tinte muy conservador. Hay que ver cómo se construye la pantalla de la televisión pública pero como en los ministerios públicos se está construyendo sobre un tendal de despidos.

Publicado en Página 12
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