Uruguay: la fuga de los Tupamaros del penal de Punta Carretas contada en viñetas

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El título del libro lo dice sin ambages: Tupamaros: la fuga / 1971 narra justamente eso: la huida –cuasi mítica, 45 años después– de más de 100 presos políticos de la cárcel en la que estaban recluidos. Para 1971, en Uruguay todavía no gobernaba la dictadura local, pero no faltaba mucho. En medio de una crisis económica y social grave, emergió el Movimiento de Liberación Nacional – Tupamaros (también conocido como Tupamaros, a secas) que, como otras agrupaciones de la región, proponía la lucha armada como medio para los fines políticos que perseguía. Y como a otras organizaciones de la época, tampoco le fue muy bien en su lucha. Así, para 1971 el penal de Punta Carretas “alojaba” a más de 100 militantes del movimiento, entre ellos a uno que con el tiempo se haría conocido a escala mundial: un tal Pepe Mujica. Gran parte de estos prisioneros consiguieron escapar en lo que se conoció como “El Abuso”. Esa es la historia que narran el guionista uruguayo Roy Leguisamo y la dibujante (e investigadora académica) mendocina Lauri Fernández en este libro coeditado por la oriental DragonCómics Editora y la argentina LocoRabia, con el auxilio de los Fondos Concursables de Cultura del Ministerio de Educación y Cultura del país vecino.

Tupamaros: la fuga / 1971 tiene varios rasgos distintivos aún antes de entrar en los pormenores meramente historietísticos. Por ejemplo, es el primer relato de los hechos realizado por gente que no formó parte (tanto Leguisamo como Fernández rondan los treintaypocos, así que ni siquiera habían nacido para entonces), aunque está construido a partir del testimonio de varios de sus protagonistas. Es, por otro lado, una ficcionalización a partir de esos mismos hechos. No cambian lo esencial, sin embargo, y apenas meten un personaje inexistente para dar cohesión narrativa al relato. Y por otro lado, dentro del contexto de lo que se suele llamar “literatura tupamara”, ambientada en esos años, el Abuso es un episodio poco transitado.

En términos narrativos, El Abuso no supone una gran aventura épica: los reclusos cavan un túnel, no los descubren y se van. Hay algún peligro cuando calculan mal la elevación de un terreno, pero no está puesta ahí la tensión ni el atractivo de la historia. Lo seductor de la trama que monta Leguisamo está en cómo cuenta los pormenores de la organización: los contactos con el exterior, los cambios de planes cuando fracasa el primer operativo –pensado para liberarlos desde el exterior–, la relación de los tupamaros presos entre sí y con otros reclusos, con los guardiacárceles, y la participación de figuras que luego se ganaron relevancia en la política como Pepe Mujica, que era el encargado de ordenar a sus compañeros dentro del penal de Punta Carretas y comunicarles quién estaba incluido en los planes de fuga.

No se trata de la primera colaboración entre Leguisamo y Fernández (ya habían trabajado juntos en Vientre, donde también participaba la cordobesa Nacha Vollenweider). Aquí, en el dibujo de la mendocina se aprecia la marca indeleble de su especialización en grabado en la Universidad Nacional de Cuyo, pero también el comienzo de su experimentación fuerte con el color (que está rindiendo muy buenos frutos en su webcomic El pozo). Fernández construye una narrativa que balancea muy bien la necesidad de aportar información y contexto al lector con la claridad de lectura indispensable para que la historia avance. Para ello, también se despoja de artificios vistosos: dibuja para contar. Así también, guionista y dibujante escapan del peligro que entrañan los relatos basados en hechos reales y pueden, con la Historia, contar una buena historia.

Publicado en Página 12
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