‘Distopías’: los retos de la migración desde el México prehispánico

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Utilizar el formato del códice prehispánico para relatar problemáticas del México actual que giran en torno a la “migración” como el tráfico de drogas, personas y armas. Eso es lo que ha hecho el artista visual Gabriel Garcilazo (Cuernavaca, 1980) para Distopías, exposición que será inaugurada el 11 de febrero en el Museo Universitario del Chopo.

El proyecto parte del Códice Boturini que narra el trayecto de los aztecas en busca de la tierra prometida, que ya en la Colonia fue retomado como el Códice Azcatitlán “con una versión actualizada de los eventos ya con la llegada de los españoles”. Garcilazo emplea la información de ambos códices para hacer una versión contemporánea muy suya.

Para el artista utilizar los elementos del pasado con historias de la actualidad “crea un lugar que no es ni el presente ni el pasado, sino un espacio diferente que se presta más a un análisis como la que vemos en la cotidianidad con su consabida violencia”.

La pieza central de Distopías es dicho códice, consistente en 35 tintas sobre papel y carbón. También incluye una instalación basada en el mapa de Tenochtitlán, sobre todo lo que es el Templo Mayor, dos teocalis a su lado y el observatorio que estaba en frente. Para su realización Garcilazo usará “las mismas herramientas de la construcción informal de los cinturones de miseria que hay en casi todas las ciudades de América Latina”.

El entrevistado alude a la manera actual de construir de los herederos de la tradición que viene de los indígenas que habitaban el lugar anteriormente. “Mi obra -dice- es una contraposición de la parte gloriosa y heroica que tiene esta arquitectura prehispánica y como actualmente los herederos de esa cultura viven en esos cinturones de miseria. También me interesa la pérdida de la memoria histórica de los mexicanos, aunque creo que es un fenómeno global”.

Otra de las piezas retoma el primer mapa que se hizo de América, bastante distorsionada a como la conocemos hoy. Sobre este mural el artista ha puesto dibujos que hablan de nuevo de los temas de la migración, las armas, la construcción informal y “un poco de las desapariciones forzadas”. La última obra consta de 43 piedras de río “pintadas como si fueran cabezas degolladas, pero con imágenes prehispánicas”.

El Museo Universitario del Chopo se ubica en Dr. Enrique González Martínez 10, colonia Santa María la Ribera.

Publicado en La Jornada
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