Los medios latinoamericanos elogian «Random», el nuevo disco de Charly García

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Por Jessica Rojas Ch.

Muy esperado por sus fanáticos y por la crítica especializada, Charly García volvió al estudio de grabación y el viernes pasado estrenó el álbum Random , un disco cargado con diez temas inéditos.

Con su característica fisga y buen humor, la nueva música que hizo el argentino llega en un buen momento para él.

“Para el artista, de 65 años, que transita una larga rehabilitación, la aparición de este disco podría calificarse de milagrosa. Random no se parece a ninguno de sus discos anteriores, pero sí linkea hacia distintos momentos de su carrera”, reseñó el diario El Clarín después de participar en una escucha exclusiva del disco.

La producción es un recorrido por las diferentes etapas de la trayectoria del músico y compositor. Random presenta destellos de folk , pop y rock británico de los 60. En la lírica, Charly mantiene el ritmo de la críticas y del romance: habla del amor, de sus experiencias pasadas, se burla de la tecnología y hace referencias exquisitas al cine y a la televisión.

De acuerdo con información de la disquera Sony, el álbum fue compuesto íntegramente por García.

La mayoría de los instrumentos son ejecutados por él (Charly metió mano en pianos, teclados, guitarras eléctricas, guitarras acústicas, bajos, iPads, batería electrónica, y samplers), esto demuestra que, a pesar de todo, García sigue imparable con su talento. Incluso, el arte y los dibujos que acompañan al disco, los hizo él.

Empero, también se hizo acompañar por otros artistas para darle mayor variedad al material. Rosario Ortega (voces), Fernando Samalea (batería y percusión), Kiuge Hayashida Soiza (guitarra eléctrica) y Antonio Silva (batería), fueron los elegidos.

Recuperación. La salud del roquero parece que ha mejorado mucho durante los últimos meses y gracias a ello es que pudo volver a grabar.

En diciembre del año pasado, Charly fue ingresado a un centro hospitalario en Buenos Aires, Argentina. En esa ocasión fue internado con un grave cuadro de deshidratación y fiebre muy alta; sin embargo, salió sin problemas del centro médico a los pocos días.

Tras dicho ingreso, Charly regresó al hospital para realizarse varios chequeos médicos de rutina.

Precisamente, sobre estos episodios – ¿y por qué no?– sobre su vida de excesos habla Charly con ironía en uno de sus nuevas temas. “Ahora que estoy rehabilitado saldré de gira y otra vez me encerrarán cuando se acabe y roben lo que yo gané”, dice en Primavera .

Publicado por La Nación (Costa Rica)


 

Charly García musicalmente está sano y salvo

Por Fernán Cisnero

Uno podía esperar lo peor. Era el primer disco de Charly García después que implosionó su etapa Say No More y desde que entró en rehabilitación. Su anterior disco, Kill Bill, aunque publicado en 2010 había sido grabado en 2007, poco antes de que Palito Ortega se cruzara en su vida. Y era el primer disco desde Say No More que incluye exclusivamente canciones propias e inéditas.

Finalmente, el viernes se editó Random y las suspicacias dejaron lugar a una certeza: sin ser el mismo, García sigue siendo el mismo. El disco es una recopilación de las inquietudes creativas de toda la carrera solista del argentino con sus delirios más recientes, certezas pop que parecen sacadas de los 80, arreglos sólidos y letras autoreferenciales. Como David Bowie en sus últimos discos, García recurre a su propia obra como referencia principal.

Eso no evita que haya citas ajenas pero son las que, de alguna manera, se han cristalizado en la música de este argentino que ya tiene 65 años. Es así que el disco se abre con un «Nocturno» de Chopin, se cierra con el «Dhe loves you» de los Beatles y en el medio hay una canción que, en una obviedad, se llama «Spector» y es un homenaje al productor de la década de 1960 y su legendario «muro de sonido», al que la canción replica.

El disco —que García grabó casi enteramente con una pequeña ayuda de sus amigos Rosario Ortega en voces, Fernando Samalea en batería y el chileno Kiuge Hayashida Soiza en guitarras en un par de temas— se abre con «La máquina de ser feliz», típica canción Charly. Es un alivio que García, quien ha vivido aislado, aún tiene la capacidad de resumir su momento con frases como «hay tanta gente sola, hoy tanta gente llora». Un detalle urbano impecable.

