El Pop Art venezolano y la crisis

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La crisis social del país se convirtió en discurso estético

Es un discurso subversivo. Es arte a partir de un gesto irónico. Es la conjunción de elementos aparentemente incompatibles para generar piezas en las que el ser humano se pueda reconocer. Es lo venezolano más popular.

La muestra Pop contemporáneo puede estar asociada a estas y otras tantas ideas. La propuesta da para mucho. Se trata de la reinterpretación de usos y costumbres de una sociedad en la que intervienen el video, la fotografía, la pintura, la escultura y la instalación, todas a partir de un concepto: acercar las artes al país. Por eso en las paredes de la galería hay sátira y figuración, pero sobre todo hay una reflexión casi poética de la crisis, el desabastecimiento, la inseguridad, la violencia, el terrible deterioro de una era.

La exhibición, curada por Nicomedes Febres, se presenta al espectador como algo más que una colectiva. Es una revisión de lo que ha sido el pop art venezolano desde finales de siglo XX hasta la actualidad. En ella conviven maestros y jóvenes creadores que trabajan diversas técnicas, soportes y estilos.
La inauguración será el domingo y estará abierta al público hasta finales de mayo. “Siento que la gente todavía no ha tomado conciencia de la importancia de este trabajo, que viene a representar todo el arte figurativo venezolano importante”, afirma el curador.

Febres hace énfasis en la necesidad de delimitar el pop art: “Se ha ido modificando con el tiempo, pasó de ser una expresión norteamericana vinculada al consumo de masas. En cada sociedad tiene sus maneras. El pop europeo no tiene nada que ver con el norteamericano ni el anglosajón. En el francés la obra está vinculada a la reinterpretación del arte clásico; en el italiano, el deterioro. En Venezuela actualmente se trabajan los problemas sociales. Es crítico, no panfletario”.

Los expositores. Carlos Zerpa es un artista que hace puente entre las épocas. De sus comienzos, con las instalaciones, en esta ocasión presenta dos pinturas, las que juntan elementos de la cultura china con los anglosajones como el Submarino Amarillo de los Beatles. Le siguen los años noventa, momento en el que la estética de la banalidad era tema de trabajo, con lenguaje ácido; allí se ubican obras de Rigoberto Astupuma, José Rivas, Enrique Enríquez, Marcos Temoche y Escuadrón Sucada.

Finalmente, se exhiben los creadores recientes y sus preocupaciones del siglo XXI. Entre estos están la ironía sobre la vigilancia de Efraín Ugueto, una parodia a la arquitectura de Luis Salazar, la reflexión sobre la telenovela como referencia cultural realizada por Conrado Pittari y la serie de bombas lacrimógenas o el desvanecimiento de los productos de la cesta básica en las fotografías de Juan Toro.

La obra urbana de Gabriel Pérez a partir del tallado de gomas de borrar adapta la iconografía de Roy Lichtenstein con las preocupaciones del venezolano: la exigencia del número de cédula para comprar comida o el “uno por persona”, por ejemplo. La fotografía de José Bonilla incluye a José Gregorio Hernández, el hotel Humboldt y la esfera de Jesús Soto en espera de un mejor tiempo. Y Meollo Criollo hace de la caricatura una propuesta expositiva.

Pop contemporáneo
Galería D’Museo, Centro de Arte Los Galpones, Los Chorros
Inauguración: domingo, 11:00 am
Entrada libre

Publicado en El Nacional
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