Avanzan los debates para una Ley del Cine en Bolivia

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Realizadores bolivianos y el ministro de Culturas, Marko Machicao, reanudaron ayer la elaboración de la Ley del Cine. El primer encuentro, que comenzó a las 10:00,  se realizó en la Cinemateca Boliviana.
La cartera de Gobierno  invitó a  la gente que  trabaja en  la producción audiovisual de Bolivia para dar a conocer un nuevo proyecto de la Ley del Cine. Al encuentro asistieron directores, actores, productores y otros   profesionales relacionados al gremio.
Página Siete habló con   cinco de los cineastas  convocados  al encuentro que   adelantaron sus expectativas sobre el  proyecto. Hasta anoche, a las 20:00, los cineastas y el titular de la cartera de Gobierno todavía discutían cada uno de los artículos de la propuesta.
Sobre el proyecto,  el cineasta Paolo Agazzi dijo:  «Se nota que por fin hay una voluntad de parte del ministerio de concretar la aprobación de una Ley de Cine con todo los bemoles que puede haber. Se nota la intención de hacer realidad por fin la ley”.
Al ser consultado sobre  por qué no ha incluido el documento elaborado en el congreso del cine, Agazzi explicó que evidentemente hay varios puntos que no han sido incluidos porque podrían poner todo, pero lo interesante es que ahora se está analizando punto por punto para ver que sea una ley inclusiva y no exclusiva. «Justamente esta instancia es para lograr complementar esta propuesta con algunos temas que no han sido considerados en este anteproyecto”, dijo.
La actriz Carla Ortiz contó que   el Ministerio  de Culturas ha presentado un documento bastante general, pero con muchos puntos interesantes. «Creo que el Ministro  está con excelente voluntad. Hace falta la definición, no discutir tanto del tema sino tener la ley y luego empezar a reformarla y trabajar más fuerte sobre los reglamentos”, comentó.
El director  Antonio Eguino contó que  están trabajando sobre la base del anteproyecto presentado por el ministerio. «Esta revisión que se está haciendo con la guía del Ministro y de sus asesores me parece un camino correcto; hay siempre la tentación de irse en puntualizaciones o repuntualizaciones. Hay que tener la mente fría para ver el bosque y todavía no los árboles”, acotó.
Consultado sobre si ya se ha debatido sobre el  Fondo de Fomento al Cine, Eguino sostuvo: «Está especificado, se verá en su momento. El principio es, de acuerdo con la buena voluntad del Ministro,  traernos un borrador para discutirlo entre la familia audiovisual. Este proyecto es el producto de todo lo hablado  en el pasado”. Añadió que «apoya  la iniciativa del Ministro de Culturas  de sacar adelante esta ley en términos globales y generales,  y luego la reglamentación ya irá sobre lo puntual”.
Marcos Loayza destacó la apertura del Gobierno para elaborar la norma. «Creo que lo más importante es la voluntad política de hacer la ley. Hace ocho años que estamos esperando. Se puede perfeccionar la ley, pero sin voluntad política nunca se va a avanzar y creo que esta ley y este impulso hay que aprovecharlo. Estamos en buen camino”, dijo.
Según Loayza, la  comisión legal se encargará de afinar el proyecto de la norma. «Lo importante es que esta ley le da recursos a la nueva entidad cinematográfica. No son muchos, pero van a permitir cierta sostenibilidad en el tiempo”, acotó.
Mela Márquez, directora de la Cinemateca Boliviana,  dijo que los tres fundamentos de este proyecto de ley son: el   fomento, el   reconocimiento de la actividad audiovisual a nivel de la sociedad civil  y la  institucionalidad.  «Es una ley inclusiva, que parte con un consenso inicial de todos los sectores y sus diferencias, pero es histórico.
Creo que es hora de que se tome este momento de voluntad política y de decisión de trabajar del Ministro y de acompañar a los actores culturales. Estamos en un momento ideal”, añadió.
Victoria Guerrero   lamentó la falta de tiempo para revisar la propuesta. «Es un arma de doble filo, porque aprobar una ley en un día por tiempo y materia no garantiza un trabajo que ya por cansancio empieza la gente a aprobar las cosas. Nos ha dado la ley esta mañana y quieren que la definamos ya. Es una forma de presión”, dijo.
«Lo que hizo el Ministro es sintetizar una ley que nosotros habíamos presentado en aspectos bastante concretos.
Es económica, pero plantea un fondo que era al final lo que necesitábamos como sector”, añadió.
Publicado en Página Siete

Ley del Cine ¿Yaaaaa….?