«Ella es tan Kubrick» está repleta de citas al director de cine a partir de una muchacha que le recuerda a Fabiana Cantilo en un rockito agradable y con mucho groove. El tono principal de Random es el del rock y está en «Primavera» (donde dice «ahora que estoy rehabilitado, saldré de gira y otra vez, me encerrarán cuando se acabe y roben lo que yo gané», tremendo anuncio), «Otro» y «Amigos de Dios», una diatriba contra los predicadores de televisión, una corriente que surgió, dice, «el día en que Tinelli nació». Las más tranquilas «Lluvia» y «Spector» son otra vez puro Charly.

Lo más llamativo del disco es, seguramente, la voz de García que parece resumir parte del deterioro físico que siguió a su rehabilitación de los excesos. Pero el espíritu sigue siendo libre y juguetón y eso convierte a Random es un buen regreso a casa de alguien al que siempre estuvimos esperando con amor y con optimismo. Aunque haya hecho todo para esperar lo peor.

Publicado por El País (Uruguay)


 

Charly Kubrick: la influencia del cineasta en el rockero trasandino

Ni los más grandes artistas nacen como tales, y como todo genio musical, Charly García tuvo sus referentes en la música y el cine. Los Beatles eran su religión, como él mismo declaró en más de una oportunidad, y sacó a relucir su megalomanía en varias canciones. Pero hubo un director que marcó especialmente al rockstar, de tal forma que la música fue su tributo al cineasta.

Stanley Kubrick, reconocido director de cine por películas como La Naranja Mecánica, El Resplandor, Full Metal Jacket y Lolita, entre otras; está presente en más de una canción de García, siendo una de ellas, el segundo tema de su nuevo álbum Random llamado “Ella es tan Kubrick”.

Quien fuera miembro de Sui Generis y Serú Girán, ha dado variadas muestras de su fanatismo por Kubrick. La más evidente fue en entrevista con la revista Rolling Stone Argentina donde dijo tal cual: “Para mí, el más grande de todos es Stanley Kubrick”. Con su canción “Ella es tan Kubrick”, ya con el título hace un pequeño altar al artista cinematográfico, y al finalizar la grabación del disco dejó un video con saludos donde pregunta “¿Conocen a Kubrick?”, para luego responder él mismo: “Deberían conocerlo”.

Estos no son los únicos tributos que García ha hecho para idolatrar al cineasta. El álbum La Hija de la Lágrima (1994) fue inspirado en la película Los sueños de Kurasawa y 2001: Odisea en el Espacio de Kubrick. Esa misma película, fue solicitada especialmente por Charly para ser proyectada después de su show en el Cosquín Rock el año 2005. Algo tiene la experiencia de los astronautas flotando por la falta de gravedad, que encanta a García.

Su undécimo álbum, Rock and Roll Yo (2003) hace alusión indirecta a su ídolo del cine, la cual es notada por quienes vieron Lolita, y pasa totalmente desapercibida por el resto. En este disco, compuesto por 11 canciones Charly mezcla su ingenio compositor con las voces sampleadas de la famosa película de Kubrick del año 1962, Lolita, basada en la novela homónima de Nabokov:

Con 65 años, el cantautor argentino continúa su estilo rockero, desordenado, que dista no mucho de sus éxitos anteriores. No busca sorprender, no le interesa ni lo necesita. Charly García siempre será ícono del rock latino, no requiere la ayuda de referencias populares para difundir sus canciones, pero si quiere, lo va hacer.

Publicado por La Tercera (Chile)


 

La memoria ‘random’ de Charly García

Después de lanzar el discreto y poco difundido Kill Gil en el 2010 y de repasar su carrera en ese tríptico orquestal, 60 x 60 (“La vanguardia es así”, “Detrás de las paredes” y “El ángel vigía”), en el 2012; Charly García está de vuelta renovando su repertorio con un disco sólido y redondo de 10 canciones: Random, una memoria aleatoria activada desde las profundidades de su universo musical.

Lejos de estar en un receso creativo en estos últimos años, el músico argentino se ha tomado el tiempo para crear un concepto, que además de abarcar sus periódicos estéticos anteriores como el de La hija de La Lágrima, Say No More, El Aguante, Rock And Roll Yo o Sinfonías para Adolescentes, ahonda en nuevas formas expresivas a partir de la tensión entre lo digital y lo análogo. De allí se desprende lo más concreto de su estilo para integrarse en su lado más vanguardista, como sucede en “La Máquina de Ser Feliz”, la canción que abre el disco con voces y sonidos incidentales, donde se adivina a Chopin  dando paso a una base rítmica que sostiene texturas de teclados y guitarras eléctricas junto a una voz de canción de cuna primigenia y alegórica que flota con forma de pez, nadando en mares de babel…

El primer corte sirvió como single de lanzamiento del disco, aunque cualquiera de los nueve restantes hubiera resultado efectivo, pues cada canción es tratada de manera diferente a pesar de compartir texturas similares: capas de teclados y patrones rítmicos que integran las variaciones musicales con temas recurrentes. “Ella es tan Kubrick” trae a cuento la crudeza y los motivos melódicos de canciones como “Correte Beethoven” o “I´m not in love” de los discos El Aguante e Influencia respectivamente. Sin embargo, aquí la letra construye con referencias cinematográficas, la imagen de una Lolita- Nicole Kidman-Full Metal Jacket, decadente y brillante como Fabi Cantilo (la corista que lo acompañó en la banda de los Enfermeros a finales de los años ochenta).

