Teatro en Chile: Clausurado por ausencia

Santiago, 10 03 17 Pasada de prensa de la obra de teatro Clausurado por ausencia, para la seccion de cultura del diario la tercera. FOTO: JOSE LUIS MUÑOZ / LA TERCERA
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A cinco meses de la muerte del dramaturgo, se estrena la obra inédita sobre un memorial para detenidos desaparecidos que nunca llega a inaugurarse. El montaje se presenta en el GAM, dirigido por Francisco Krebs.

 

A cinco meses de la muerte del dramaturgo, se estrena la obra inédita sobre un memorial para detenidos desaparecidos que nunca llega a inaugurarse. El montaje se presenta en el GAM, dirigido por Francisco Krebs.

El texto llevaba guardado más de seis años. Juan Radrigán le hizo las últimas correcciones alrededor de 2009. Solo pocas personas lo conocían y una de ellas era su hijastro y productor, Rienzi Laurie (33), quien a principios de 2015 propuso a Francisco Krebs (38) como director. El dramaturgo aceptó de inmediato: él y Krebs se conocían desde hacía casi diez años y compartían al menos dos veces por semana en la Universidad Arcis, donde ambos hacían clases.

Krebs no lo pensó dos veces. Cinco años atrás estuvo en conversaciones para dirigir Bailando para ojos muertos, obra de Radrigán que finalmente quedó en manos de Víctor Carrasco. Ahora se concretaba la posibilidad y el honor de dirigir un texto de quien considera el mejor dramaturgo chileno.

El texto de Clausurado por Ausencia nació en 2007. Después de una larga investigación y de haber visitado varias veces el patio 29 del Cementerio General, Juan Radrigán (1937-2016) escribió el texto sobre la construcción de un memorial para detenidos desaparecidos que nunca se concreta. Con esta historia apuntaba a las “heridas incurables de nuestro país”, como él las llamaba. Inédita hasta hoy, la obra se estrena hoy en el GAM como un homenaje póstumo al autor.

Montar el texto no fue fácil, dicen sus realizadores. Postularon el proyecto a un Fondart a principios de 2015. Quedó en lista de espera. Volvieron a concursar en 2016, y ocurrió lo mismo. Para no postergar más el montaje, decidieron partir sin recursos. “Aun siendo Juan Radrigán, siempre le costó conseguir financiamiento y detestaba la tómbola de los fondos concursables. Por eso lo  llenó de alegría saber que Pancho estaba dispuesto a hacerlo sin plata. Ese detalle artístico fue fundamental. El estaba muy contento y estábamos planeando eso, cuando de repente apareció que había corrido la lista de espera”, dice Rienzi Laurie.

Eran 17 millones de pesos y el GAM estaba interesado en montar la obra para marzo de 2017, por lo que echaron a andar el proyecto de inmediato. Desde que comenzaron a trabajar hasta que Radrigán recibió el diagnóstico terminal de cáncer, pasaron dos meses. “El tenía alguna ideas de meterle más mano en el proceso, pero obviamente no se pudo. Alcanzó a participar en la génesis del proyecto y luego ya fueron más que nada conversaciones acerca de la obra, cuál iba a ser mi idea desde la dirección, ese tipo de conversaciones”, cuenta Krebs.

Tres personajes en escena (Miguel Angel Acevedo, Paula Bravo y Carla Casali) ensayan la inauguración del memorial del patio 29 en el Cementerio General. “¡Ya hemos pasado por seis administraciones, hasta cuándo!”, dicen refiriéndose a los seis gobiernos post dictadura que han estado en el poder hasta hoy. Cuando el Premio Nacional de Artes de la Representación escribió la obra, solo llevaban cuatro. Precisiones y coincidencias como esta son las únicas modificaciones que el director le hizo al guión de Clausurado por Ausencia.

“La manera en la que Juan aborda este texto y las temáticas del patio 29, los detenidos desaparecidos y nuestra memoria histórica, es muy fresca. Es una crítica muy contemporánea, una visión que sorprende de él, quizás porque uno lo asocia a un tipo de dramaturgia diferente, más de sus primeras obras como Las brutas, Hechos consumados o Amores de cantina”, dice Krebs.

Otro motivo para mantener el guión como estaba fue la importancia que tenía para el mismo dramaturgo resaltar el humor que caracteriza a la pieza. “Hay algo que Juan siempre comentaba sobre la obra y es el espíritu más ácido y sarcástico de un humor muy cruel que tiene y que él quería potenciar más, quizás con la aparición de otro personaje, pero nos dimos cuenta de que la obra ya tenía ese espíritu en sí, entonces no fue necesario y simplemente tuvimos que potenciar algo que ya estaba”, finaliza el director.

Publicado en La Tercera
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