A finales de los 80, los cineastas bolivianos acuñaron el slogan “Ley del Cine ¡Ya!”, en una serie de movilizaciones que finalmente lograron arrancar al gobierno de entonces la aprobación de una ley que genere las condiciones básicas para el desarrollo del audiovisual boliviano. Eran otros tiempos y otros escuadrones, como diría Benedetti. El resultado inmediato de esa ley fue el llamado “boom” del cine boliviano, con el estreno de cinco largometrajes en un solo año (1995). Hasta entonces, el ritmo de la producción nacional estaba en el promedio de un estreno cada dos años. Pero tan pronto como el polvo se asentó después del entusiasmo inicial, comenzaron a verse las enormes trampas de la Ley 1302 o Ley del Cine boliviano.

El mecanismo de financiamiento creado por esta ley es un préstamo de fomento de montos de hasta 100.000 dólares para la realización de películas, a un 7% de interés anual y con solamente dos años de plazo para su pago. Este periodo, absurdamente corto en cualquier institución financiera, es especialmente inapropiado para el cine, puesto que en las condiciones artesanales en las que se trabaja en nuestro país hacer una película requiere un periodo mucho mayor para preproducirse, filmarse, editarse, promocionarse y exhibirse; sin siquiera hablar del tiempo que una película requiere para empezar a obtener una recuperación en taquilla local o en ventas internacionales.

Esta lógica con la que se ha “fomentado” el cine boliviano ha traído dos consecuencias nefastas. La primera es la propia destrucción del Fondo de Fomento, puesto que los cineastas que accedieron a ese fondo entre 1994 y 2004 se han visto obligados a reprogramar constantemente los plazos de sus pagos o a caer en mora, activando intereses corrientes e intereses penales que en muchos casos han triplicado y cuadruplicado el monto original adeudado. Esto ha mermado el fondo hasta el punto en que actualmente es inexistente (ya que la ley tampoco genera mecanismos para que se renueve). Así, cineastas de nuevas generaciones que quieren hoy acceder al fondo no pueden hacerlo, por lo que el cine boliviano pierde películas de directores potenciales.

La segunda consecuencia de la forma poco apropiada en que se ha regulado el fomento al cine boliviano es que cineastas que han accedido a este financiamiento quedan endeudados por varios años, en los que deben concentrarse en pagar sus deudas, y por tanto, no pueden generar nuevos proyectos cinematográficos. De esta otra forma el cine boliviano también pierde películas potenciales de directores establecidos.

Actualmente el Consejo Nacional del Cine está paralizado. Su dirección ejecutiva es interina hace varios años. Hay 14 cineastas perseguidos por el Estado por el crimen de haber hecho películas, y algunos de ellos han sufrido una especie de muerte civil en el camino. La unidad de los creadores audiovisuales también ha sufrido: los cineastas que nunca accedieron al fondo resienten tener que trabajar sin apoyo alguno, y culpan a los cineastas que sí accedieron y que hoy enfrentan juicios.

Contra esa escenografía de terror hay un nuevo protagonismo. De 2003 a 2013 se han estrenado 86 películas nacionales, el promedio ha subido a más de ocho estrenos por año. Más de la mitad de estos proyectos son de directores noveles y se han filmado fuera de La Paz, con Santa Cruz, Cochabamba, El Alto y Tarija descollando como centros donde ahora se produce a un ritmo intenso.