El concepto del disco, las superficies sonoras concebidas en iPads, son reinterpretadas con instrumentos por el propio García y se yuxtaponen en capas sonoras acompañadas por las voces de Rosario Ortega, la guitarra de Kiuje Hayashida, la percusión acústica de Fernando Samalea y la batería de Toño Silva. En “Primavera”, un banjo que oscila entre lo andino y lo country sostiene el groove del bajo y la percusión de batalla, por entre las paredes levantadas con los teclados. No hay duda que es uno de los temas más innovadores musicalmente hablando. La letra es una cínica declaración de principios contra los estándares de vida contemporáneos: Ahora que estoy rehabilitado / Saldré de gira y otra vez / Me encerrarán cuando se acabe /Y roben lo que yo gané…/ Porque pronto dejaras de funcionar / Y estarás en este mundo digital…

En el contrapunto de la guitarra y el beat de batería, al principio de “Rivalidad”, parece adivinarse el inicio de “Buscando un símbolo de paz”, aunque luego los teclados envuelven ese motivo en una melodía alegre y líricas laxas, donde Charly parece hablar de un encierro similar al que vivía cuando escribió “Yendo de la cama al living”. Sin embargo, aquí la situación se resuelve en una actitud humorística de autoafirmación, acentuada en el modo como los teclados sostienen la voz en el coro: …nunca van a conseguir, cambiarme, baby. Viva la rivalidad. Al final hay una alusión a la cruz del sur de “No voy en tren”: Yo sé qué se imaginan cuando hablo / De la cruz del sur / No es un lugar del cielo… La canción se sella en la ilusión de un fade out de teclados.

La quinta canción, “Otro”, viene enmarcada en una base rítmica definida por el bajo y la batería electrónica, al estilo de las mejores canciones de Clics Modernos y Piano Bar, periodo que marcó un antes y un después en la carrera del músico junto al productor Joe Blaney, que no en vano se encarga de las mezclas en este nuevo trabajo, subrayando la sucesión del ritmo de las máquinas frente los motivos del piano y los teclados, dando cromatismo a la canción. La letra es directa y autorreferencial, aludiendo cualquier tipo de alegoría: Yo quería ser fascista / Pero no me fue bien / Después psicoanalista / Pero ahí me asusté… /…Querían a otro en mi lugar… El cierre se da en la atmósfera de caos controlado característico del disco Say no more.

En “Lluvia”, Charly le da la vuelta al disco, sumergiéndose en un ritmo lento con delicados cambios armónicos y voces reverberadas que cambian el tono en un coro que se convierte en lamento y se extiende hasta una coda dramática. Una pieza digna del creador de La Hija de La Lágrima que reivindica el cine como refugio de las reincidencias amorosas. “Believe”, por su parte, parece una canción escrita de manera automática, bajo el influjo de Los Rolling Stones, Los Beatles y The Who. La letra repite como un mantra: When I need somebody to love / Someone I can believe… El sintetizador pone la canción en una dimensión ambigua entre lo actual y lo atemporal.

Las alusiones cristianas de la alegórica máquina de ser feliz se delatan en “Los Amigos de Dios”, un tema donde letra y música confabulan contra los religiosos que montan su tinglado en los canales de televisión, para vender como una droga la fe religiosa: …Esto con Hitler ya pasó /El milagro de una mala actuación / Y la historia de Jesús / Que se atragantó la cruz / Eligiendo a una puta sin dientes. La batería rodeada de sintetizadores golpea con fuerza, evocando momentos de su disco Influencia.

“Spector” es una versión libre de la canción “Be My Baby” del grupo norteamericano The Ronettes, en la que el productor Phil Spector incorporó su Wall of Sound. Recurso que consiste en crear capas de sonido densas y reverberadas, similares a las que ha utilizado Charly en trabajos como Sinfonías para Adolescentes y Rock and Roll Yo. En este último llamó al artilugio, Estéreo Maravillizado. Aquí, en Random, la base rítmica del tema es fiel al original de 1964 y la letra cargada de nostalgia: Yo te conté dónde había actuado / El escenario era un bajón / Entonces ella y sus pecados /Volvieron con esta canción.

