Guillermo Wiedemann, el gran pintor moderno de Colombia

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Por Sergio Rodríguez

Guillermo Wiedemann nació en Munich (Alemania) a principios del siglo XX. A finales de los treinta llegó a Colombia escapando del gobierno de Hitler, que consideraba su pintura, como al arte moderno en general, degenerada. Desembarcó en Buenaventura y llegó a Bogotá. En 1946 se nacionalizó colombiano. Sus obras, de gran fuerza cromática, plasmaron escenas de la vida de los pobladores del Pacífico, que recorrió incontables veces, además de paisajes de tierra caliente, cabañas, caminos, ríos, mujeres lavanderas, fiestas de pueblo y peleas de gallos.

Desde hace 15 años, el banco Davivienda ha publicado anualmente un libro como homenaje a un gran artista colombiano como David Manzur, Enrique Grau, Fernando Botero, Ana Mercedes Hoyos, Luis Caballero, Hugo Zapata, Eduardo Ramírez Villamizar, Gregorio Cuartas y Débora Arango. En esta oportunidad es Wiedemann. Carolina Zuluaga, quien coordinó el proceso editorial, cuenta que «vimos que Wiedemann faltaba y que era muy importante para la colección. Fue un libro que nos costó bastante trabajo, más de lo usual, hace casi cinco años, comenzamos con la idea de hacerlo y fue un poco dispendioso, ya que no tenía familia ni herederos, encontrar la forma de acceder a la información, las obras, localizarlas en colecciones, las personas que lo conocieron… armar todo ese rompecabezas».


Portada con ‘Retrato fondo rojo‘ (1958), Guillermo Wiedemann.

El libro se lanzó en el Museo de Arte del Banco de la República el primero de diciembre en la sala dedicada a Wiedemann. Ahí se pueden ver, además de reproducciones de las obras del artista, el recorrido que el artista inició a partir de 1959 hacia los terrenos del arte abstracto, dejando atrás el expresionismo figurativo.

Cuenta con cinco grandes capítulos. El primero se sustenta en un texto de la historiadora de arte María Elvira Iriarte, quien hace un recuento de su vida y trayectoria, un mapa que evidencia cómo la obra de Wiedemann se transformó al pasar por distintos medios: el mismo artista explica el uso de la acuerala, el monotipo, el collage o el óleo: «…mientras la acuarela ofrece contornos borrosos y suaves, propios e la naturaleza de esa técnica, el collage principios muy diferentes…», «…mi retorno a la técnica del óleo, significa una nueva etapa de mi trabajo. Las experiencias adquiridas con los ensamblajes me dieron nuevos y decisivos impulsos que son claramente perceptibles en estas pinturas…».

Ana María Franco, profesora de historia de arte de la Universidad de los Andes, escribe en el segundo capítulo del libro sobre el periodo abstracto de Wiedemann, que «no ha sido suficientemente estudiado, es de primera importancia para comprender el surgimiento de la abstracción en la consolidación del modernismo artístico en Colombia». En este se dan cuenta de los últimos años de carrera del colombo-alemán entre 1959 y 1965, cuando dejó de pintar.


‘Composición abstracta‘ (1963) y ‘Sin título‘ (1963), Guillermo Wiedemann. 

En 180 páginas se encuentran las reproducciones de las obras de Wiedemann, la primera es de 1937 y la última, de 1965. A estas páginas las suceden otras 32 que reúnen varios bocetos y estudios realizados por el artista y que su viuda, Christina Szalay, donó a la Universidad de los Andes, entre los que se encuentran libretas de apuntes, croquis, fotos y cartas que reflejan las impresiones de sus peregrinaciones de semanas y meses por estas tierras desconocidas, primitivas, salvajes y sencillas que lo cautivaron.

Para cerrar el libro, una cronología de la vida del pintor acompañada de fotos y algunos apartados de téxtos críticos que se hicieron en las muchas exposicones individuales y colectivas con las que Wiedemann se abrió un lugar en la historia de la plástica colombiana.


‘Sin título‘ (1964) y boceto, Guillermo Wiedemann.

Publicado por Revista Arcadia
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