Algunas de estas producciones, muy pocas, se han visto en canales de televisión y en salas de cine el 21 de marzo, celebrando el Día del Cine Boliviano. Algunas de estas producciones, muy pocas, se han visibilizado a través del premio Eduardo Abaroa. Pero esas iniciativas aisladas no califican como política de cultura. Mientras no se apruebe una nueva ley de cine que corrija los serios problemas que dejó la anterior, el cine boliviano estará en coma. La nueva ley está escrita, socializada y consensuada desde hace por lo menos tres años, esperando a que el Estado boliviano entienda que el cine nacional es caro, pero más caro es no tenerlo.

Publicado en La Razón

Martín Boulocq reflexiona sobre la urgida Ley del Cine

El cineasta Martín Boulocq aseguró que es fundamental que exista una Ley del Cine, debido a que todos aquellos que se dedican a esa actividad necesitan que la norma los solvente, incentive, proteja y que les permita jugar en mejores condiciones dentro del territorio de los bolivianos.

“Es fundamental luchar por una Ley del Cine, sino contamos con eso, van a continuar los esfuerzos individuales. Es el momento de tener una Ley del Cine que fomente y permita crear a largo plazo una cinematografía más sólida a nivel nacional que sea visible en otras partes del mundo”, reflexionó.
Boulocq cree que se abren muchos caminos en el cine y hay gente nueva que arriesga y propone cosas interesantes. Irónicamente, piensa que esto sucede cuando menos apoyo hay. El cineasta aseguró que a pesar que no hay las políticas estatales que necesita el cine, es un buen momento en cuanto al impulso y el espíritu de la gente que hace producción audiovisual.

Boulocq se refirió a la gente que hace cine hace bastante tiempo y dijo que la misma necesita que exista una sostenibilidad a largo plazo, debido a que hacer una película es difícil. “Si uno no tiene el apoyo necesario es más difícil aún”, agregó.

Así mismo, dijo que el anteproyecto de Ley del Cine se lo trabaja hace años atrás y el problema es que falta voluntad política para que se concrete.  Aseveró que los cineastas bolivianos hicieron su parte y ahora falta que los gobernantes cumplan con la suya.

El cineasta
Martín Boulocq (Cochabamba, Bolivia, 1980) es un director de cine boliviano. Abandonó sus estudios de filosofía y comunicación social en la Universidad Católica Boliviana para escribir y dirigir su primer largometraje, Lo más bonito de mis mejores años (2005), premiado en los festivales de Guadalajara, La Habana y Valdivia.

Luego fundó la compañía CQ Films, con la que produjo su segunda película, Rojo, amarillo y verde (2009) con la codirección de Sergio Bastiani y Rodrigo Bellot. Su filme Los viejos (2011) fue premiado en el festival de Antofagasta.

Boulocq fue uno de los ganadores de los premios Eduardo Abaroa 2016, con el cortometraje Los Girasoles, que dura diez minutos. Contó que su cortometraje prácticamente fue un experimento que hizo en su casa, con un florero de girasoles y siguió el proceso de degradación de los mismos.

En su cortometraje no hay actores, los protagonistas son las flores y todo se hizo en un espacio de un metro cuadrado. El cineasta termina su tercer largometraje y espera que este año salga a la luz.
Dijo que su largometraje está demasiado fresco y no quiere revelar ningún otro dato, ni siquiera el nombre. Explicó que cuando le pone el punto final a su producción recién le pone el nombre a su película ya que no tiene un título definitivo.

Es un trabajo que lo realiza hace dos años, actualmente vive en la ciudad de Cochabamba y trabaja con su productora audiovisual “Mira”, que constantemente está produciendo mayormente publicidades y videos clips. “Gracias a Dios vivimos de lo que nos gusta hacer”, agregó.

Bouloncq dijo que es difícil para él hablar del cine en Tarija y que prefiere hablar de una percepción general del cine en Bolivia, debido a que en Tarija no ha visto mucha producción audiovisual y a partir de eso para el cineasta se le hace difícil juzgar y emitir un criterio.

Publicado en El País Online
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