La última de las 10 canciones “Mundo B” se divide en dos momentos. En principio desprende de una atmósfera de teclados oscuros, una evocación en piano del riff de Jumpin’ Jack Flash de los Rolling Stones, que va creciendo de manera orquestal con arreglos de cuerdas. Luego el motivo decrece al adentrarse en la melodía del tema de Kill Gil, “Transformación”, donde evoca a los Beatles cantando: I wanna hold your hand / She loves you yeah yeah yeah…, regresando donde comenzó todo.

Los 35 minutos que dura Random, son más de lo que parecen. Cada canción es un satélite girando alrededor de la memoria musical de Charly García y se escribe sobre otras que ya fueron escritas. Cada canción aparece traduciendo influencias en destellos propios. Rodrigo Fresán dijo alguna vez que en la voz de un curioso personaje llamado Forma que: “La canción supera a la burda excusa que le dio origen y se convierte en otra cosa…las mejores canciones son aquellas que desprendiéndose de la privado crecen sin esfuerzo a historia universal”. Vale también para las 10 mencionadas aquí, pues prometen convertirse en la banda sonora de una época donde la música parece no tener memoria.

Publicado por El Espectador (Colombia)


 

Charly García regresa con disco en modo ‘Random’

En días pasados, el único adelanto del disco fue ‘La máquina de ser feliz’, y ahí ya se percibía que la esencia misma de la obra de Charly García, emocional y visceral, estaba presente. Eso no hace más que ampliarse en ‘Random’, este primer disco de estudio que edita en siete años y que salió a la venta ayer.

‘Random’ incluye 10 canciones de nombres concretos, en las que hay elementos de distintas facetas musicales de Charly, una especie de recorrido vital por sus distintas influencias e inspiraciones. En las letras se refleja lo mismo, un vaivén entre la crítica más irónica y la reflexión profunda sobre el romance y lo abstracto.

Fue compuesto íntegramente por Charly y grabado en gran parte por él, aunque tuvo las colaboraciones de Rosario Ortega en voces, Fernando Samalea en batería y Kiuge Hayashida Soiza en la guitarra en apenas tres temas. Lo volvió a acompañar el productor Joe Blaney.

El llamativo arte de tapa del disco, que también tendrá edición en vinilo, es una composición del propio García en la que se ve a una figura femenina en una cocina, mezcla de collage y de pintura.
Contenido

‘Random’ comienza con una cita a Chopin y cierra con otra a The Beatles. Influencia y transformación. Entre los primeros acordes de piano de ‘La máquina de ser feliz’ que remiten al ‘Nocturno Op 9 N°2’ del compositor polaco hasta el cierre con ‘Mundo B’, en el que como un mantra García repite eso de ‘she loves you, yeah, yeah, yeah’.

Las 10 canciones del álbum cubren ese periodo que va desde su etapa de niño prodigio de conservatorio a la adolescencia y el descubrimiento de la vida en technicolor («antes de The Beatles veía la vida en blanco y negro, después comencé a verla en colores», dijo alguna vez).

Porque Charly lo confesó una y mil veces: “todas las canciones se componen cuando uno es niño, después uno solo recuerda”.

Y justamente allí parece estar la clave de su nuevo álbum, el primero en siete años, el primero escrito y compuesto tras la internación de 2008 (‘Kill Gil’ se editó en 2010, pero estaba terminado desde hacía tres años) y el primero también en incluir exclusivamente temas propios e inéditos desde ‘Say No More’ (1996).

Con 10 canciones nuevas, escritas e incluso grabadas casi exclusivamente por el mismísimo García (contó apenas con Rosario Ortega en voces, Fernando Samalea en batería y la guitarra de Kiuge Hayashida Soiza en tres temas), pero que se refugian en el sonido del pasado y en las obsesiones de siempre (el amor, el cine, los aliados y los enemigos).

«Porque siempre estaré pronto a renacer, porque hoy ya estoy más joven que ayer», canta en uno de los temas, siempre autorreferencial, orgulloso de haber visto su muerte por TV y seguir aquí. Una vez más, entonces, habrá que decir que García está de vuelta.

Si en lo musical el álbum resulta un random de los distintos García que uno conoce (el pop, el folk, el funky, el fan de The Beatles, el músico clásico, el del ritmo ‘ochentero’ y la base machacante, el climático y conceptual de la época de ‘La hija de la lágrima’), las letras se anclan en el presente de este artista que vivió la última década entre rehabilitaciones, internaciones y encierros, sin más armas en la mano que un iPad para componer y una antena siempre alerta.

Publicado por La Hora (Ecuador)

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